JUAN CARLOS MESTRE

Las estrellas para quien las trabaja. Antología poética. Juan Carlos Mestre Diario de León España, 2007

1 diciembre, 2009

“No he descendido a ningún otro infierno que no fuese mi vida”, dice en uno de sus versos Juan Carlos Mestre (Villafranca de Bierzo, 1957), recién ganador del Premio Nacional de Poesía 2009, otorgado por el Ministerio de Cultura de España.

Mestre desentraña, a través de la enumeración poética, el yo lírico visto como un todo y descubre al ser contemplativo desde la palabra que nos mira; una forma de ruptura bajo la construcción de otra perspectiva. Ya no es el individuo quien observa la naturaleza, sino el entorno que lo alumbra con su lucerna mágica para llamar su atención y edificar su sustancia, su urdimbre. 

El poeta, en “Las estrellas para quien las trabaja”, es el hombre que transita por rutas  aciagas, en la aventura hacia la oscuridad, cargando miedos e inseguridades; y en esa oscuridad donde viven “las palabras que descifran la muerte”, se mantiene firme aunque su “alma crece silenciosa hacia un lugar incierto”.

El lugar incierto puede ser la desolación, las anémonas de mar moviéndose sigilosas bajo el agua, la visión del poeta denotando otros referentes como Amiri Baraka o Ledo Ivo.

Alguna vez se le oye recitar a Juan Carlos Mestre aquellos versos sobre “El inmortal” Ledo Ivo y sobre “Cavalo Morto”, un lugar donde “el amor que termina es un cementerio de abrazos, porque  “Cavalo Morto” es un lugar que no existe.

Mestre, el poeta que cuando no escribe, dibuja, ha publicado La visita de Safo (1983); Antífona del otoño en el Valle de Bierzo (1986) (Premio Adonáis, 1985); La poesía ha caído en desgracia (Premio Gil de Biedma, 1992) y La tumba de Keats (Premio Jaén, 1999).

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Revista bimensual y digital que promueve las ideas, la creación y la crítica literaria. Fundada en 2004 por el escritor Sergio Ramírez