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Los velos de los Donoso

1 abril, 2012

Atenta, con la curiosidad propia del investigador y adepto a los caminos de los creadores literarios, Amalia Chaverri atisba en el drama del escritor chileno José Donoso, acercándonos a la lectura del libro Correr el tupido velo, escrito precisamente por Pilar Donoso, su hija adoptiva, en donde esta última recrea, a partir de los diarios del escritor y de la propia vivencia personal hogareña, los vericuetos existenciales de este grande de la literatura latinoamericana, quien es presentado al desnudo, por dentro y por fuera.


¿Conoce el mundo de la historia literaria latinoamericana un caso tan sui-generis como es el de la familia Donoso: padre, esposa e hija? Los tres fueron partícipes, actantes, testigos y víctimas de todo lo que rodeó el complicado mundo literario de José Donoso. Este escritor manifestó  -y lo mantuvo hasta el fin de sus días- que “no podía vivir fuera de la literatura” y que “su literatura es su soporte biográfico.” De él es harto conocido su amplio bagaje literario, por lo que citarlo rebasa las intenciones de este artículo.

María Pilar Serrano, su esposa de origen boliviano, lo acompañó (con angustiosos altibajos) en las intensas y dolorosos etapas vivenciales del escritor. De ella son conocidos dos textos: un  apéndice  titulado  El boom doméstico incluido en el libro de su esposo  Historia personal del Boom; y más adelante, un texto independiente titulado Nosotros los de entonces, obvia alusión al poema de Neruda, de quien fueron amigos, y cuyo abordaje seguía siendo el lado doméstico y cotidiano de los participantes (escritores, esposas, hijos, etc.) del boom latinoamericano.

Y, ahora Pilar Donoso (Pilarcita como la nombran sus padres), hija adoptada cuando vivían en Calaceite, España, salta a la palestra –más de diez años después de muerto su padre- con un atrevido, hermoso y bastaste polémico libro titulado Correr el tupido velo, publicado por Alfaguara en el 2009, cuyo móvil es develar y hacer que cobre vida -con apabullante sinceridad- la trágica intimidad de ellos tres.

El título del libro de Pilarcita habla por sí solo. Correr el tupido velo es una deconstrucción de un leitmotiv de Casa de Campo (novela de su padre) que, narra la historia de la familia Ventura, cuya norma “ética” era decir “corramos un tupido velo”, cuando se hacía imperativo tapar, ocultar y no dejar salir a la “luz pública” situaciones que fracturaran la estructura de valores y cánones de esta familia de cierto abolengo y de una situación económica acomodada.  En el texto  Correr el tupido velo el título tiene el sentido contrario: abrir, en tanto descorrer el velo, para que entre la “luz” de la verdad y se conozca todo lo que acompañó el proceso creador de su padre.

La génesis del libro es la siguiente. Durante su vida, Donoso plasmó en 64 diarios (el último data de 1994) el lado más oculto y “negro” de su compleja e intensa vida.  Entre 1955 y 1956 los entregó –algunos dicen que vendió, pues andaba corto de dinero- a la Universidad Iowa, donde se guardaron como Los papeles de Donoso y que cubren alrededor de 45 años de trabajo. Por razones que hasta este momento no están claras, ese material salió a la luz en forma de reportajes del diario La Tercera en el año 2003.  Luego de un debate legal, la hija retoma los papeles.

En el prólogo del libro, Pilarcita Donoso explica las dudas y tormentos que sufrió antes de tomar la decisión de dar a la luz toda la desgarradora intimidad que contenían estos “papeles”, así como otros igualmente dramáticos de su madre (quien sufría fuertes crisis de alcoholismo) y quien también tenía la costumbre de escribir diarios. En el “Prólogo” dice ella: “Leo y releo y reconozco tantas cosas… me río, lloro, me enrabio, perdono, vuelvo a llorar; me decepciono, lo enaltezco y nuevamente lo perdono porque lo quise intensamente” Y más adelante: “En mi búsqueda personal por rescatarlo de la intimidad, en su profundo y particular mundo sin límites he recurrido a sus cartas (…) también a sus ensayos y, especialmente a sus diarios, en los cuales jamás guardó secreto alguno.”

La estructura del libro es impecable. El hilo temporal es, cronológicamente, la vida de sus padres a partir del momento en que se conocen hasta los días previos a la muerte de José. Esta cronología se entrelaza con la esencia y punto álgido de la historia: fragmentos de los “papeles” de Donoso y algunos fragmentos del diario de su madre. Se trata de un descarnado mural que muestra los fantasmas y –permítase la expresión- el “infierno” de algunos momentos de sus vidas. El mismo autor confiesa, con inaudita sinceridad, que la vida íntima del escritor debe conocerse,  que se debe “descorrer el velo” que oculta todos sus fantasmas y así traer a la luz todo lo que subyace: pasiones, dolores, ansiedades, ocultamientos,  ambigüedades.  Solo así, según él, se conoce a profundidad el proceso creador.

Entrelazado con el hilo cronológico, la autora alaba o rechaza con fuertes críticas y duras en extremo las intimidades y conductas impropias confesadas por sus padres; sin embargo, también tratando de entender, perdonar y seguir con su destino. Pero hay aún más: no quedan fuera del contexto general, extractos de la crítica y de textos literarios. Y, muy interesante, como ella va recordando, reconociendo y ubicando lugares, casas y personajes (pues ella los conoció de niña) que luego descubre en alguna novela.   A pesar de este entramado de discursos, de un incansable vaivén, en ningún momento se pierde la coherencia y el lector retoma con facilidad el momento cronológico que había quedado interrumpido.

En un jugoso ensayo sobre el tema, Vargas Llosa, que los conoció bastante y que inclusive conoce a Pilarcita desde los dos años, expresa: “Por otra parte, además  de una biografía de sus padres y de ella misma, la autora ofrece en este libro un documento excepcional sobre el proceso creativo de José Donoso, las fuentes y modelos que le sirvieron para gestar sus historias, sus métodos y manías, los entusiasmos y las depresiones por las que pasaba, su tenacidad y disciplina y los arrebatos, paranoias, que en ciertas épocas de su vida se refugiara en el alcohol y que la propia Pilarcita sintiera una desesperanza y soledad que bañan algunas páginas de su libro de profunda tristeza.”

Indudablemente, en la experiencia de su lectura se reconoce como se construye y cierra el círculo.  José: la literatura (lo simbólico); Pilar Serrano, el manejo del contexto psicosocial en tanto la solidaridad y convivencia cotidiana con un escritor tan conflictivo; Pilarcita (como, reitero, le decía su padre) asume la responsabilidad de Correr el tupido velo, para que el lector se hunda en la parte oculta del iceberg y de fe de las tragedias, odios, amores, desencuentros, traumas, fracasos, de esa familia tan unida a veces y tan distante en otras.

El libro es un reto. Para muchos es una profanación y un irrespeto a la memoria de sus padres; para otros una confesión de sinceridad y valentía para dar a conocer el calvario y el goce que fue el proceso literario de Donoso. Que sean los lectores quienes emitan su propio criterio sobre la pertinencia o no de traer a la luz, con apabullante sinceridad, esta dolorosa experiencia vivencial de uno de los grandes escritores latinoamericanos: José Donoso.

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Magister Literarium Literatura Latinoamericana por la Universidad de Costa Rica. Profesora asociada de la Escuela de Estudios Generales de esa Universidad. Ha publicado en las revistas: Káñina: Revista de Artes y Letras; en la Revista de Filología, Lingüística y Literatura; en Escena, y en Herencia, todas publicaciones de la Universidad de Costa Rica, así como en En Comunicación del Instituto Tecnológico de Costa Rica.