(Captura de pantalla propia del libro The Dinner at Gonfarone’s: Salomón de la Selva and His Pan-American Project in Nueva York, 1915-1919, 2019, p. 268).
(Captura de pantalla propia del libro The Dinner at Gonfarone’s: Salomón de la Selva and His Pan-American Project in Nueva York, 1915-1919, 2019, p. 268).

¿La Roma imaginada de un joven poeta soldado nicaragüense?

3 febrero, 2025

A José Argüello Lacayo y a Francisco García Jurado 

          (o a los restos de Nicaragua y de Roma)

1. (Re)conocer a un joven poeta convertido en mito, ¿es Salomón un clásico?

    Gracias al humanista nicaragüense José Argüello Lacayo, con quien entré en contacto a través del espíritu blando y solidario de la versión de Safo1 en las letras nicaragüenses, Daisy Zamora, miro la fotografía2 de Salomón de la Selva que acompaña esta publicación y se me vienen muchas sensaciones a la mente. Me resultó imposible no sentarme a escribir en mi ordenador unas cuántas palabras respecto a tal hecho. El Píndaro de Centroamérica, como lo bautizó David Noria en 2020, tenía, en aquel entonces, 19183, escasos veinticuatro o veinticinco años de edad y me ayudó a recordar que nunca debemos dejar de soñar con un mundo mejor ni permitir que el fuego sagrado de nuestra lengua deje de hacer erupción en el pecho.

    Quien se ha convertido en uno de los poetas cuya obra más me interesa leer y estudiar, viste un traje de soldado británico gracias a los orígenes de su abuela materna, tal cual la genealogía de otro titán de las letras panhispánicas, Jorge Luis Borges. Así, sin saber que años más tardes escribiría, en México4, uno de sus mejores libros, El soldado desconocido (1922)5, se estuvo preparando para luchar en la Primera Guerra Mundial, aunque tal acontecimiento sólo quedara en su imaginación, porque cuando ya estaba listo, la guerra dio fin (White 2016).

    [Captura de pantalla propia, tomada de White (2016, p. 170)].

    Entonces, no podemos saber si aquel joven lleno de ilusiones que vemos en fotografía quizás hubiera muerto y no hubiéramos logrado tener con nosotros su gran legado literario. Lo único que sí puedo confirmar es que Salomón de la Selva logró hacer de su biografía un mito, hecho que sólo merecen aquellos cantores y escritores que llamamos clásicos, como Safo, Ovidio, Virgilio, Anacreonte, Dante y Homero (si acaso fue uno solo).

    Al mirar su fotografía lo imagino más vivo que nunca, con esa mirada que proyecta unos ojos claros llenos de juventud, esperanza y muchos deseos de PAZ, tal cual el poema, con título en latín, “Pax”, leído por Rubén Darío un 4 de febrero de 1915 en la Universidad de Columbia6, luego de que Archer M. Huntington, fundador de la Hispanic Society, decidiera entregarle la Medalla de Artes y Literatura de la Sociedad Hispánica:

    (Captura de pantalla propia del facsímil del extenso poema “Pax”7, tomado del libro Eleven poems of Rubén Darío8, 1916, XII)

    2. El maestro y el alumno: una huella rubendariana en Nueva York

    Allí, en la Universidad de Columbia, donde casualmente hoy labora mi madre, Darío leyó “Pax”, intenso poema antibélico ubicado en el contexto de la Primera Guerra Mundial (1914-1919)9, tragedia que estaba por cumplir un año. Posteriormente, gracias a Lombó (2016) supe que se lo entregó, en Nueva York10, a Salomón de la Selva, aquel joven y brillante nicaragüense de apenas 21 años de edad, quien se terminó convirtiendo en su primer traductor a la lengua inglesa. Este hecho es muy significativo porque me remite, inmediatamente, al poema de largo aliento “Canto a Costa Rica”, publicado el 13 de septiembre de 1930 en la revista Repertorio Americano, dirigida por Joaquín García Monge. Allí, en el siguiente fragmento podemos observar un fenómeno amplísimo que Francisco García Jurado, más allá del campo literario, ha denominado, de manera bastante certera, una Roma imaginada:

    (Captura de pantalla propia del periódico Brecha, año 3, no. 6, febrero de 1959, p. 15).

    3. El ideal de Roma y Eneas en Nicaragua: nueva tradición en las vanguardias centroamericanas

    Ya habían pasado, por aquel entonces, doce o trece años desde que Salomón de la Selva había decidido prepararse para servir como soldado británico en la Primera Guerra mundial y ocho desde que publicó en México El Soldado desconocido (1922). Este periodo trajo consigo un tiempo de mucha dedicación a otros asuntos, entre ellos de tipo político, tal cual lo detalla Campaña (2010): “militante del sindicalismo en Estados Unidos y México, del antiintervencionismo norteamericano y el sandinismo11 en Nicaragua” (p. 126). Esto explica muchas de sus rencillas antes de marcharse a Panamá, México y morir, a causa de un infarto en París, Francia. Él siempre fue firme con sus ideales de libertad y derechos humanos a favor, por ejemplo, de figuras importantes para la sociedad como los docentes.

    Justamente, esta última adscripción de su pensamiento, entre otros, al de Rubén Darío, Pedro Henríquez Ureña y Augusto Sandino, es la que me interesa matizar en este artículo. Para ello es necesario preguntarse ¿qué tipo de Roma se imagina Salomón de la Selva y por qué? Esta pregunta es fundamental porque no todos los artistas ni muchos menos los dictadores y políticos se imaginan a Roma igual, pues las hay distintas (Romas imaginadas)12. Me atrevo a afirmar que la Roma imaginada de Salomón de la Selva surge, en buena parte, de su formación eclesiástica en letras clásicas. Él se educó, desde antes de marcharse a Nueva York, con tan solo trece años de edad, con el poeta, intelectual y sacerdote Remigio Casco13, quien le enseñó, en el Colegio-Seminario Tridentino San Ramón, la lengua de Horacio, Virgilio y San Agustín de Hipona, misma que perfeccionaría en Estados Unidos14, junto con el griego15

    Cuando Darío le obsequió el poema “Pax” tan sólo contribuyó a fortalecer los ideales panamericanistas de Salomón de la Selva, cuyo pensamiento, cuando escribió “Canto a Costa Rica”, ya estaba sumergido en las ánforas de Sandino16, había conocido, además, a Pedro Henríquez Ureña y había regresado a su patria natal. Esto se ve bastante claro, además, en su desgarrador texto “Al pueblo de Nicaragua” (1927)17:

    Mientras haya en Nicaragua niños descalzos como yo fui, que me crié descalzo; mientras haya en Nicaragua niños piojosos como yo fui, que tuve piojos; mientras haya en Nicaragua piececitos con niguas, como fueron los míos; barriguitas con lombrices, hogares sin alegría, hogares pobres, madres que lloran en silencio y que en silencio llaman a santos que no oyen; mientras en Nicaragua haya miseria, mientras en Nicaragua falte la libertad, mientras en Nicaragua la civilización y la cultura y la justicia sean mentira trágica, mientras todo esto sea, no habrá regocijo que me llene ni habrá paz […] Atrevámonos a ser libres y seremos libres. Temámoslo, acobardémonos y nos esclavizarán” (pp. 4-5).

    Existe una huella ideológica pendular en el horizonte de Salomón de la Selva, esta se encuentra atravesada por el pensamiento político de Rubén Darío, de Pedro Henríquez Ureña y de Augusto Sandino, quien murió, en manos de Anastasio Somoza García, cuatro años después de que el Píndaro de América publicara “Canto a Costa Rica”. A esto se suma su formación eclesiástica en letras clásicas, lo cual no le permite separarse de una educación de tipo humanístico-cristiana.Desde este punto de vista, logro ver en los inicios de Salomón de la Selva una suerte de poeta romano tardo-antiguo, un Horacio cristianizado, quizás, pues con el paso del tiempo se irá haciendo cada vez más ecléctico y pagano.

    Por tanto, el fragmento de “Canto a Costa Rica” que vemos en esta publicación es fundamental porque abre un océano de cantos a la figura de Sandino en las letras nicaragüenses. Y en esta tradición literaria ya existe un imaginario estético, de Sandino convertido en una figura heroica ejemplar, al punto de presentarse como un ser digno de vivir en los tiempos de Escipión y vencer con su excelencia y valentía a Aníbal18, ser merecedor de grandes hazañas, comparadas con las de David, narradas en la Biblia, y ser digno de recibir admiración por parte del gran poeta de Roma, Virgilio, tras igualar las hazañas de Eneas con las suyas.

    4. ¿Centroamérica y Troya?

    Entonces, Salomón de la Selva, a través de “Canto a Costa Rica”, proyecta el imaginario discursivo de una Roma que se convierte en alegoría de la libertad suprema panamericana, misma que le heredaron Rubén Darío, Pedro Henríquez Ureña y Augusto Sandino, y del esplendor del clasicismo, más romano que griego, que proyecta por aquel entonces su pluma. Aunque distintas, la Roma del joven que soñó con ser soldado en la Primera Guerra Mundial es tan eterna como la de Augusto, porque en sus pulmones respiran un cúmulo de utópicos sueños que todavía siguen teniendo los nicaragüenses y los centroamericanos en general. Esto me conduce a la siguiente idea: Centroamérica vive, quizás, en la infinita utopía de un imperio romano que nunca llegó a ser, porque allí, Eneas nunca logró huir de Troya, aunque, en medio del estrecho dudoso, siga esperando hacerlo, algún día, junto con quienes lo mantienen vivo en su pecho, en su mente y en su lengua.

    Referencias bibliográficas

    Arellano, Jorge Eduardo. “Salomón de la Selva: periodista y educador en Costa Rica y Panamá”. Revista de temas nicaragüenses, no. 22, 2010, pp. 58-73, digital.

    Binns, Niall. «“¡Pax..!” de Rubén Darío: testamento poético y acto de clausura». Anales de Literatura Española, no. 28, 2016, pp. 53-69, digital.

    Campaña, Mario. “Salomón de la Selva sandinista y antiintervencionista”. Guaraguao, no. 35, pp. 125-150, digital.

    De la Selva, Salomón. “Canto a Costa Rica”. Brecha, año 3, no. 6, febrero de 1959, pp. 14-15, digital.

    De la Selva, Salomón. “Al pueblo de Nizaragua”. Repertorio americano, no. 5, 5 de febrero de 1927, pp. 1-5, digital.

    De la Selva, Salomón. “Sandino”. The nation, no. 3263, 1928, s.p, impreso. 

    Hulme, Peter. The Dinner at Gonfarone’s: Salomón de la Selva and His Pan-American Project in Nueva York, 1915-1919. Liverpool, Liverpool University Press, 2019, impreso.

    Lombó Mulliert, Pablo, “Salomón de la Selva: de la poesía a la trinchera y viceversa”. Revista de historiografía, no. 24, 2016, pp. 181-190, digital.

    Noria, David. “La «Evocación de Píndaro» de Salomón de la Selva.” Salida de emergencia, 28 de junio de 2020, s.p, digital.

    Suárez Turriza, Tatiana de los Reyes. Salomón de la Selva y los límites del modernismo. Una lectura de “El soldado desconocido” (1922). Colegio de México, 2014, tesis de doctorado.

    Walsh, Thomas y De la Selva, Salomón, traductores. Eleven poems of Rubén Darío. G. P. Putnam´s Sons, 1916, digital.

    White, Steven. Rubén Darío y Salomón de la Selva: ecos de la muerte y la guerra. León, Promotora Cultural, 2016, impreso.


    ANEXOS

    (Fotografía ofrecida por José Argüello Lacayo, a quien le otorgo mi sincero agradecimiento).

    1 Hago referencia a su poesía (ya Platón citaba a Safo como la décima musa, lo cual la convierte en alegoría de excelencia). Algunos de sus poemas son de vena clásica, dialogando con Darío y con de la Selva, llena de tintes eróticos (con presencia, justamente, de Safo), lucha, preocupaciones sociales, denuncia y sororidad con otras mujeres. Hago la aclaración para que no se confunda a la ligera con “lesbianismo”.

    2 Este autor me recomendó y compartió el libro de Hulme (2019).

    3 Según Lombó (2016), exactamente luego de juramentarse en el 3rd Royal North Lancashire Regiment del ejército británico. Lo considera el único poeta hispanoamericano en vivir, en persona, atrocidades durante la Primera Guerra Mundial (1914-1919), entre ellas, sus compañeros muertos, experiencia que convierte en versos a partir de su libro El soldado desconocido (1922). Sin embargo, este dato, reproducido en diferentes trabajos, entre ellos también Campaña (2010), es falso, pues en un hallazgo reciente (White 2016), el propio Salomón de la Selva confiesa no haber participado en la Primera Guerra Mundial, ya que cuando estaba listo para hacerlo, luego de sus experiencias como recluta, la guerra dio fin. Agradezco a José Argüello Lacayo por la información.

    4 Rodeado de figuras ilustres e intelectuales de la talla de José Vasconcelos.

    5 Acompañado con una portada de Diego Rivera. Para una análisis bastante completo de esta obra véase Suárez (2014).

    6 Véase la imagen que agregué en anexos.

    7 Recomiendo la excelente declamación por parte de Ladislao Cano: https://www.facebook.com/100081375999792/videos/1339221243313939/?idorvanity=372739680090296

    8 Con traducciones al inglés de Thomas Walsh y Salomón de la Selva y una introducción de Pedro Henríquez Ureña.

    9 En caso de interés, véase el estudio de Binns (2016).

    10 De la Selva se marchó de Nicaragua, para estudiar en Estados Unidos, con tan solo con trece años de edad (Campaña, 2010).

    11 En referencia a su admiración por las ideas libertarias de Augusto Sandino y no del partido, muy posterior. Hacemos la aclaración para evitar confusiones anacrónicas.

    12 Pienso en Hitler, por ejemplo, y sus torcidas lecturas de Tácito.

    13 Considerado, entre otros, el mejor orador de Nicaragua.

    14 Este ambiente le permitió convertirse, según hallazgo propio al cual me referiré en una próxima publicación, en el primer traductor centroamericano de una obra romana, directamente desde el latín.

    15 Salomón de la Selva fue políglota.

    16 Recién expulsado de Nicaragua, en 1929, por temas políticos. Véase Arellano (2010).

    17 También en su texto “Sandino” (1928).

    18 Quien sirve aquí como alegoría del peligro que acecha al pueblo.

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    Poeta, ensayista y lector apasionado. Actualmente vive en España. Se declara ciudadano del mundo. Entre otros, forma parte del equipo editorial internacional de la revista Repertorio Americano; pertenece a la Red de Investigación de Literaturas de Mujeres de América Central (RILMAC) y al grupo de investigación El viaje de las ideas literarias. Historiografía comparada de las literaturas clásicas (ámbitos hispano y luso 1782-1950): transferencias culturales entre Europa y América (HCLCH) dirigido por Francisco García Jurado. Es autor de los libros Alter de piedras bronceadas. Muestra de poetas en Salamanca (Campos de Plumas, 2023) y Bitácora de 13 navegantes en Pan-de-Mar (Nueva York Poetry Press). Colabora con diferentes revistas académicas y literarias. Es fundador y director de la revista literaria Ajkö Ki y secretario de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos en Salamanca, España. Ha recibido galardones en mérito a su aporte a la cultural y por asuntos de excelencia académica.