La «carnavalización» en Juan de los muertos
1 abril, 2012
Miles de cadáveres se han tomado La Habana, una ciudad cubana en cuyos escombros pasean sedientos de carne humana sus nuevos habitantes. Ya no hay nada que hacer, la milicia de esta isla ha sido vencida en una guerra en contra de alguien o algo que no tiene vida: zombis.
Juan, un habanero desempleado, decide luchar contra estas criaturas para recuperar el amor y confianza de su hija Camila. Y así, un equipo de héroes y valientes deciden combatir en contra de esta plaga que está consumiendo su país.
Esta comedia está ambientada en La Habana, ciudad capital de Cuba. A través de planos abiertos, planos generales y vistas panorámicas vemos cómo la ciudad gradualmente se va transformando de un lugar hermoso, alegre, a un espacio de destrucción y desconsuelo. En este sentido se puede afirmar que la gente y la ciudad misma sufren de una metamorfosis.
Esta metamorfosis a la que me refiero genera en el espectador una visión grotesca y deformada de la realidad cubana. Los zombis, que antes eran humanos y ciudadanos cubanos, se transforman en personajes totalmente esperpénticos y absurdos, que se alimentan de carne humana para poder “vivir”.
Situaciones y personas absurdas aparecen en el filme repetidamente. No se explica en ésta historia cómo aparecieron estos muertos vivientes, cómo es que los habitantes de la isla confunden a estos monstros con extranjeros y cómo es que los zombis pueden morir.
Y es que dentro de la historia principal, que es la invasión zombi en Cuba, subyace una fuerte crítica no sólo al establishment norteamericano, sino también al gobierno cubano que, desde el punto de vista del narrador ha alienado a su gente hasta llegar a convertirlos en seres casi muertos y privados de libertad, en zombis. Un claro ejemplo es la explicación que el estado da a la invasión de los muertos vivientes: en un canal de televisión se le dice a la población que son los norteamericanos quienes están atacando el país.
El filme apunta a carnavalizar a los mismos personajes y estereotipos, a los valores morales, a los sentimientos y a los sistemas: socialismo y capitalismo se ridiculizan, se ironizan por igual.
Esta ridiculización de todo cuanto se menciona en el filme tiene el objetivo de burlarse de la situación cubana, de criticar la sociedad y la cultura, y principalmente tiene una función catárquica de expresar las inconformidades y las injusticias que, según la película, viven los cubamos.
Juan, nuestro protagonista, se desdobla en dos funciones antitéticas: la de héroe y la del sobreviviente. De ahí que su actitud ante el mundo sea moralmente ambigua: él mata a los zombis por dinero, mientras su hija piensa que lo hace por convicción. Su propio aspecto apunta a la ridiculización del héroe cinematográfico tradicional y en muchos momentos se le hace ver como un cobarde.
Los personajes secundarios obedecen a estereotipos burlescos: Camila, es la típica hija de la cual su padre no se ha hecho cargo y quien ve en la migración una oportunidad de vivir mejor; Lázaro, mejor amigo de Juan, sedentario, pasivo y sin proyecciones de vida; y Vladi California, hijo de Lázaro, el don juan latinoamericano que comparte con su padre su visión del mundo.
El personaje que aparece como un símbolo del gobierno estadounidense es el “gringo”, que se auto-presenta de forma ridícula como un salvador, como un mesías de los cubanos que están siendo oprimidos. Es el único personaje que, al parecer, tiene la solución del apocalipsis que está viviendo La Habana, y es una oportunidad que los mismos héroes asesinan.
Por otro lado, la crítica al gobierno cubano se nos muestra en forma de alegoría: me atrevería a decir que los zombis son los mismos habaneros alienados que sobreviven entre los escombros de algo que fue, que Camila, Lázaro y Vladi California representan a la gente que se va de la isla en busca de la añorada libertad y que Juan, nuestro héroe, es el cubano o cubanos que deciden seguir en la isla.
“Juan de los muertos” es una película que, a través de situaciones ridículas, de diálogos burlescos y de frases irónicas, carnavaliza a las películas de zombis, una crítica formal a la situación socio-política de La Habana y Cuba, es una alegoría de Cuba y una crítica formal al sistema.
Managua, Nicaragua, 1986.
Estudia V año de Filología y Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua).
Debido a su interés en el arte y la cultura, en el 2010 participó
Voluntariamente en el equipo de apoyo del Festival Ícaro 2010. Después de esta experiencia empezó a escribir comentarios de cine, utilizando en sus escritos, herramientas como semiótica, crítica literaria y de comunicación.
Ha publicado artículos en La Prensa Literaria y La Brujula.