Muestra Poética

1 octubre, 2008

INVIERNO TODAVÍA
(de Frágil. 2002)

(desde el sueño).

Me oriento por la cicatriz
que recorre tu estómago
como el curso de un río pedregoso
cuando la noche llega.

De madrugada el hielo, que lo erosiona todo,
vuelve polvo las rocas, el sueño, nuestras manos.

Me guío por los cortes
en la piel cuando escuece
el dolor de estar vivo.

El canto negro de los desahuciados,
una voz ronca que viene de lejos,
marca el norte cuando no se ve nada.

Recuerdos subterráneos engendra la memoria.
Caminamos desnudos por un campo de nieve.
A veces nos llenamos la boca con los puños
para olvidar el hambre.

Hubo tiempos mejores,
pero oigo que respiras y tu aliento derrite
el hielo que pisamos,
detiene la ventisca,
guarda vida bastante.

EXTRAÑO

(de Frágil)

El mundo está vacío. Un hombre mira.
(Suenan los pensamientos
como arrastrar de muebles dentro de la cabeza).

Sigue vivo en sus ojos
el puñado de niños que construyó su casa
con trapos y cartones
en un pedazo de terreno estéril,
los ancianos que tienen todo el tiempo del mundo,
los locos que se iban camino de la noche,
(cada uno a su feria, tan cansados),
el ruido de los trenes de largo recorrido,
el paso de los coches,
el vientre oscuro y frío de la tarde,
la nada de estas horas.

¿A dónde van cuando nadie los mira,
cuando el tiempo es tan sólo las ruinas del tiempo?

La vida muchas veces
no es más que una ciudad desierta
alzada con cartones y trapos y maderas
en los ojos de alguien. A veces el paisaje
es poco más que un animal cansado.

La escena se repite, y es antigua:
un hombre está vacío y mira el mundo.

ZOOLOGÍA

Las palabras son
animales salvajes.
Nacen y crecen
y se reproducen, mueren
de agotamiento. Siempre
lo tiñen todo
con sus colores pardos,
con su mascar nervioso
(no fieras libres, ratas
de matadero). Tienen
tórax y abdomen, dice
la gramática.
De sangre fría, son
blandas por fuera y
duras por dentro. Aunque
siempre al acecho, atacan
tan sólo si se las ataca.
Y al olor de la sangre.
Las palabras heridas
son las más peligrosas.
Las palabras heridas
son capaces de hacer
todavía mucho daño.

EXTINCIÓN
(de Frágil)

Escribo pan y muerdo la palabra.
Las consonantes hieren igual que una cuchilla
Que recorriera lentamente el velo
del paladar tranzando su camino.
Poco a poco recojo las migajas.
Muchas astillas hacen buenos troncos.

Es un secreto, guárdalo.

La cruz del sur está pegada al cielo
de mi boca hace tiempo.

Es un secreto y sangra.

Escribo la palabra
alcohol y trago
para cerrar la herida.
Escribo sangre y  borro las palabras
para sanar del todo.

Al norte, en mi cabeza, se declara un incendio,
No puedo controlarlo, avanza solo.

Pronuncio pez y me quedo en silencio.
(Un ladrido lo quiebra como una porcelana.
Luego un trueno. Se acerca una tormenta).
Escribo pez y perro.

Pronuncio pez pero escribo cuchillo.

Lo he dicho, este secreto.
nunca dice su nombre.
y corta. Escribo lluvia
para apagar el fuego
que convierte en cenizas casi instantáneamente
la estéril soledad de todo lo que digo.

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