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Mariposa negra o del milagro de la vida 

5 junio, 2023

El libro Mariposa Negra. Diagnóstico: tumor cerebral, de la periodista Mónica Mateos (Ciudad de México, 1967) es la posibilidad de enunciar la palabra tumor con toda su “cruda sonoridad”. Reverberación y eco de un diagnóstico dicho en voz alta, la estruendosa aparición que tiene en la vida el horizonte de la muerte. Es el producto de la asimilación pausada, nunca resignada, de los infortunios que nos presenta la vida, y también la constancia para el lector de la posibilidad de resistir y anteponerse a ellos. Susan Sontag escribió que en la medida que el lenguaje y la sociedad evolucionen, enfermedades como el cáncer serían desmitificadas. Este libro es eso, desmitificación del padecimiento y del silencio que se debería de guardar ante la posibilidad de una enfermedad grave. Es acompañamiento y un recordatorio de que, al nombrar aquello que se desconoce, nos es dada la posibilidad de ver. El que ve, no teme.

Mariposa Negra, publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) es, más que revelación, constatación. El lector que ya ha experimentado los perjuicios que el neoliberalismo ha producido en la sanidad pública, asistirá a la descripción meticulosa de la estructura del sentimiento, en términos de Raymond Williams, que habita a los pacientes inmersos en el tedio burocrático. Pacientes que, como describe la autora, no obtienen de los médicos “ni una mirada ni una sonrisa; a veces ni siquiera un apretón de manos: son números en una hoja en blanco, sean del carnet del paciente o del número de pacientes que hay que atender al día; números y productividad”.

Mariposa Negra es una mirada. La que todo buen periodista debería de tener, según Kapuściński. La de quien puede mirar, ver y reparar en las injusticias sociales ahí en donde sea que se encuentre. En este caso, una sala de hospital en la que los privilegios y las distinciones que poseen unos y otros parecen irremediables. Habitaciones de lujo para uso exclusivo de familiares de los directivos del nosocomio, camas separadas por cortinas de plástico para los pacientes “comunes”. Privilegios, decíamos, que tienen su origen en la corrupción sistémica, y que casi siempre benefician al poderoso. Los más necesitados, los desesperados, insuflados de miedo que intuyen un diagnóstico desesperanzador, nunca tienen voz.

Mariposa Negra es una voz. Es el uso de la más depurada crónica como voz y aliento de los enfermos, de los olvidados. Es una suerte de bujía en contra de la decepción, el conformismo y la generalización. Generalizar casi siempre es cometer un acto de injusticia. El periodista no puede permitírselo. Implicaría olvidar el detalle, las importancia de las pequeñas cosas. Así, el relato del doctor N como excepción y muestra de trato humanitario con el paciente es antídoto e invitación a creer con mayor firmeza que la aparición de una gaviota en el horizonte, aunque no signifique verano necesariamente, si es capaz de alimentar la esperanza casi exangüe por los anteriores sistemas de salud, en la posibilidad de un estado de bienestar eficiente y a disposición de aquel que lo necesite. 

Leer Mariposa Negra es una forma de ver la vida. Si algún día, ojalá que no sea así, el lector necesita realizarse una tomografía de cráneo, ya no verá solamente un contraste de sombras azules a contra luz. Verá: “huecos claroscuros que serpentean en silencio, dibujan una mariposa negra que abre y cierra sus alas”. Verá también que “toda la vida se refugia en nuestros cráneos, cascarones ovalados de paredes gruesas, infranqueables, y a la vez, con la fragilidad de una crisálida”; y el lector ahí, en el silencio inevitable de la reflexión, descansará en un parpadeo prolongado como caricia del entendimiento, pues sabrá que a través de este libro, la potencia de la esperanza le ha sido otorgada. 

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Ciudad de México, 1998.
En la actualidad es copartícipe de diferentes labores culturales que tienen como objeto estimular el debate sobre obras literarias poco convencionales. Ha colaborado en plataformas digitales que le permiten abordar su pasión lectora. Desde 2017 funge como Rector de la Academia Regiomontana de la Luna Llena.