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Pláticas con Juan José Millás

1 octubre, 2009

El último libro de Juan Jose Millás (Juanjo o Millás) “Los Objetos Nos Llaman” está teniendo un éxito basado en el boca a boca. Al contrario que su novela El Mundo, galardonada con el premio Planeta, a este libro de relatos sólo le ha hecho falta que muchísimos lectores se sientan identificado con los hallazgos de lo cotidiano que, de forma breve, Millás nos narra.

Si tuviera que definir a Juanjo Millás diría que es un peatón, en el mejor sentido de la palabra (no en el que utilizan los amigos de Mafalda cuando van en patineta).

Es un hombre de la calle, atento a su ruido, el ruido de Madrid y de los pueblos pequeños del norte de España, y sobre todo que todavía (ese magnífico todavía) se indigna. No hace falta conocerlo personalmente, sino leer su último libro publicado, Los Objetos Nos Llaman, donde al igual que en su novela premiada por el Planeta, El Mundo, Millás se hace niño y mira a todo lo que le rodea desde los ojos pequeños pero abiertos a lo grande.

“La infancia siempre marca. De la mía, entre otras cosas, recuerdo que éramos pobres como ratas. Vinimos a un barrio de Madrid que, entonces estaba mucho más en las afueras. Teníamos que ingeniarnos la vida para seguir hacia delante. De esa infancia, creo que no hay que huir, sino rescatar lo más preciado. La mirada es una de esas cosas, claro”.

Y de esa mirada a la actualidad, aplicada a sus columnas semanales en el diario El País, nace un género que el propio Millás ha bautizado como el “articuento”: pequeños artículos con la trama de un cuento. Pero no es sólo la actualidad mediática el objeto del Millás periodista sino la actualidad social, las reacciones individuales a temas como la crisis económica, o los comentarios a una foto, un ejercicio que realiza semanalmente. De las fotos publicadas en prensa, Juanjo escoge una y le hace un breve comentario.

“Creo que tengo más lectores de mis comentarios a fotografías que de mis cuentos o novelas. Elijo entre las fotos publicadas en prensa escrita o en agencia. Siempre hay algo que me llama la atención. A veces, la fotografía cuenta mucho más que las palabras, sin duda. Otras tiene un mensaje muy potente y también una historia dramática”

Sí, como la foto de una niña palestina fallecida durante los últimos bombardeos israelíes, cuyo cuerpo fue sacado de los escombros y mostrado a todos los fotógrafos que allí estaban. Millás escribió un comentario tremendo que no gustó nada al embajador israelí en España. Frente a aquella niña, quienes bombardeaban perdían la causa.

“Yo es que cuando veo que ocurren esas cosas, pierdo toda la objetividad. Ahora acabo de volver de Cachemira, y  después de ver lo que hace el ejército indio allí, aunque no te lo propongas, no puedes evitar defender la causa de los cachemiros que se levantan, viven y mueren siendo apuntados por un fusil durante todo el tiempo.”

Pero no es objetividad precisamente lo que los lectores de Millás le piden, sino su mirada que, de pronto, en su último libro se vuelve el objeto que mira. Sus relatos están llenos de muertos que andan por la calle, y que no saben que están muertos. Una metáfora a la que sólo un niño sería capaz de darle vida.

El libro Los Objetos Nos Llaman, publicado por Alfaguara, parte desde los recuerdos que el niño Juanjo conserva de sus padres. Y luego avanza en una segunda parte hacia una miscelánea de temas, conservando siempre el espacio corto, a veces brevísimo, en el que se condensa la fascinación de mirar al mundo cotidiano. En cualquier momento, sin que uno lo pretenda, se topa con un hallazgo, con el mensaje cifrado de la rutina. Dice Millás:

“Yo he llegado a pensar que las mejores cosas que te pasan en la vida son las que no te cuestan trabajo. Entiéndeme, no es que uno deje simplemente que las cosas pasen. Hay que trabajar ciertas condiciones. Por ejemplo, enamorarte. Te pasa o no te pasa. Pero no es algo que se obtenga con una licenciatura. O escribir una novela que te salga de un tirón.”

Parece que eso le ocurrió con El Mundo, la del premio Planeta. Una novela en la que el autor se escribe un extenso reportaje sobre sí mismo, indagando en su memoria y quizá, encontrando pistas del Juan Jose Millás que existe hoy. En la novela, por ejemplo, se habla de la madre del narrador como una persona bipolar. El interés de Millás por todos los desórdenes psíquicos es evidente. Ha vuelto de visitar a personas con problemas de salud mental en Cachemira. Ha vuelto de la sordidez de un hospital psiquiátrico en Srinagar. Cuando escribe reportajes sobre personas siempre espera encontrar el hilo de Aridna. ¿Pero lo encontró de sí mismo? ¿Puede ser él mismo narrador, protagonista y memoria?

“Pues no lo sé. Sólo sé que cuando pienso en esa novela y trato de acordarme, no me recuerdo escribiéndola. Fue como si lo hiciera en un estado de shock, o mejor bajo hipnosis. Lo único que sé decirte es que se trata de una novela”

Y una novela con premio, el controvertido Planeta. Uno aborda la pregunta dándole vueltas, nunca de frente. Porque debe ser difícil defenderse del Planeta. Pero Juanjo contesta con franqueza.

“No creo que me tenga que defender del Planeta. Al revés. El libro llega a más gente con ese premio”.

Desde los rumores que hablan de que se trata de un premio negociado hasta las declaraciones de Juan Marsé que renunció a ser jurado hace algunos años, el Planeta está bajo sospecha de buscar el interés comercial, por encima de todo.

“Mira, es casi imposible corromper a cinco jurados. Además, piensa en muchos de los que han ganado el premio, como Juan Benet, o Antonio Muñoz Molina. Lo ganaron y no eran comerciales. Yo sé que hay mucha gente que dice que es un premio que se ofrece. En mi caso, al menos, puedo asegurar que no fue así. Y conozco a otros que les pasó lo mismo.”

Es un tema espinoso, así que corramos un tupido velo. A Juanjo le sobra franqueza y si se le pregunta qué esperaba después de escribir El Mundo, contesta:

“Que lo leyeran mis antiguos amigos del barrio. Pero no sé si lo habrán hecho.”


Fotografías: Juan Carlos Tomasi

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Nacido en Andalucía, tiene la doble nacionalidad hispano-nicaragüense, países en los que ha trabajado en el mundo de la docencia, la cultura, el periodismo y la cooperación. Licenciado en Filología, y master en Periodismo y Derecho Internacional. Es consultor de comunicación y cooperación. Escritor, docente y colaborador en varios medios en España (como El País) y Latinoamérica (Gatopardo, La prensa, Confidencial, Etiqueta Negra, etc.) sobre temas literarios y de actualidad internacional, crisis, cooperación y desarrollo. Ha publicado, entre otros libros de antologías y colaboraciones, ensayos y relatos (Las cien Novelas para siempre del siglo XX y Si estuvieras aquí, de la editorial Icaria). Fundó con Sergio Ramírez la revista cultural Carátula www.caratula.net , de la que fue editor. Ha sido profesor de Comunicación y Humanidades, traductor y responsable de información de Médicos sin Fronteras. Ha conocido de primera mano numerosos conflictos y crisis humanitarias. Fue coordinador de la Campaña de Acceso a Medicamentos en América Latina. También ha coordinado proyectos que unen el mundo humanitario y el desarrollo con la Literatura como la serie Testigos del olvido de El País Semanal.