La sangre derramada: Brasil, cine y dictadura

1 agosto, 2010

En su acostumbrado recorrido analizando las manifestaciones cinematográficas latinoamericanas, Guadi Calvo llega a Brasil y aborda cómo varios filmes abordan los años de dictadura y la lucha del pueblo brasileño para liberarse, a raíz que, como comenta Calvo, «grandes sectores de la juventud brasileña, al igual que la de la gran mayoría del restos de los países latinoamericanos, encontró en la armas la única manera de lucha contra las dictaduras de su tiempo, hoy en que afortunadamente la realidad del continente es diferente, se hace necesario no olvidar la sangre derramada».


A M.A., por el tiempo recobrado

En aquel momento no había otra alternativa frente a las dictaduras militares. Este es un principio de Santo Tomás de Aquino: si no hay otra manera de sacar al tirano, el pueblo tiene derecho a las armas.

Fray Beto

El 31 de marzo de 1964, el presidente constitucional de Brasil, Joao Goulart, es derrocado por una camarilla militar, poniendo fin al período democrático más vital de la historia de Brasil, hasta entonces. En una típica maniobra golpista de aquellos años, con el aliento del Departamento de Estado y la CIA, pretextando la restauración del orden y para evitar la instauración del régimen «comunista» de siempre. Por dos veces Goulart, había sido vicepresidente, en 1955 con Juscelino Kubitschek y en 1961 con Janio Cuadros. Jango, como recuerda el pueblo brasileño a Goulart, en 1976, sería envenenado en Corrientes, una provincia Argentina, limítrofe con Brasil.

Recientes investigaciones dejan en evidencia que hasta el propio presidente norteamericano Lyndon Johnson, participó directamente en la decisión del golpe: «Me parece que debemos dar todos los pasos que podamos, estar preparados a hacer lo que necesitemos», ordenó Johnson al subsecretario de Estado, George Bail, en una conversación telefónica el mismo 31 de marzo. Horas después el presidente Goulart, marcharía al exilio.

Desde entonces y hasta que en 1985, en que es elegido como presidente Tancredo Neves, Brasil vivió en dictaduras, que se fueron renovando según la representatividad de una camarilla u otra frente al Departamento de Estado norteamericano.

En esos veintiún años, no fueron pocos los intentos de no sólo restablecer la democracia sino ir más lejos, generar procesos revolucionarios para convertir a Brasil en un estado socialista.

Casi una veintena de grupos armados se conformaron en diferentes ciudades de Brasil, fundamentalmente con base en las universidades. De estos grupos que se conformaron para luchar contra la dictadura los que más notoriedad adquirieron fueron la Vanguardia Popular Revolucionaria, quienes en junio de 1970 habían secuestrado al embajador alemán en Brasil, Ehrenfried Von Holleben, la mismo organización participó en los secuestros del embajador suizo, Giovanni Enrico Bucher, en diciembre de 1970, y del cónsul general del Japón en São Paulo, Nobuo Okuchi, en marzo de ese año, los secuestros se llevaron a cabo con el fin de liberar presos políticos que serían eliminados por de la represión militar. El Movimento Revolucionário 8 de Outubro (MR-8), en recordación de la fecha del asesinato del Comandante Ernesto Guevara, dirigido por el ex capitán Carlos Lamarca y la Ação Libertadora Nacional, (ALN) fundada por Carlos Marighella, el ideólogo y el líder insurgente más carismático de la historia brasileña contemporánea desde el Capitán Luis Carlos Prestes. Estos movimientos, al igual que el resto de las organizaciones guerrilleras latinoamericanas, que nacieron al influjo de la Revolución Cubana, se desarrollaron en áreas urbanas.

El golpe más importante y promocionado fue el que dieron en conjunto ambas fuerzas el 4 de septiembre de 1969, cuando secuestraron al embajador estadounidense Charles Burke Elbrick, para canjearlo por 15 militantes de la resistencia y la lectura de declaración contra la dictadura en cadena nacional de radio y televisión.

La única experiencia en el ámbito rural fue la que se conoció como Foguera (Forças Guerrilheiras do Araguaia) de inspiración maoísta, se ubicó en las cercanías del río del mismo nombre, a unos dos mil kilómetros al norte de Río de Janeiro. El foco fue ilegalmente exterminado por el ejército entre 1972 y 1975, quién apenas reconoció recién a fin de los noventa, doscientos insurgentes muertos, la mayoría torturados, para luego ser decapitados y amputadas sus manos a fin de evitar su reconocimiento.

Una serie de films brasileños han intentado memorar aquellos años y sus consecuencias. En Cuatro días de septiembre (1996) de Bruno Barreto, basado en el libro autobiográfico O que isso, companheiro? del periodista carioca Fernando Gabeira, quién participó en la acción del MR-8, en la que se secuestro al embajador norteamericano, narra la planificación, la acción en sí, los días que le continuaron al operativo y la relación que se establece entre el funcionario norteamericano y el grupo de guerrilleros que la custodian, enmarcado la situación en las mediadas represivas del gobierno y la actitud de la sociedad despolitizada, que ve el hecho como una cuestión ajena. Bruno Barreto declaró en su momento que a él le había interesado hacer hincapié sobre: «los miedos, deseos y tensiones» que encuadrarse específicamente en lo ideológico.

Casi dos hermanos (2004) de Lucia Murat, quien militó en organizaciones armadas lo que le costó prisión y tortura entre 1971 a 1974, narra el encuentro entre Miguel, un militante político de clase media, y Jorge un delincuente de poca monta, en el presidio de Isla Grande, cercano a Rio de Janeiro, donde las autoridades había decidido mezclar delincuentes comunes con militantes políticos.

Jorge llegará a ser uno de lo capos del famoso Comando Vermelho, organización que en la actualidad controla casi todo el narcotráfico en Río de Janeiro y muchas regiones de Brasil. Miguel por su parte llegaría a ser diputado. En un saltó temporal aquellos dos jóvenes, hoy hombres adultos, volverán a encontrarse nuevamente en una cárcel el narcotraficante cumple una larga condena, aunque sigue manejando su «negocio» desde la prisión, el diputado irá a visitarlo intentado un pacto entre el estado y la Comando.

Desde su título Cabra-cega (2004) de Toni Ventura, que refiere al juego de la gallina ciega que los niños de Brasil remplazan por una cabra, pone la mirada en la ya casi segura derrota de los grupos revolucionarios y el encierro a los que los han llevado sus políticas de confrontación a un estado todo poderoso. Thiago, un militante de la lucha armada, es herido en un enfrentamiento y busca apoyo en casa de un simpatizante de la causa. En el transcurso de los días Thiago quedara más aislado y desvinculado de la organización que ha comenzado el repliegue. Rosa, una compañera de lucha, se convertirá en el único contacto con una realidad cada vez más confusa.

Para la escritura del guión, Venturi entrevistó a once ex guerrilleros, de lo que resultó un documental para televisión: En El ojo del huracán. Esta investigación, dice el director, le ha permitió encontrar las líneas concretas para trasmitir las condiciones de la clandestinidad.

Sobre el libro homónimo de Fray Betto, Helvécio Ratton dirige Bautismo de sangre (2006). El relato se centra en cinco sacerdotes dominicos, su vinculación con la insurgencia marxista y como algunos de ellos participan abiertamente en la lucha armada en la década del sesenta, junto a la Acción Liberadora Nacional de Carlos Marighela. Fenómeno que tuvo su correlato en otros países del continente en que jóvenes, y no tanto, hombres de la iglesia se revelaron ante la acción pasiva de las cúpulas y exigieron cambios violentos y acciones decididas en solidaridad por los explotados.

Algunos de estos dominicanos, Fernando e Ives, fueron detenidos y torturados, en el film su director hace hincapié en la sesiones de tortura en que se aplican además de las descargas eléctricas, los ahogamientos el temido «palo de arara» donde el detenido es sujetado de un madero de los brazos y las piernas envueltas por los mismos brazos, hasta conseguir que los torturados delaten a sus compañeros, las informaciones que consiguió el comisario Sergio Fleury, uno de los torturadores más sanguinarios de la dictadura, llevaría a la encerrona en noviembre de 1969 en la que fue asesinado Carlos Marighella. El film trabaja sobre la culpa de estos sacerdotes que optaran por resolverlas de formas muy opuestas.

El año en que mis padres salieron de vacaciones (2006) de Cao Hamburguer, narra la realidad brasileña de 1970, desde la mirada de Mauro, un chico de doce años quién absolutamente consustanciado con la pasión brasileña por el fútbol, son los días en que la selección brasileña disputa el mundial de México, deberá cambiar repentinamente de vida, ya que es dejado al cuidado de su abuelo, cuando sus padres deben partir a la clandestinidad, perseguidos por la represión. Su abuelo morirá el mismo día de la llegada de Mauro y el niño quedará a cuidado de un vecino, Schlomo, un anciano judío, tan abandonado y solitario como él. Mauro y Schlomo esperaran el largo retorno de los padres.

Una interesante visión de cómo la irrupción de la guerrilla impactó en todos los estratos de la sociedad, basado en un hecho real que conmovió a la sociedad brasileña es Zuzu Angel (2006), de Sergio Rezende. Zuzu Angel fue una cotizada diseñadora de modas carioca, que nunca hubiera debido platearse que aquello que sucedía en las calles de las ciudades con jóvenes, algo violentos, un poco esnobs, dispuestos a cambiar todo a riesgo de sus vidas. Zuzu descubrirá que su hijo Stuart, miembro de uno de estos grupos, fue detenido y ejecutado por la policía. La vida de Zuzu se transforma y su única razón es la búsqueda de los restos de su hijo, en lo que duda en poner en riego todo incluyendo su vida, de hecho ella moriría en un extraño accidente automovilístico.

En 2007, Silvio Da-Rin, filma Hércules 56, documental basado fundamentalmente en imágenes de archivo y entrevista con nueve de los quince militantes revolucionarios que fueron canjeados por el embajador norteamericano Charles Burke Elbrick, secuestrado en septiembre de 1969, por un comando conjunto de las dos fuerzas revolucionarias más importantes de entonces el MR-8 y ALN.

Los nueves liberados se reencuentran con cinco ex guerrilleros que participaron en el secuestro de Elbrick. Entre estos protagonistas se encuentran el periodista Franklin Martins, ministro de Comunicación Social, José Dirceu, Jefe de la Casa Civil de la Presidencia entre 2003 y 2005 durante el gobierno de Lula y dos ex diputados del Partido de los Trabajadores.

En una reunión distendida los antiguos compañeros de lucha rememoran los momentos vividos durante aquel septiembre que para todos ha dejado una gran huella. El film, de un contundente dinamismo, obliga seguir con atención el crucé a veces desprolijo de conversaciones, como si los ex militantes hubieran olvidado que se tratan finalmente de un registro cinematográfico.

De aquellos quince liberados, que comprendían a militantes de varias tendencias y generaciones políticas, entre ellos una mujer, un estudiante de 22 años y el histórico dirigente comunista Gregorio Bezerra, entonces de 69 años de edad, de los cuales 33 los había pasado en distintas prisiones. Una vez en el avión, un Hércules 56, sin saber que partían rumbo a México, muchos de los liberados, pensaron que serían lanzados al mar, prácticas utilizadas por otras dictaduras regionales unos pocos años después. Todos los cajeados fueron formalmente expulsados del territorio brasileño y sólo pudieron volver después de la amnistía política de 1979 dada por el último dictador, Joao Batista Figueiredo. Dos de aquellos quince revolucionarios habían vuelto antes y fueron asesinados.

A comienzos de los años setenta en la selva amazónica, menos de una centena de miembros escindidos del Partido Comunista do Brasil, organizan el único foco guerrillero fuera de los centros urbanos. El Ejército y las policías militares de los estados de Pará y Goiás, despliega más de siete mil hombres. Para localizarlos y exterminar al Foguera (Forças Guerrilheiras do Araguaia).

El operativo finalizó en octubre del 1974, cuando la última insurgente, Walkiria Afonso Costa, «Walk», fue detenida y ejecutada sin juicio previo.

Rolando Duque, guionista y director recupera esta historia desconocida para las grandes mayorías de Brasil en Araguaia – La Conspiración del Silencio (2008) donde se revela una de las historias mejor guardada de la historia moderna del Brasil: como el ejército extermina extrajudicialmente a jóvenes universitarios y campesinos nordestinos.

Grandes sectores de la juventud brasileña, al igual que la de la gran mayoría del restos de los países latinoamericanos, encontró en la armas la única manera de lucha contra las dictaduras de su tiempo, hoy en que afortunadamente la realidad del continente es diferente, se hace necesario no olvidar la sangre derramada.

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Buenos Aires, Argentina, 1955.
Escritor, periodista y crítico de cine, especializado en problemáticas (violencia social, política, migraciones, narcotráfico) y cultura latinoamericana (cine, literatura y plástica).

Ejerce la crítica cinematográfica en diferentes medios de Argentina, Latinoamérica y Europa. Ha colaborado con diversas publicaciones, radios y revistas digitales, comoArchipiélago (México), A Plena Voz(Venezuela), Rampa (Colombia),Zoom (Argentina), Le Jouet Enragé (Francia), Ziehender Stern(Austria), Rayentru (Chile), el programa Condenados al éxito en Radio Corporativa de Buenos Aires, la publicaciónCírculo (EE.UU.) y oLateinamerikanisches Kulturmagazin (Austria).

Realiza y coordina talleres literarios y seminarios. Es responsable de la programación del ciclo de cine latinoamericano "Latinoamericano en el centro" , uno de los más importantes del país, que se realiza en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires.

Ha publicado la colección de cuentos El Guerrero y el Espejo(1990), la novela Señal de Ausencia(1993) y La guerra de la sed (2009),con prólogo de Sergio Ramírez.

Es colaborador de la sección de "Cine" de Carátula.