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Aforismos

5 noviembre, 2018

La Real Academia de la Lengua Española define aforismo como “máxima o sentencia que se propone como pauta en alguna ciencia o arte”. Dentro de la tradición occidental tal vez los mejores aforistas han sido los alemanes. Desde Lichtenberg hasta Nietzsche, pasando por Schopenhauer, el aforismo tiene su dificultad en decir grandes verdades en pocas palabras, sin dejar a un lado su sentido poético. Otro gran aforista fue Emil Cioran, filósofo francés de origen rumano que cultivó este género en obras notables como Ese maldito yo o Del inconveniente de haber nacido. Aunque en España la tradición aforística es menos vasta que en Alemania, uno de sus más grandes representantes fue Ramón Gómez de la Serna, quien introdujo el humor en sus famosas Greguerías. Los aforismos pueden ser confundidos con axiomas, refranes, epigramas o incluso principios filosóficos, pero su gracia radica en invitar a la reflexión a través de la brevedad, la lírica y el ingenio. No sería injusto decir que en América Latina el más grande aforista fue Antonio Porchia, carpintero italo-argentino que dejó un libro de reflexiones titulado «Voces», ampliamente elogiado por Alejandra Pizarnik, Roberto Juarroz y Jorge Luis Borges. A continuación, sin más preámbulo, presentamos una breve selección de aforismos de William Grigsby Vergara, quien prepara un libro sobre este género.



Uno nace tres veces en la vida: cuando sale del vientre de la madre, cuando tiene la edad suficiente para tomar conciencia de haber nacido, y cuando acepta la naturaleza efímera de su condición humana.
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Acepta tus errores con la misma naturalidad con la que los cometes.
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No poder morirse y querer morirse, es la peor forma de morirse.
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Para quien todo lo tiene fácil, la arrogancia no es difícil.
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Los besos se beben, como el agua, para calmar la sed espiritual que nos angustia.
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Venimos al mundo con fecha de vencimiento, como cualquier producto más.
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Si tu vida es amarga concéntrate en tu amargura y verás que no sólo lo dulce es lo mejor que te puede pasar en la vida.
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Hay gente que es como el corcho. No se hunde nunca. Supongo que viven en la superficie.
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El éxito llega justo cuando te das cuenta de que en realidad no existe.
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Hay en todo amor futuro, la esperanza de un pasado mejor.
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Respecto al amor, nunca me gustaron las aves enjauladas. Si el amor es el cielo para tocarlo es necesario volar.
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Si todos muriéramos a la misma vez, nadie podría dar fe de que en realidad la humanidad existió. Y, sin embargo, cuando uno muere, todos morimos a la misma vez.
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Uno saca sus conclusiones a partir de sus principios.
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El cuerpo se desahoga muriendo. El alma se desahoga penando.
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Casi nunca estamos a la altura del niño que fuimos una vez.
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La madurez consiste en llegar a la vigorosa conclusión de que cuando uno está solo uno está completo.
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Hay gente que tiene demasiado trabajo como para dedicarse a vivir.
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El estilo no es otra cosa que despertar en la otra persona el deseo de ser imitado.
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Si estás compuesta por elementos de la tabla periódica: entre ellos el calcio, el fósforo y el hierro. ¿Por qué no he de considerarte una estrella?
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La literatura, el oficio de la literatura se parece mucho al caso del amor no correspondido, de ir detrás de algo que nunca te va a regresar la mirada, de estar en silencio y recibir palabras a cambio.
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La ansiedad no es otra cosa que la aceleración del tiempo dentro del cerebro.
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He conocido a una muchacha que no tenía ningún talento, excepto el de hacerme feliz con sólo verla.
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Matar al adolescente que uno fue, luego de dejar atrás los traumas del niño que uno era, para convertirse en el adulto resignado que uno es: no hay una manera más clara de explicar la madurez.
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Todos los días se aprenden cosas que se olvidan todas las noches.
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El infierno posee la terrible característica de ser un lugar bello.
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No todo lo que brilla es oro, ni plata, ni bronce… A veces el barro es más brillante.
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¿Y si todo fuera al revés y las nubes se acostarán en el cielo para vernos flotar como estrellas humanas que deambulan por la tierra sin ningún sentido?
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La sensibilidad es la inteligencia de los artistas.
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Nadie sabe lo ridículo que es hasta que se enamora.
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Qué bonitos son tus ojos llenos de nostalgia. Pareciera que dentro de tus ojos incluso las lágrimas se ríen.
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Estoy aquí, dentro de vos, aquí donde nadie nos ve, aquí donde nada es allá, aquí, en esa zona hueca cuyo centro es una mano dentro de la otra.
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¿Cómo hacerte el amor si fuiste hecha con belleza y la belleza no alcanza dentro de un poema?
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A menudo lo que se pierde se recupera convertido en algo mejor.
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Si te vas, que no se te olvide la sombra.
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La sonrisa abre sus alas en tu rostro.
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Para algunos el cerebro es materia gris. Para otros está lleno de colores.
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El viento abraza sin ser abrazado.
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Heráclito decía: no hay dos ríos iguales. El agua dice lo mismo sobre los hombres.
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Cada uno tiene un lugar reservado en el ataúd de su propia sombra.
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Las flores también envejecen, se desnudan y expiran.
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Entre dos almas hay una sombra. Entre dos sombras hay un silencio.
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Hay que ejercitar el cuerpo y el espíritu. No se vale salir a correr diario sin acabar un libro al mes, por lo menos.
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Introvertirse es otra forma de divertirse.
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Se agita el mar como una bandera líquida movida por el viento.
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Son tres las figuras básicas que constituyen nuestra geometría humana: el círculo porque somos esferas cuando nuestro pensamiento gira alrededor de una idea, el cuadrado porque somos un cubo cuando nuestra imaginación actúa siguiendo nuestros impulsos verticales y horizontales, y el triángulo porque somos una pirámide cuando dirigimos hacia el cielo nuestras plegarias. Nuestro espíritu siempre es tridimensional.
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Los huecos de la memoria, con imaginación se llenan.
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Una lluvia de formas deforma el paisaje. Las nubes son los escombros de Dios.
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Yo quería escribirte un poema, pero se me ocurrió una canción. Yo quería cantarte una canción, pero se me ocurrió una pintura. Yo quería pintarte, pero se me ocurrió una escultura. Finalmente, para esculpirte, decidí tocarte y me di cuenta que eras una canción que yo escribí mucho antes.
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La verdad es que uno trabaja desde los 6 años, cuando aprende a leer y escribir.
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Hay personas tan sensibles que parecen heridas abiertas.
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A menudo las obsesiones se traducen en vicios.
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Las tripas son más sinceras, por eso el corazón habla en serio.
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¿Si trabajar es ganarse la vida, por qué la perdemos luego de acumular tanto trabajo?
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La luna es tan grande que alcanza dentro del vientre de una luciérnaga.
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El pasado no es tan importante pero nuestros huesos están hechos de pasado. El futuro no es tan importante pero nuestros sueños están hechos de futuro. El presente es un sueño que se prolonga segundo a segundo.
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Las lecturas, que suelen distraer el espíritu humano, jamás reemplazan la compañía de una
persona.
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La distancia entre un niño y un anciano es completamente temporal. Calvo el niño, calvo el anciano, sonríen sin dientes, uno tocando el mundo por primera vez, el otro tocando una realidad que se va desvaneciendo. Niño y anciano son la némesis de un fenómeno más profundo: el niño se desplaza hacia el futuro sin sospecharlo y el anciano, que ya es futuro viejo, se desplaza hacia el pasado antes de tocar la muerte.
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A veces el corazón arde hasta convertirse en un trozo de carbón consumido por las llamas.
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Si te amo es porque no te lo digo. El amor se dice haciéndolo.
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Uno siente que tiene sentido vivir cuando toma conciencia de que es algo nuevo en el mundo.
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Yo no nací. A mí me nacieron. Mis padres me nacieron, decidieron nacerme y decidieron por mí. Luego yo tomé conciencia de haber nacido cuando sentí la necesidad de agradecerles la vida que me dieron.
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La confianza es estar con alguien y saber que uno está consigo mismo.
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La soledad empieza cuando nacemos. Nadie está solo en el vientre de su madre.

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William Grigsby Vergara. 1985. Managua, Nicaragua. Maestro en Estudios de Arte por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y Licenciado en Diseño Gráfico por la Universidad del Valle de Managua. Colaborador de la Revista Envío de la Universidad Centroamericana (UCA) y catedrático de la misma en la Facultad de Humanidades. Mención de Honor en el Concurso Internacional de Poesía Joven Ernesto Cardenal 2005. Ha publicado cuatro libros hasta la fecha: Versos al óleo (Poesía, INC, 2008), Canciones para Stephanie (Poesía, CNE, 2010), Notas de un sobreviviente (Narrativa, CNE, 2012) y La mecánica del espíritu (Novela, Anamá, 2015).