Los pájaros
1 febrero, 2014
Los textos están en todos los escenarios de la vida, señala la escritora salvadoreña Elena Salamanca (San Salvador, 1982), quien comparte un cuento del libro inédito La familia o el olvido.
Dos mujeres entran a una cafetería. Llevan una jaula. Se sientan y piden el menú, ordenan: pan, café, y azúcar.
Una es vieja, la otra es joven. La joven recibe el pan y lo entrega a la vieja. La vieja lo desmiga sobre un platillo, abre la jaula, lo sirve y pregunta:
—¿Ya compramos el pan?
—Ya lo compramos.
—¿Cuántos panes compramos?
—Tres.
—El refrigerador se está llenando de hielo.
—Se descongelará.
—¿Ya cayeron las hojas del árbol del patio?
—Ya cayeron.
—¿Quién las barrerá?
—Alguien barrerá el patio.
—¿Ya está comiendo?
—Sí, ya come.
—No, no, la niña ¿ya está comiendo?
La niña es una estela en los ojos ciegos de la vieja. La niña no existió, o la crio hace tiempo. La niña murió o se fue, quién sabe, y ellas se quedaron con los pájaros.
Llenaron la casa de jaulas con pájaros, las abrieron, dejaron a los pájaros andar por la casa como huéspedes. Los pájaros dormían en los zapatos y defecaban en las figurillas de porcelana como defecan las palomas sobre los héroes de las plazas.
Cuando las mujeres salían, llevaban a los pájaros en la cartera, en el pecho como un prendedor; los pájaros subían por las ropas hasta instalarse en la cabeza.
—Qué bonito sombrero, señoras —les decían.
Qué bonito sombrero que vuela con el viento y no regresa como los sombreros que pierden los niños cuando no los atan a su cabeza, como los globos que suben a la inmensidad cuando los pierden los niños en el parque como los pájaros que salen de la jaula.
Los pájaros cantaban cuando alzaban vuelo y ellas, con lágrimas, les decían adiós con la mano.
Adiós, pájaro,
adiós.
La casa quedó llena de plumas y de mierda, de cascarones de huevos y de mierda, de una capa fina de mierda que dejaron los pájaros en las tacitas y en la mesas como la dejan las palomas sobre los héroes y sobre las naciones, sobre la memoria y el olvido.
Y ellas decidieron salir.
El mesero se acerca con otra bandeja de pan. Coloca dos panes más sobre la mesa. Las mujeres desmigajan el pan. Uno dos tres cinco dieciocho veinte migas. El mesero pregunta si no es peligroso mantener la jaula abierta.
No.
No es peligroso.
El vuelo comenzó con la caída. La vida comenzó con unas alas estrellándose sobre la piedra, con una avalancha, lava y lodo, cuesta abajo, con un pájaro que no pudo levantarse. Los primeros pájaros fueron los primeros que no aprendieron a volar; todos los inicios comienzan con un final.
Las gentes que comen su pan y beben su café miran la mesa de las dos mujeres. Escuchan un pájaro que canta demasiado alto como si cien pájaros diferentes cantaran, como si la cafetería fuera en realidad una pajarera. La gente deja de comer, el mesero se acerca a servir café y tropieza con las patas demasiado largas de sus clientes. Le dan aletazos como cachetadas y cae con su bandeja con panes y tacitas.
Las mujeres no escuchan al pájaro.
Desmigan el pan.
No escucharon a los pájaros nunca.
Los perdieron.
Los clientes pían, reclaman, sus migas de pan; les salen picos de la boca, plumas de las axilas, colas de las faldas. El mesero escucha que trinan y aletean como aletean y trinan los pájaros en el alambre al atardecer, justo la hora en la que a la cafetería entran dos mujeres con una jaula.
Vacía.
Elena Salamanca, San Salvador, 1982.
Escritora e historiadora. Ha publicado La familia o el olvido (2017 y 2018), Peces en la boca (2013 y 2011), Landsmoder (2012) y Último viernes (2008). Sus libros más recientes, Claudia Lars: La niña que vio una salamandra (2020) y Prudencia Ayala: La niña con pájaros en la cabeza (2021) son los primeros dos volúmenes de su "Colección Siemprevivas", una serie dedicada a las historias de más de 40 mujeres que nacieron o vivieron en El Salvador entre los siglos XVIII y XX. Su trabajo ha sido traducido al inglés, francés, alemán y sueco. Desde 2009, ha combinado literatura, performance, memoria y política en el espacio público. Es candidata a doctorado en Historia por el Colegio de México, y su tesis investiga las relaciones entre la unidad centroamericana, ciudadanía y exilio. Obtuvo su maestría en Historia por el Colegio de México (2016) y por la Universidad de Huelva, España (2013).