La imagen legible

1 junio, 2014

«El trabajo diario que hacemos es acumular experiencias para ponerlas en práctica hoy y el trabajo de mañana será también uno mismo, acumular la experiencia y ponerla en práctica el día en que estás viviendo, esa es la vida del pintor, la vida de cualquier profesionista. La diferencia es que nosotros no tenemos jubilación, vacaciones ni fines de semana, nos dedicamos totalmente al trabajo, no tenemos mayor compromiso más que con uno mismo y eso nos vuelve más conscientes del trabajo, si no tienes a quien mostrárselo para que te diga si está bien o no, tú eres tu propio juez, fuera de los críticos de arte que pueden dejar de existir, porque ellos en este momento igual que los curadores de arte, obedecen a la oferta y la demanda del mercado del arte.» Con estas palabras de la artista plástica mexicana Esther González, compartimos un poema de su autoría.


I

El amor reclama palabras
porque sabe el cuerpo no habla solo.

Nélida Piñón

El espacio necesita testigos,
muestra el trazo inmerso de las tempestades.
Durero separa el texto de su obra,
posesionándose de la tierra -antiguo lecho-
incide contra el reino de las letras.
Busca piso de nogal, manzano o álamo
para sembrar la tradición.
Svabinsky raspa su nombre con cuchillo
como si fuese tatuaje sobre la carne de San Juan.
Observa al Bautista para que puedas
tranquilizar tu nombre.
(A mi edad no comprendo lo que es mío en el cielo).
Busco papeles en la hoguera
donde hartó insolencia y miedo el inquisidor.
Cenizas al desamparo forman nuestros huesos,
estructuran la orfandad que huye.
La tinta circunscribe conversaciones,
esparcen la ronda temerosa.
Edad de sueños moribundos.

Cranach el Viejo secuestra a San Antonio
y Jegher corona a la virgen sin reparos.
(Adormecidos momentos me vuelven a vivir).
Doré baja y sube de los infiernos
de la mano oficiosa de Dante.
El tiempo despertado silencia mi mirada.
Los cristianos saquean el pasado
– alzados en bodegas del faraón –
cual si fuesen cuidadores de templos griegos.
(Siempre creí que el domo era mío).
Las estatuas mueren en la soledad?
¿Se ablanda el mármol en los jardines?
¿Lenguas de piedra hablan lo mismo?

ll

No fue por ignorancia
que teñí el cielo de oro.

Odiseas Elytis

Esther tiene encargos para crear obedeciendo
el recato del placer desbordado.
Desespera el aroma del modelo ofrecido,
ilustra el perfume enyugado a la viudez del tiempo.
¿El intento del relieve lo alcanza la estatua?
Busco refugio en aquellos instantes
que me dejan morir.

lll

Las cosas persisten
bajo la humillación de la luz.

Octavio Paz

El sol desgaja los vitrales,
chorro domesticado, crea un orden,
inunda el cielo en que naufraga.
La luz absorbe la aventura desplazándose,
sin apagar la lumbre atraviesa el cuerpo deseado.
Colabora, reconoce la armonía del cielo
y nutre la juventud del lecho.

(Un buen artesano mantiene distancia con el sol).
Velázquez lo sabía al proveer al ojo realidad.
Entre el creador y sus pretextos no mide,
aparta en aposentos oculares el regocijo de la sombra.
A tientas basta la oscuridad.

¿Bastardo será el sueño luminoso,
el rumor dentro del frasco,
la humedad de la tela y el balcón?
La cortina se hunde en falsos lamentos.
Jamás la luz ha caído ante tanta penuria,
es la misma desde la llegada de los dioses.

lV

El sol abrasador
la noche profunda
la sangre burbujeante.

Ritual de los Bacabes

El aire arde sin fuerza la oscuridad contra el muro.
Esther despinta el vuelo de pájaros
oxidados ayer en la penumbra.
El viento escaso avanza
provincias y reinos encerrados
en un cielo de huesos calcinantes.
Hollín para entintar el cráneo desnudo del agorero
infiel a los lamentos.

Anónima no es la magia que Tsai Luen
esgrimía. El papel pudo vencer
contrarios sin llenarlos de olvido.
El grabado conquistó la memoria.
Bloques-libros encargados al escriba
 – artesano tallador de los salmos –
sedujeron al prójimo lector con hechos retocados.

El muro ennegrecido renace al incidirlo
el dedo que despinta la libertad del pájaro.

V

El punto es el puente esencial, único,
entre palabra y silencio.

Wassily Kandinsky

Eterniza el instante Esther desde su casa
para grabar el tiempo sobre la piedra
aceptando el heroísmo de la línea.
Detrás del punto euclidiano desata placer,
aparta el estigma, punto de fuego, cicatriz en el esclavo.
Punto de los griegos  – agujero de luz –
visible para el geómetra sin heredad.

Esther fragmenta el estadio del aire
para entregar al sueño algún pasado.
Entre muchas muertes se aloja sin separarse.
Espacio y tiempo deificados.
¿La figura incorpora el paisaje,
predica el laberinto de las sombras?
La línea acumula sus bienes; detrás del ojo
cabe todo ardid.
(Sin artificios nos aposenta el hastío).
Esther lo sabe y desplaza la figura
para que emerja y vuelva a respirar.
Aburrida la imagen no va a querer posar
en la quietud iluminada.

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Artista plástica, pintora, grabadora, muralista y dibujante.
Con su obra propone un ritual significativo en forma, y una semántica con la recreación de obras maestras de la historia del arte, como son sus estudios bizantinos sobre Vírgenes, Santos Niños, Jesucristo o las Madonas (nombre de origen italiano dado a la Virgen María) como son “Estudio de Virgen con niño” (bizantina), 1996; “La pieza”, 1999; “Estudio de una obra bizantina”, 1998 y “Estudio de la Virgen de Vladimir con apóstoles”, 1999, entre otras obras. Según el crítico Alfonso de Nauvillate, "Esther les arranca la venda del tiempo y los sumerge en este tiempo de desalientos y de contrapuntos ante el bien y el mal, entre la vida y la muerte y entre lo subjetivo y la objetividad… Es volver por las sendas misteriosas y el hallazgo de la verdad y de la perfección.”

Esther González nació en Tampico, Tamaulipas. Estudió pintura en La Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Nuevo León, Monterrey (1958-1963), iniciándose en la técnica del grabado a través de la cual se sigue expresando hasta la actualidad. Desde 1970 ha exhibido su obra en bienales de México, Cuba, Italia, Suiza, Chile, Estados Unidos, Holanda, Venezuela e India.

En 1971 participó en la IX Bienal Internacional de Grabado, celebrada en Liubiana, Yugoslavia y año en que obtuvo el Premio Grabado del Salón de la Plástica Mexicana. Su nombre figura en el North American Women Artists of the Twentieth Century, A Biographical Dictionary (Diccionario Biográfico de Artistas Mujeres del Siglo XX de América del Norte), al lado de artistas como Frida Khalo, Remedios Varo, Lola Álvarez Bravo, María Izquierdo y Tina Modotti.