Las mujeres y el cine en Nicaragua

1 junio, 2012

Destacada y trascendental ha sido la presencia de la mujer en el cine en Nicaragua desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, tanto en la pantalla como detrás de las cámaras o al frente de empresas exhibidoras, creando historias y guiones, escribiendo críticas y reseñas.


En la pantalla

En abril de 1897 se realizó Mujeres de Centro-América vestidas para fiesta de domingo, primera película filmada en Nicaragua, con fotografía del francés Gabriel Veyre, de la compañía Lumière. En el filme aparecían mujeres elegantemente vestidas, posando formadas en el atrio de una iglesia, tiesas y tímidas como si fuese foto fija la que iban a tomarles, pues no comprendían que se capturaban imágenes en movimiento con aquel artefacto más bien parecido a una caja de lustrador de zapatos. Aquellas muchachas son las primeras nicaragüenses en el cine, que se han convertido en personajes anónimos, porque no se han encontrado documentos que revelen sus nombres.

No tuvo la misma suerte del anonimato otro grupo de muchachas y señoras que fueron filmadas en septiembre de 1933 cuando el fotógrafo Adán Díaz, a propósito de la inauguración del Monumento a Rubén Darío en el Parque Darío de Managua, filmó a trece bonitas muchachas que representaban a las “ninfas darianas”: Chá Castillo, Matilde Bonilla, Adelita Lacayo, Amanda Fuentes, Toña María Raskosky, Esperanza Araquistáin, María Augusta Peñalba, Marina Bonilla, Rosita Tellería, Mena Vizcaíno, Isabel Maltez, Carmen Valle y Adelita Portocarrero. Las “ninfas” le regalan boquitas, ojitos y poses al camarógrafo. Aparecen también María Argüello, primera dama de la república y Justina Huezo repartiendo retratos de Rubén Darío a los asistentes.

En los años cuarenta se filmaron otras reinas de belleza como Mary Lou Patiño, Berta Zambrana y Sarita Padilla, posando y coqueteando a las cámaras. Durante las siguientes décadas muchas reinas de belleza y Miss Nicaragua fueron filmadas para documentales durante los certámenes de belleza y para anuncios comerciales cinematográficos que se proyectaban en los cines de todo el país. En los noticieros cinematográficos somocistas no faltaba Salvadora Debayle, la primera dama, como también lo sería posteriormente Hope Portocarrero en los filmes encargados por Anastasio Somoza Debayle.

En 1944 vinieron a Nicaragua las películas hollywoodenses en que participó la nicaragüense Lilian Molieri, que actuó en dieciséis filmes, según investigaciones de Juan Velásquez Molieri y Franklin Caldera. El más famoso es Ana y el Rey de Siam (1946) de John Cromwell para 20th Century Fox. En 1957 el dramaturgo Benjamín Zapata realizó el largometraje de ficción El Nandaimeño, en el que toma importancia la actriz no profesional Alba Marina Masís junto a la declamadora Juanita Sacasa.

La actriz Pilar Aguirre en su carrera artística actuó en teatro, radio, cine y televisión. En los años cincuenta participó en las películas mexicanas rodadas en Nicaragua, Rapto al sol (1956) de Fernando Méndez y La llamada de la muerte (1960) de Antonio Orellana junto a otras extras nicaragüenses.

Aguirre representó papeles estelares en los filmes nicaragüenses Manuel (1984) de Rafael Vargas, El espectro de la guerra (1988) de Ramiro Lacayo; El secuestro de Enrique Polo; Betún y sangre (1989) y Cinema Alcárzar (1997), estos dos últimos de Camila Films.

En el largometraje Milagro en el bosque (filmado en 1972 y finalizado en 1975) de Fernando Durán, sobresalen las actrices dramáticas Ruth Obregón y Blanca Amador, escogidas por el productor Enrique Castro Farías. El siguiente año Hazel Campos, protagonizó, con seudónimo, el cortometraje de ficción Señorita, de Rafael Vargas. En abril de 1974 se estrenó el filme mexicano Mi Mesera de Manuel Diéguez Zecena, en el que actúa la nicaragüense-mexicana Flor Procuna, al lado de Julio Alemán, Tito Junco y Verónica Castro. También actuó en Derecho de asilo y como personaje secundario en tres filmes más. Flor se había iniciado en Managua actuando en el teatro experimental.

En los años setenta debutó Bárbara Carrera en Hollywood. Desde 1969 era famosa como modelo de grandes marcas, apareciendo en las portadas más importantes del mundo de la moda. Entre las películas que se destacan están: The Master Gunfighter (1975), por la que recibió nominación a los Globos de Oro; La isla del Dr. Moreau (1977); Yo, el jurado (1982), Lone Wolf McQuade (1983), con Chuck Norris; y Los gansos salvajes II Parte (1985), con Sir Laurence Olivier. Con la que alcanzaría más fama fue Nunca digas nunca jamás (1983), interpretando a la villana Fátima Blush; con Sean Connery, por la que obtuvo su segunda nominación a los Globos de Oro. Bianca Jagger, apellidada así por estar casada con Mike Jagger, de los Rolling Stone, tiene una carrera cinematográfica igualmente reconocida. En 1978 actuó en Couleur chair, en 1980 en The American Success Company y en 1981 en The Cannonball Run.

A finales de los setenta la mujer nicaragüense había sido presentada en documentales como guerrillera por cineastas internacionalistas, sus rostros y fotografías estaban siendo apreciados en todo el mundo. 

En los ochenta, la década de apogeo del cine nicaragüense, la mujer tuvo un papel importante en la actuación, la primera aparición de una nicaragüense en el cine de alcance internacional fue la de la adolescente Marta Lorena Pérez, actriz no profesional, en Alsino y el cóndor (1982) del chileno Miguel Littin. En 1980 participaron varias nicaragüenses en papeles secundarios en La Insurrección de Peter Lilienthal. En 1982 se rodó Latino de Haskel Wexler, en la que actuó Evelyn Martínez, que además participó en otros filmes: Walker (1987) de Alex Cox, representando a la esposa del presidente de Nicaragua ejecutado por Walker y en Sandino (1989) de Miguel Littin, como América Tiffer. En el 2003 actuó en Las hijas de María de Tommy Baltodano, que protagonizó junto a Klaudia Solórzano y Naraya Cáceres. Alenka Díaz coprotagonizó El espectro de la guerra (1988) de Ramiro Lacayo y después junto a Rebeca Schmith actuó en Blanco Organdí (2000) de Luna Films; y Belkis Uriarte protagonizó Obsesión (1989) de Enrique Polo.

La mujer fue el eje principal de otros filmes dedicados íntegramente a su vida en la revolución, como Un secreto para mí sola (1983) de Rossana Lacayo, sobre la poeta Vidaluz Meneses y Escuchemos a las mujeres, también de Lacayo, sobre las mujeres escritoras y políticas. Se destacan igualmente Mujeres de la frontera (1987) de Iván Arguello, protagonizada por Feliciana Rivera representando a Paulina y con la destacada actuación de las integrantes del Grupo de Teatro Justo Rufino Garay. Otro filme que ensalza a las mujeres es Despertar en Cosmapa, de Lars Bildt y Hugo Rey, documental sobre campesinas que pertenecían a una cooperativa agrícola. Para ese tiempo se produjo el documental Mujeres en armas, sobre la mujer en el proceso revolucionario, pues el 30 por ciento de los guerrilleros eran mujeres y ejercían aguerridas funciones de liderazgo.

Cabe mencionar que en los cortometrajes documentales conocidos como “Noticieros” y en los filmes de ficción, así como las obras no producidas por INCINE, aparecen tantas y tantas mujeres en papeles secundarios que toman actualmente importancia en el estudio del cine, porque aunque aparecían quizás unos instantes estaban logrando una constante presencia y se vieron y escucharon en los países donde los filmes fueron exhibidos y premiados.

En los años noventa se destacan otras películas en las que la mujer era su centro, como Lady Marshal (1992), sobre unas pescadoras de Laguna de Perlas y No todos los los sueños han sido soñados (1995), que aborda el tema de la niñez, ambos de Luna Films; y el largometraje La canción de Carla (1996) de Ken Loach, donde sobresale la bailarina Oyanka Cabezas como Carla. En los años dos mil se producen en Nicaragua muchos documentales y algunas ficciones como Zumbí (2000) de Norma Castillo, con actuación de  Gloria Bacon; Brisa Nocturna (2006) de Rossana Lacayo, con Helena de Sojo y Lya Barrios. Wendy Matamoros se destaca en Corre (2007), de René Blanco, y por supuesto, la estrella de la década ha sido Alma Blanco, en La Yuma (2010) de Florence Jaugey. Alma ha obtenido seis premios internacionales por su sagaz actuación y el filme muchos más. Durante los años noventa y dos mil muchas mujeres y niñas han protagonizado cortos y largos documentales o de ficción debido a las temáticas del nuevo siglo que abundan en la producción audiovisual, como la mujer, violencia, discriminación y pobreza. Entre esas niñas está Sherlyn Paola Velásquez en el papel de Saslaya en el filme costarricense filmado en Nicaragua El Camino (2009) de Ishtar Yasin, que se ha proyectado a nivel internacional y estado presente en más de cuarenta festivales de cine de gran importancia, incluidos Cannes, Berlín, Guadalajara, Huesca, etc. Más mujeres de las que se mencionan han estado en las pantallas en este período en papeles secundarios o como extras.

POR EL DESARROLLO DEL CINE

Desde 1902 la Compañía Cinematógrafo de Doña Blanquita Calderón se presentaba en el Palacio Nacional con proyecciones gratuitas para los empleados públicos, cuyos boletos pagaba el gobierno de Zelaya. Era una empresaria muy celosa de su negocio, pues dirigía al proyeccionista, pagaba con monedas contadas una a una al músico que acompañaba la proyección y ella misma recibía los tiquetes en la taquilla. En 1911 su compañía se presentaba en el Teatro Las Brisas de Managua.

En agosto de 1913, Concepción Arnesto, de Matagalpa, también figura como socia de una empresa de exhibición, la Compañía Pathé, junto a los doctores Bustamante y otros empresarios matagalpinos. En 1917 nació el mito de una musa de los cines en el país, pues el inmigrante venezolano Sebastian Allegrett fundó el famoso Teatro Margot de Managua, nombrado en honor de su hija Margot, que era actriz, cantante y su asistente en la administración de los cines que funcionaron con éxito por más de 75 años. En 1942 la señora Teodelinda Montiel, recibió como herencia de su fallecido esposo José Ignacio González, la empresa de exhibición Circuito González, que tenía veinte teatros en todo el país. Montiel administró el negocio durante quince años de forma tan eficiente que se sumaron ocho teatros a los veinte que recibió.

En 1960 la UCA hizo un concurso de crítica, presentándose al certamen las siguientes aficionadas: Tina A. de Chamorro, Gloria Pereira de Belli, María Cristina Zapata e Isabel Narváez. En esa década se destaca como crítica de cine la dramaturga y actriz Socorro Bonilla, con sus esporádicos artículos publicados en La Prensa.  A mediados de los años setenta en La Prensa se publicaban las críticas y comentarios de Mayra Luz Pérez, que realizó un Diplomado de Cinematografía en la Universidad de Valladolid. Otra de las pocas mujeres que han alcanzado estudios profesionales de cine obteniendo un título universitario es la profesora y productora Belkis Ramírez, que se graduó en Bulgaria en 1990. La poeta Michele Najis tenía en los años ochenta una sección de cine en El Nuevo Diario y en los años dos mil se publicaron algunas críticas de Cynara Medina en La Prensa Literaria.

DETRÁS DE LAS CÁMARAS

Con el resurgimiento de un cine nacional en los años ochenta la mujer alcanzó liderazgo y representatividad en la producción, desempeñándose en cargos de dirección en el Instituto Nicaragüense de Cine, como Alejandra González, primera editora nicaragüense de cine, que realizó estudios de edición en Cuba e hizo el montaje de varias obras; Lilia Alfaro, Saida Mendieta y Brenda Martínez encargadas de producción e investigación, María José Álvarez, primera realizadora del cine nacional, Vilma de la Rocha, administradora del Instituto, Martha Clarissa Hernández, responsable de la Oficina de Proyectos y asistente de dirección de varias películas. Rossana Lacayo como directora del Departamento de Video y Loli Galván coencargada del área de Comercialización Internacional. Algunas de ellas se volvieron con el tiempo tenaces productoras y realizadoras que pese al poco financiamiento que recibe el cine nacional han logrado hilvanar una digna filmografía, con premios y reconocimientos de gran prestigio.

Por supuesto que se destaca la presencia de mujeres jóvenes que actualmente realizan y ensayan un nuevo cine documental y de ficción, armando trayectoria propia, debatiéndose con la búsqueda de financiamiento, el desafío de las nuevas tecnologías y los constantes cambios y tendencias del exigente público al que se enfrentan. Entre quienes se destacan Heydi Salazar, Laura Baumeister, Natalia Hernández, Tania Ortega, Freidell Urbina, Consuelo y Daniela Mora Benard, Milena García, entre tantas.

Y la crónica queda abierta, pues muchas más están vibrantes en el quehacer y la creatividad, y otras que aún se forman y educan dentro y fuera del país vendrán a sorprendernos y a ocupar un merecido escaño en la cinematografía nacional.

Comparte en:

Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.