Personalidad fractal y cultura dual en El Salvador. La mujer-nación en fragmentos

1 octubre, 2011

La nación salvadoreña es un cuerpo femenino en fragmentos, en situación de (disemi)nación. En este texto, el Dr. Lara Martínez estudia uno de los mitos fundadores de la nacionalidad salvadoreña. El relato concibe a la nación como una entidad fragmentada, en partes autónomas, sin unidad que las integre y con una visión cultural múltiple. Estas secciones independientes desarrollan su propio proyecto cultural de manera subterránea (casi sin apoyo oficial en su desarrollo), ya sea al interior del territorio nacional o desde el extranjero, donde desde la década de 1980 residen más de dos millones de personas, la mayor parte de ellas en situaciones de ilegalidad o irregularidad en sus estatus migratorios.


¿Por qué no empleas el arte de la magia en darle vida a los muertos [a la historia nacional]? […] Se le pedía siempre al finalizar, los números de fácil virtuosismo: el de la decapitación […] Quería que el festival [de la identidad nacional] comenzase por el acto de la decapitación [por la migración de sus partes autónomas]. José Lezama Lima.

Resumen: “La mujer-nación en fragmentos” estudia un mito fundador de la nacionalidad salvadoreña. El relato concibe la nación como una entidad fragmentada, a partes autónomas, sin unidad que las integre. Esta secciones independientes desarrollan su propio proyecto cultural de manera subterránea, al interior del territorio nacional, o bien optan por emigrar hacia el extranjero.

Abstract: “The Woman-Nation in Fragments” studies a founding myth of Salvadoran nationality. The narration conceives the nation as a fragmented entity, with independent sections, lacking a unity. These autonomous parts develop their own cultural project in a concealed manner, inside the national territory, or they choose to migrate to a foreign country.

Palabras claves: literatura como nación imaginada, literatura indígena salvadoreña, mitología náhuat-pipil, nación en fragmentos, nación migratoria.

Keywords: literature as nation-building, migrating nation, nation in fragments, Native Salvadoran literature, Nahuat-Pipil mythology.

I. Exégesis
Antes y después del sujeto cartesiano, existe una noción de persona muy distinta de la “moderna”. En mitos ancestrales y en los tres grandes maestros de la desacralización —Freud, Marx y Nietzsche— el sujeto aparece descentrado. Por razones diversas —inconciente, un cuerpo biológico con funciones orgánicas e instintos depredadores, economía y explotación, o voluntad de poder y dominación— lo irracional gobierna lo sub-jetivo. El sujeto carece de una facultad suprema que le permita coordinar todos sus actos con plena soberanía. Bajo (sub-) el sujeto, hay una pulsión motriz sin control que guía sus acciones.

Los mitos náhuat-pipiles de El Salvador anticipan la idea de un ser humano resquebrajado (kuj-ku(u)péu-tuk, renglón 7), más particularmente, la de una mujer fragmentada cuyas extremidades superiores e inferiores no prosiguen el mismo curso que el tronco. (1) El cuerpo como entidad remite a una figura geométrica fractal, escindida, en la cual cada miembros posee cualidades anímicas y energéticas semejantes a la totalidad. (2) Más precisamente, la cabeza de la mujer encarna el órgano de la memoria histórica del grupo, su continuidad y reproducción comunitaria, al igual que su dispersión hacia el exilio.

La mujer es la nación —la nación, una entidad femenina— cuyo cuerpo circuncidado y personalidad escindida definen una cultura subterránea a penas visible. El entierro-siembra (tú(u)ka) de la cabeza nos recuerda que los archivos históricos más antiguos se le ocultan al presente, debido a la inquietud que provocan los anales. La circuncisión que coloca el cuerpo biológico dentro de una comunidad simbólica imaginada concierne a la experiencia femenina. Nosotros, salvadoreños, nacemos de una incisión que se practica en el cuerpo materno de la mujer-nación y de sus partes dispersas en el extranjero.

Los archivos nacionales articulan un sufrimiento y una pena según la idea rectora que el “mal de archivo” denota un “archivo del mal”, el de una violencia originaria y destructora. Esta fuente tormentosa de El Salvador debe olvidarse para declarar que el olvido es el fundamento de la memoria, su “sótano vacío”, o su sepulcro y hogar que salvaguardan las raíces de una cultura en forma de tubérculo. En su defecto, esas secciones cercenadas emigran hacia territorios extranjeros en los cuales se diluyen o conforman un mestizaje inédito.

La cabeza se dota de netas cualidades regenerativas y de engendramiento semejantes a los órganos sexuales femeninos y al cuerpo entero. Más aún, su capacidad de imaginar conduce la cópula carnal a una verdadera sexualidad sin sexo. La actividad psíquica —el deseo libidinal femenino— suplanta la biológica.

“Mangles” de Noé Canjura, imagen de un “mal de archivo/archivo del mal” atormentado que establece el principio fundacional de una cultura salvadoreña fragmentada

Las raíces subyacentes e imágenes espectrales de los árboles de mangle (rhizomora mangle) que pinta el artista salvadoreño Noé Canjura (1922-1970) capturan una metáfora de la cultura nacional desfigurada. Su contorno en rizoma garantiza una ramificación interminable de fragmentos en los cimientos ocultos dentro del territorio nacional en su conjunto, al gual que en su márgenes de diáspora y exilio.

En efecto, la mujer que sale de noche de casa a cometer adulterio no emigra a cuerpo entero (renglón 1-2). Sólo se ausentan cabeza, brazos y piernas lo cual dificultaría todo juicio legal de infidelidad conyugal directa. No obstante, esos elementos fractales poseen mayor energía anímica que el tronco mismo (renglón 7). El exilio y la diáspora regirían el imaginario y la materialidad corporal de la mujer-nación.

Torso, abdomen y genitales carecen de voluntad propia, esto es, de la capacidad biológica de engendrar. El erotismo concierne a un hecho mental más que corporal. A nivel de los político, parecería que el gobierno central muestra su deficiencia por crear una cultura integrada que reconozca la multiplicidad de administraciones locales. En verdad, el deseo de la mujer —“dormir con otro hombre”— podría parafrasearse como “devota a otro proyecto de cultura y de nación” (renglón 2).

Esta imaginación salvadoreña alternativa se propaga como un bulbo que produce culturas regionales bastante dispares.  Su diferencia es tal que a las culturas amputadas sólo se les conceden dos alternativas. Persisten subterráneas —cual los mangles— en el territorio nacional o se dispersan hacia la diáspora y el exilio.   

Ante la imposibilidad por reintegrarse en un todo corporal, las extremidades y el torso languidecen. Por su parte, la cabeza femenina se junta al cuerpo-estado del esposo para lograr una cierta armonía en las relaciones de pareja. Esta consonancia de un ser semi-andrógino no debería extrañar si se examina el término náhuat para “casarse”. Literalmente, el verbo se glosa “causar (-tía) el encuentro (namik(i)) de uno mismo (mu-)”: mu-nemik-tía, de namiki, “encontrar” (renglón 1 y nota explicativa).

Helecho
Imagen fractal del cuerpo de “la mujer en fragmentos” cuyas secciones menores reproducen la totalidad.

Al “provocar” ese “hallazgo de lo propio”, el “matrimonio” engendra un ser humano integrado y total. Pese al tronco masculino, prevalece un carácter dual. Este hermafroditismo lo expresan dos cabezas sujetas a los hombros, metáfora de las culturas locales apegadas a un proyecto estatal común. Por su poder regenerativo y de imaginación, a ambos miembros superiores les corresponde dotar al cuerpo de la voluntad y carga anímica necesaria para lograr la continuidad del grupo social hacia el futuro.

División fractal de una pirámide semejante a la partición de la mujer-nación fragmentada, origen de la nacionalidad salvadoreña como cultura escindida

Este breve extracto de “La mujer en fragmentos”, los dieciséis renglones iniciales, nos convida a comparar los mitos ancestrales con nociones científicas actuales. El relato anota el tránsito de una personalidad fractal —resquebrajada en retazos con energía propia— hacia su reconstitución integral en un ser humano hermafrodita a nivel de la producción de imágenes y símbolos. Una criatura semi-andrógina le otorga a la nacionalidad salvadoreña la capacidad de transfigurar su propio proyecto nacional.

Esta insignia mítica revela un antiguo ícono sobre el nacimiento de la nación salvadoreña, la cual surge de un acto violento, primordial, de mutilación y de regeneración. El país relega el torso femenino lastimado y sin alma a los vestigios olvidados de la historia. Pero las fuentes indígenas de su cultura germinan de la cabeza materna decapitada, enterrada e invisible en las cuevas subterráneas del territorio nacional. Un deseo antiguo y reprimido mana hacia fuera del suelo patrio hasta producir un simbolismo que casi nadie reconoce como herencia propia.

El duplicado natural de la mujer-nación renace como árbol de morro cuyos frutos copian la extremidad superior decapitada. La misma palabra náhuat-pipil que se le asigna al morro — tekúmat, “calabaza/ayote que se utiliza para hacer huacales/jarros”— designa la cabeza cercenada. Tsuntekúmat significa “cabeza de calabaza/ayote; la cabeza humana separada del cuerpo; espectro o fantasma”, cuyas cualidades reproductoras exceden toda actividad genital.

Ella representa el archivo espantoso —arkhe, principio histórico y mandato— que organiza las leyes históricas de El Salvador y su orden jurídico sobre un acto cíclico de desmembramiento. Regulada por la circuncisión, la mujer-nación lleva impresa la incisión originaria en su propio cuerpo y en su piel tatuada. De esa abertura sangrienta, emergemos hacia lo subterráneo y prohibido o hacia el exilio y la emigración.

Como el átomo, ese cuerpo humano dicotómico emite ondas magnéticas difusas y partículas sólidas a la vez, en facsímil de la dicotomía esencial de la materia. Los ámbitos de lo imaginario y de lo simbólico rigen lo real, lo biológico, al someterlo a su gobierno de ideas rectoras. Lejos de todo “desierto de lo real”, la narrativa náhuat nos enseña que el universo corporal lo puebla una cultura dual cuya utopía conciliaría los polos opuestos complementarios de un todo único indiviso.

Hombre y mujer —corpúsculos sólidos y frecuencias oceánicas, a la vez— exhiben sólo dos fases de una mujer-nación salvadoreña dualista y fragmentada. Su reconfiguración en un todo marcaría un acto utópico de justicia histórica, el cual le otorgará una voz a todos los fragmentos dispersos de la sociedad salvadoreña. Le concedería expresión incluso a las voces que se dispersan en el exilio.  A una nación sin territorio… 

II. El mito
He aquí una fracción del mito intitulado “La mujer en fragmentos” —“La nación en fragmentos”— el cual describe la autonomía de los miembros con respecto al tronco, en un cuerpo concebido como objeto fractal ramificado. Asimismo, el relato narra la existencia de una sexualidad sin sexo que no se supedita a los genitales sino que obedece al deseo, a la imaginación y al símbolo. Lo psíquico prevalece sobre lo biológico. Por último, relata la existencia de un ser dual, a dos cabezas —masculina la una, femenina la otra— pese a que se adhieren al cuerpo de un hombre. Su reconciliación andrógina inaugura la utopía de regeneración de la especie. A los engendros de la cabeza femenina enterrada/sembrada (tuuka) se les depara la emigración, la búsqueda de sustento en tierra extraña.

La presentación del relato prosigue una estratigrafía a cuatro niveles: 1) texto náhuat-pipil, 2) traducción poética, 3) traducción lingüística literal y 4) Notas explicativas a ciertos términos náhuat-pipiles claves.

II. 1. La mujer en fragmentos

II. 1. 1. Texto náhuat-pipil

Némi-k se tágat mu-namik-tix-tuk, gi-pía ni i-síuau, uan in-té gi-mati-gatka, ga gisa ga tayúua. Se-maya g-ida-gatka, ga ta-tuui gi-pía ti gi-kua tei-seya. (1)
Némi-k se, ka gi-pachiuía uan g-íli-k: “xi-k-pachíui ne mu siuau: gisa ga tayúua, pal yu-kuchi uan se séyuk. (2)
 “Ti-g-ida-s, ga ijkía, ga gisa, ga gi-talía se kuáuit tan-kupa ne mu taken, pal t(i)-k-mati, ga ne nemi mu náua-k!”. (3)
Uan gi-pachiuía uan g-ida-k, ga ijkía, ga gis-ki; uan inti-atka g-ili-k. (4)
Kan tatuui-k, yaj-ki i-chan ne, ka g-ilij-tuk, uan g-il-ik: ijkía tei-né ti-nich-il-ik! Yaj-ki ne i-tsun-tekun, yaj-ket ni i-mej-mei, kuaguni yaj-ket ni mej-metskuyi, —“Se-maya naka ni i ueika”. (5)
Uan nemá ne séyuk ga-tayuua mu-getsk-i ta-chía, kan-né kuj-kupéu-tuk, uan g-ída-k: nak-tuk ísel i-naj-naka-yu. Uan yaj-ki mu-tega gi-chía, keman yú-uits. (6)
Ax(k)an kan tá-tuui-k, yaj-ki g-ilí-a, ga gístu-k: kan-né kuj-kupéu-tuk, —ísel naj-naka-yu. (7)
Uan g-ili-k: “axan pal ma-g-ida, ga ti-g-its-tuk, xu-xi-kui se uajkal uan nesti; uan ti-k-má ístat, ti-k-má kan-né kuj-kupeut-tuk. Kuaguni tí-au ti-mu-teg-a, ti-k-chía, después y-uuit-s. (8)
Kuaguni kan uála-k ni tsun-tekun, mu-sálu-k, —(I)n-té uéli-k! Mu-sálu-k sempa, —(I)n-té uéli-k. Uéts-ki, mu-kuepi mu-suluua, —Inté uéli-k!. (9)
Kuaguni uíts ni mex-méi, —Inté uéli-k. Kuaguni uíts ni mej-mets-kúyu, —Kenaya, inté ueli-k. Kuaguni ta-getski ne tsun-tekúmat: xi-mu-getsa. (10)
“Xi-mu-getsa. Ni-k-negi ma-xi-nech-ili, tí-ga ti-k-chiú-tuk ne inte-yek. Uan pal-té ti-mu-kuepa ti-k-chíua, niu-mu-saluua mu-tech!”. (12)

La doble cabeza
Kuaguni mu-salu-k tech ni xulej-iu. Naka-k ume tsun-tekun: kan yaui-gatka tegiti, gi-uiga-gatka; ta-kua kan-né ta-kua ne xulej-iu. (13)
Uan pal m-ij-kuit-a, —tik ni tili ne xulej-iu, uan pal mu-xixa, —tik ne kulu-tsin ne sulej-iu. (14)
Uan pal kuchi mu-kupeua-gatka tech ni sulej-iu; uan kuchi-t san-se uan taj-ta-g-ets-a-t yek. (15)
San mu-(u)lin-a ni selex-iu, nemá nimi yaxa pachiuía pal-té y-aj-káu-a. (16)

II. 1. 2. Traducción poética

Había un hombre casado cuya esposa salía de noche sin que él lo notara. Desde el amanecer, ella le había preparado los más diversos manjares para que comiera. Un solo hombre observaba que ella salía sin ser vista. (1)
Quien advertía sus continuos viajes nocturnos, le recomendó (al esposo). “Vigila a tu mujer, ya que de noche va a dormir en compañía de otro”. (2)
“Notarás que es cierto que sale si pones un palo bajo la manta. Así creerá que estás cerca de ella”. (3)
Y la vigiló hasta darse cuenta que era verdad que salía, pero no dijo nada. (4)
Al amanecer, fue a casa de aquél que se lo había revelado, y le dijo. “¡Es verdad lo que tú me contaste! La cabeza le fue cortada; se fueron los brazos, luego se fueron las piernas (muslo y pantorrilla). —“Sólo quedó el cuerpo inerte”. (5)
Y de inmediato otra noche, se levantó a observar lo que sucedía. Donde se encontraba el cuerpo resquebrajado, advirtió que habían quedado sólo las carnes inertes. Y fue a acostarse sin mayor preocupación, no sin observar que después regresaría. (6)
Al amanecer, salió a decir lo que había mirado. “Del cuerpo resquebrajado, sólo quedan carnes (sin espíritu)”. (7)
Y le recomendó. “Ahora intenta que ella advierta que la has visto tú. Pon un huacal con ceniza y le echas sal. Se la echas precisamente ahí dónde está resquebrajado, en el cuerpo cercenado. Luego te acuestas y la observas cuándo regrese”. (8)
En seguida vino la cabeza a adherirse. Pero no fue posible. Intentó adherirse otra vez. Tampoco fue posible. En cambio, se derrumbó y volvió a adherirse. ¡No fue posible! (9)
Luego vinieron los brazos. No fue posible. Luego vinieron las piernas enteras. Igualmente no fue posible. Luego profirió la cabeza/calavera. ¡Levántate! (10)
“¿Qué quieres?” (11)
“¡Levántate! Quiero que me digas, por qué has obrado de manera nefasta. Te recomiendo que no lo vuelvas a hacerlo. Voy a adherirme a ti”. (12)
La doble cabeza
De inmediato se le adhirió al esposo, de manera que quedaron dos cabezas (en un solo cuerpo masculino). Al ir a trabajar, la llevaba consigo. Comía, al alimentarse el esposo. (13)
Y así defecaba, por el ano del esposo. Y así orinaba también, por el pene del esposo. (14)
Y dormía por sí sola, ya que se separaba del esposo. Y dormían cada quien por su lado. Y platicaban largo y sin disputarse. (15)
Tan sólo se movía el esposo, de inmediato estaba ella vigilándolo, para que no la abandonara. (16)

II. 1. 3. Traducción lingüística-literal

Existencial-pretérito un hombre reflexivo-encontrar-causativo-participio/perfectivo, la-tiene la-su mujer, compañía no lo-saber-imperfecto/(re)iterativo, razón sale razón noche. Uno-solo ve-(re)iterativo, razón amanece lo-tiene ¡tú! lo-come qué-completo/unitario (1)

Existencial-pretérito uno, razón la-vigila compañía lo-decir-pretérito: imperativo-la-vigilar la-tu mujer sale razón noche, (es) beneficio va-duerme compañía un otro. (2)

”Tú-la-ver-futuro, razón (es) verdad, razón sale, razón lo-pone un palo bajo la-tu manta, (es) beneficio tú-lo-sabes, razón artículo/demostrativo existencial tu cerca(nía)”. (3)

Compañía la-vigila compañía la-ver-pretérito, razón (es) verdad, razón salir-pretérito; compañía nada lo-decir-pretérito. (4)

Dónde/cuándo amanecer-pretérito, ir-pretérito su-casa artículo/demostrativo, razón lo-decir-perfectivo/participio, compañía decir-pretérito: ¡(es) verdad qué-artículo/demostrativo tú-me-decir-pretérito! Ir-pretérito artículo/demostrativo su-cabeza cortada, ir-pretérito/plural artículo/demostrativo sus-plural/reduplicación-brazo, luego ir-pretérito artículo/demostrativo plural-pierna (muslo-pantorrilla), —“Sólo (uno) queda artículo/demostrativo su cuerpo/tronco”. (5)

Compañía de-inmediato una otra razón-noche reflexivo-levantar-pretérito algo-mira: dónde/cuándo-artículo/demostrativo reduplicación-resquebrajar-participio/perfectivo compañía lo-ver-pretérito: (han/están) quedar-participio/perfectivo sólo sus-reduplicación-carne-posesión. Compañía ir-pretérito reflexivo-acuesta lo-mira, después va-regresar. (6)

Ahora dónde/cuándo algo-amanecer-pretérito, ir-pretérito lo-dice, razón-lo-mira: dónde/cuándo-artículo/demostrativo reduplicación-resquebrajar-participio/perfectivo, —sólo (son) reduplicación-carne. (7)

Compañía lo-decir-pretérito: ahora (es) beneficio -lo-vea, razón tú-la-ver-participio/perfectivo, andá-imperativo-poner un huacal compañía ceniza; compañía tú-lo-echas/das sal, tú-lo-echas/das dónde-artículo/demostrativo (está) reduplicación-resquebrajar-participio/perfectivo. Luego/entonces tú-vas tú-reflexivo-acostar, tú-la-miras, cuándo regresar-futuro. (8)

Luego/entonces cuando/donde venir-pretérito artículo/demostrativo cabeza, reflexivo-adherir-pretérito, —¡No (es) posible-pretérito! Reflexivo-adherir-pretérito otra-vez. —¡No (es) posible-pretérito! Derrumbar-pretérito, reflexivo-vuelve, reflexivo-adhiere —¡No (es) posible-pretérito! (9)

Luego/entonces viene(n) artículo/demostrativo reduplicación-brazo —No (es) posible-pretérito. Luego/entonces viene(n) las reduplicación-pierna-posesión (muslos y pantorrilla). —Igual(mente) no (es) posible-pretérito. Luego algo-platicar-pretérito artículo/pretérito calavera: ¡imperativo-reflexivo-levantar! (10)

¿Qué tú-lo-quieres? (11)

“¡Imperativo-reflexivo-levantar! Yo-lo-quiero exhortativo-imperativo-me-decir-aplicativo, por-razón tú-lo-hacer-participio/perfectivo artículo/demostrativo no-bueno. Compañía (es) beneficio-no tú-reflexivo-vuelves lo-haces, voy-reflexivo-adherir tu-junto”. (12)

Luego/entonces reflexivo-adherir-pretérito junto artículo/demostrativo-su esposo-posesión. Quedar-pretérito dos cabezas: cuando ir-(re)iterativo, trabaja, la-llevar-(re)iterativo; algo-come cuando algo-come el esposo-posesión. (13)

Compañía (es) beneficio reflexivo-defeca (se-saca-excremento), —De/en artículo/demostrativo-su ano artículo/demostrativo esposo-posesión, compañía (es) beneficio reflexivo-orina — De/en artículo/demostrativo escorpión-diminutivo artículo/demostrativo esposo-posesión. (14)

Compañía (es) beneficio duerme reflexivo-quebrar-(re)iterativo junto artículo/demostrativo-su esposo-posesión; compañía duermen cada-quien compañía reduplicación-algo-platican-largo bien. (15)

Sólo reflexivo-mueve artículo/demostrativo-su esposo-posesión, de-inmediato existencial él/ella vigila(ndo) (es) beneficio-no la/o-deja. (16)

II. 1. 4. Notas a renglón número

(1) Mu-namik-tix-tuk, mu-namik-tia-tuk, reflexivo-encontrar-causativo-perfecto, literalmente, “hacer que uno se encuentre”, es decir, “casarse”, Campbell, 1985: 359. Curiosamente, si “casarse” pertenece a la esfera del “causar el encuentro de sí”, este hallazgo lo asocia con el “pensar” cuya traducción literal se glosa “hígado-encontrar”, “el-namigi/namiki”. Pía, piya, “tener”, Campbell, 1985: 397; pero Schultze-Jena lo relaciona a la numeración, “contar”. La terminación –gatka Schultze-Jena la relaciona al náhuatl cat-ca, “ir”, de ca, “ser/estar” (Karttunen, 1983: 18), para expresar una acción reiterada en el pasado como el imperfecto castellano; Rémi Siméon, 1977: 68, catqui, “ser, estar [sólo] se emplea en la tercera persona”. Campbell (1985: 82 y 272) verifica la existencia de un sufijo –ka, “frecuentativo”, sin implicaciones temporales y –katka, “imperfectivo”. Gisa, kisa, “salir”, Campbell, 1985: 280. Se-maya, “uno-sólo”, Campbell, 1985: 419. Ti, “tú”, parece ofrecer un apelativo a quien escucha el relato. Tei-(s)-eya, talvez “varias cosas”. Nótese la sucesión final de tres verbos conjugados en serie.

(2) Pachiuía, pachiwia, “vigilar”, Campbell, 1985: 371 y Rémi Siméon, 1977: 369. Ili, ilwia, “decir”, Campbell, 1985: 230. Kuchi, “dormir”, Campbell, 1985: 285.

(3) Gisa, kisa, “salir”, Campbell, 1985: 280. Talia, “poner, asentar, llevar (ropa)”, Campbell, 1985: 451; náhuatl tlalia, Rémi Siméon, 1977: 599. Tan-kupa, -tan y co-pa, “debajo de-movimiento de/por/hacia”, Campbell, 1977: 460; náhuatl copa, cacopa, “indican movimiento de, por, hacia, sobre”, Rémi Siméon, 1977: 114. Mati, “saber”, Campbell, 1985: 338; náhuatl, “saber dónde está, informarse”, Rémi Siméon, 1977: 257. Náua-k, -naawa-k, “cerca-locativo”, “cerca de, junto con”, Campbell, 1985: 360; náhuatl, nauac o nahuac, “cerca, en sitio próximo”, Rémi Siméon, 1977: 303.

(4) Gis-ki, kis-ki, “salió”, Campbell, 1985: 280. Inti-atka, negativo-atka, tee adka, “nada (no-algo)”, Campbell, 1985: 202 y 751, pero Schultze-Jena también la traduce por “mentira, embuste”.  

(5) Tsu-tekun, “tsun-“, “pelo, cabeza, punta/cogollo” y tekun, talvez teki, “cortar”, Campbell, 1985: 539-542; en náhuatl, tzontequi, “juzgar o sentenciar”, Karttunen, 1983; 318 y Rémi Siméon, 1977: 736. Mei, mey, “mano, patas delanteras”, Campbell, 1985: 345, pero Schultze-Jena lo relaciona al conteo ya que la mano es el conjunto numérico por excelencia (5); náhuatl, maytl, Rémi Siméon, 1977: 250. Mets-kuyi, de mets, “pierna, muslo”, y kuyu, “mata”, arbusto/tallo, pantorrilla, Campbell, 1985: y 342. Ueika, weeyka, “cuerpo, vulva”, quizás relacionado a weey, “grande”, Campbell, 1985: 567-8 y 670; náhuatl (h)ueica, “superior, grandemente”, Rémi Siméon, 1977: 747. Nótese la autonomía de las extremidades —cabeza, piernas, brazos— con respecto al torso como si el cuerpo no conformase una unidad sino un dispositivo fragmentado entre lo magno —weeyka, el tronco— y lo insignificante, las cinco extremidades que al disgregarse le resultan infieles. Sin embargo, esta magnitud cede ante la valoración de las extremidades con movimiento autónomo y el cuerpo sin espíritu. Nótese también que la actividad sexual ilícita de la mujer sucede al nivel del deseo sin intervención de tronco ni genitales que permanecen inertes en casa del marido. Existiría una sexualidad sin cuerpo.

(6) Nemá, nema-a, “pronto, luego”, Campbell, 1985: 365. Ta-yuua, ta-yuwa, “noche”, de ta-, objeto indefinido y yuwaki, “oscuro”, Campbell, 1985: 480; náhuatl tlayoa, “ser ya de noche, estar oscuro”, Rémi Siméon, 1977: 590. Kuj-kupéu-tuk, ku-peewa, “quebrar (madera)”, rajar, de ku-, “madera, y pewia, “cazar”, Campbell, 1985: 298 y 391; náhuatl pehua, “vencer”, Karttunen, 1983: 191 y Rémi Siméon, 1977: 381. A la reduplicación Schultze-Jena le concede un sentido reiterativo que traducimos por “resquebrajar”, en vez de “rajar”.

(7) La insistencia en estos dos últimos renglones sobre la permanencia de sólo “sus carnes” —como algo íntimamente poseído y entrañable, —yu— sugiere talvez que el resquebrajamiento del cuerpo femenino se acompaña por la emigración de su energía anímica. Permanece cuerpo inerte fragmentado sin alma(s).

(8) Ma-g-ida, “ma”, “partícula exhortativa […] semejante al que en el subjuntivo español”, Campbell, 1985: 84. Ti-g-ist-tuk, t-g-ida-tuk, “tú-lo-ver-perfectivo”, tú-lo (has) visto. La doble secuencia verbal — tí-au ti-mu-tega— plantea una iteración del sujeto gramatical que refiere un estilo semejante al de la música repetitiva contemporánea. Literalmente diría “tú-vas tu-te-entierras/siembras”. Nótese el giro reflexivo aun si el hombre entierra/siembra la cabeza de la mujer.

(9) (SJ). Nótese la autonomía de extremidades y partes del cuerpo las cuales regresan a adherirse para reestablecer la unidad primordial sin éxito. A la vez, cada sección mutilada parece articular su fracaso por reincorporarse.  Esta inercia del tronco comprueba la prioridad de la cabeza o actividad mental sobre los demás órganos del cuerpo.

(10) La comparación con la calabaza confirma la imagen de la cabeza separada del tronco (SJ); al igual que la importancia del deseo como centro rector. Se prosigue el intento por restaurar la unidad, a la vez que se explicita la capacidad de habla que poseen los miembros disgregados, acaso con carga anímica autónoma.

(12) Literalmente, por qué has hecho cosa tan horrenda (SJ), no-buena. La unidad se logra sólo por medio de la unión conjunta de ambos consortes, una especie de hermafroditismo cardinal que une a ambos géneros en un cuerpo masculino con dos cabezas. Acaso se trate de dos culturas o grupos étnicos —dos túunal, pensamientos— que comparten un mismo territorio. 

(13) Se insiste en la conjunción de dos cabezas en un cuerpo único, esto es, un organismo a mente dual.

(14) Kulu-tsin, “escorpioncito”, metafóricamente, el pene; náhuatl colotl, “alacrán”, pero con diversa connotación, icolouh, “su castigo (alacrán)”, Rémi Siméon, 1977: 123, por lo cual habría dificultad por traducir conceptos del centro de México al trópico salvadoreño. Hombre y hembra comparten el mismo cuerpo y realizan todas las funciones orgánicas por los mismos órganos masculinos; pero difieren en la cabeza.

(15) Ku-peua, ku-pewa, “cabeza-cazar/vencer”, “quebrar (madera)”, Campbell, 1985: 298; nótese la falta de orientación retrospectiva (de) en el complemento; náhuatl, peua, “vencer, someter, sojuzgar”, Rémi Siméon, 1977: 381. Tax-ta-getsat, reduplicación frecuentativa/habitual (“soler”) de ta-ketsa, “hablar” con pronombre de objeto indeterminado (ta-) fosilizado, Campbell, 1985: 443; náhuarl, tlaquetzalli, “contar fábulas”, Rémi Siméón, 1977: 648. 

(16) La terminación –iu, -yu, de xulej, “esposo”, denota el carácter inalienable de la relación de pareja.



Bibliografía

Campbell, Lyle. The Pipil Language of El Salvador. Berlin/New York/Amsterdam: Mouton Publishers, 1985.

Schultze-Jena, Leonhard. Mitos en la lengua materna de los pipiles de Izalco en El Salvador (1935). San Salvador: Editorial Universidad Don Bosco, 2011. Traducción e interpretación de Rafael Lara-Martínez.

Siméon, Rémi. Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana. México, D. F.: Siglo XXI    Editores, 1977.


Notas

(1) El mito náhuat-pipil titulado “La mujer en fragmentos” se traduce y analiza al final de la exégesis. Una excelente paráfrasis política rezaría “La nación en fragmentos”.

(2)Para el concepto de “fractal”, consúltese un diccionario científico sobre geometrías post-euclidianas. La definición de wikipedia bastaría: “una forma geométrica fragmentada la cual al dividirse cada una de sus partes es una copia de la totalidad, propiedad llamada similitud”. Véase ilustración del helecho en el cual cada rama remeda a la mata entera y cada hoja a la rama y a la mata, al infinito Para el cuerpo humano, la cabeza de la mujer semeja el cuerpo, cuyas partes remedan la cabeza y el cuerpo, etc.

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Lingüista, escritor y académico salvadoreño, licenciado en antropología lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH, ciudad de México) y Doctor en Lingüística por la Universidad de La Sorbonne (París).

Ha realizado estudios posdoctorales en literatura latinoamericana en la Universidad de Carolina del Norte (Chapell Hill, Estados Unidos), se ha desempeñado como catedrático de lengua española y francesa, cultura y literatura latinoamericana, literatura centroamericana, historiografía literaria latinoamericana, lingüística, antropología y semiótica en México, Francia, Costa Rica, El Salvador y Estados Unidos.Actualmente es profesor del Departamento de Humanidades del Instituto de Tecnología de Nuevo México, Estados Unidos.