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Pláticas con Manuel Vicent: «El compromiso de mantener la virginidad en la mirada»

1 abril, 2011

Vicent, periodista y escritor de origen valenciano, es columnista en El País y ha escrito ya decenas de novelas como Tranvía a la MalvarrosaLeón de Ojos Verdes o Son de Mar, con la que ganó por segunda vez el premio Alfaguara de Novela (1999). Ahora, Aguirre el magnífico, relata un pedazo de la historia de España y su transición a la democracia a través de un personaje esperpéntico, propio de Valle Inclán, pero que fue absolutamente real, el último duque de Alba.


SM: Jesús Aguirre se crió sin padre, y con una madre que ocultaba su maternizada en Santander. Nació en 1930, se hizo sacerdote progresista y más tarde editor. Luego, se casó con la actual duquesa de Alba y fue duque consorte hasta su muerte en soledad, en el palacio de Liria de Madrid en 2001. Realmente una vida novelesca. Pero es un personaje que desapareció en las últimas páginas de las revistas del corazón que lo perseguían.

MV: Sí, desapareció como un fenómeno social, pero yo lo he rescatado en el libro más que como duque de Alba, como personaje de ficción con toda su biografía anterior a la que se conoció en las revistas. He retratado su nacimiento, la época eclesiástica y en su época como editor de la editorial Taurus. Estuvo engarzado en un círculo de intelectuales que marcó una época. Creo que esto es lo más interesante.

SM: Subtitulas al libro como Retablo Ibérico, un claro brindis a Valle Inclán, por su Ruedo Ibérico. El personaje de Aguirre es esperpéntico, parecía hecho para Valle Inclán.

MV: El esperpento es una forma de entender la historia a través de una persona. Esa persona que se refleja a través de un espejo deformante, como lo definió Valle. No se puede entender la historia de España sin la biografía de ciertos “héroes”. En este aspecto, Aguirre es un gran condensador de diferentes épocas y nivelas de la historia de España, desde su nacimiento con tintes folletinescos a su perfil teológico e intelectual y después a la época de la nobleza.

SM: Tú te considerabas amigo suyo, de hecho, él te nombra medio en serio, medio en broma, su biógrafo oficial delante del rey. ¿Crees que llegaste a conocerlo realmente?

MV: Amigos, realmente, yo no creo que él los tuviera de verdad. Ahora bien, yo le conocía bastante y estuve muy cercano al grupo de intelectuales a su alrededor, aunque yo era más joven. Digamos que le conocí lo suficiente como para saber e intuir la atmósfera que le rodeaba. Pero la Literatura se debe detener en ese momento en que no sobre ni falta nada, pero la exactitud biográfica tampoco es esencial.

SM: El inicio del libro ya marca la ironía y el sarcasmo desde la que escribe esta historia. En una entrega del premio Cervantes, Manuel fue testigo de cómo Jesús Aguirre y el Rey Juan Carlos se comen un chorizo y se les chorrea una veta de grasa. La escena de la primera página es hilarante.

MV: Y sucedió así realmente. Yo me consideraría un genio si aquello lo hubiera inventado de la nada. Fue absolutamente real.

SM: También reivindicas a personas que fueron víctimas de la represión franquista, como el de Enrique Ruano y Julián Grimau.

MV: Sí, fueron crímenes muy sonados en la clandestinidad. En el caso de uno de ellos, era un hijo de vencedores de la guerra. En la universidad y en toda la burguesía de izquierda fue un golpe muy duro.

SM: Al lado de estas historias, vas haciendo un retablo de las diferentes épocas de la historia de España, y al lado de esos crímenes del franquismo, señalas a ministros que compartieron responsabilidad con el régimen y que luego tuvieron un papel importante en la transición, como el caso de Fraga Iribarne.

MV: No sé cómo se las arreglaba Franco, pero cada vez que cambiaba de equipo de gobierno, firmaba una sentencia de muerte y hacía que su gabinete lo firmara también solidariamente, una forma de tenerlos enganchados en la mala conciencia.

SM: Para el ruedo ibérico, Valle Inclán se documentó en los libros de historia y en los rumores de la época isabelina. Para este libro, ¿te documentaste mucho o recurriste a la memoria?

MV: No he querido hacer una biografía, sino una novela, así que he recurrido principalmente a mi memoria. Lo que más me ha obsesionado es describir metódicamente y con rigor la atmósfera, lo inasequible. Yo creo que el arte consiste en detenerse a tiempo y eso consiste en dejar muchas sugerencias para que el lector acabe por recrear la historia. Aparte, me he tenido que documentar con la parte de la infancia de Aguirre que yo no conocía.

SM: Hay otros personajes como el militar Gutiérrez Mellado, que plantó cara a los guardias civiles que asaltaron el congreso en el golpe de estado de principios de los ochenta. Se trata de un homenaje.

MV: Es que Gutiérrez Mellado tuvo el privilegio de que las cámaras de televisión grabaran su acto de valentía al no inclinarse ante los guardias civiles. Luego cuando le pregunté qué era lo que más le había molestado de aquel suceso me dijo que no soportó haber visto militares con el uniforme desabrochado y calcetines de colores.

SM: Tú apareces en el libro como un testigo de la época. Hablas de tener un lema: “no molestar la siesta a nadie”. Pero también muestras un debate interno entre el compromiso social y el compromiso por el arte.

MV: Mi único compromiso es el de escribir bien. El de escribir lo que sé, con autenticidad, sin hacerme trampas, y conservar la virginidad en los ojos y sorprenderme cada día de los vicios y los actos heroicos de que es capaz el ser humano e incorporar eso a mi manera de ser y mi vida para expresarlo literariamente.

SM: Con algo de Valle Inclán, de Visconti y de Lampedusa, gracias Manuel por esta historia.

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Nacido en Andalucía, tiene la doble nacionalidad hispano-nicaragüense, países en los que ha trabajado en el mundo de la docencia, la cultura, el periodismo y la cooperación. Licenciado en Filología, y master en Periodismo y Derecho Internacional. Es consultor de comunicación y cooperación. Escritor, docente y colaborador en varios medios en España (como El País) y Latinoamérica (Gatopardo, La prensa, Confidencial, Etiqueta Negra, etc.) sobre temas literarios y de actualidad internacional, crisis, cooperación y desarrollo. Ha publicado, entre otros libros de antologías y colaboraciones, ensayos y relatos (Las cien Novelas para siempre del siglo XX y Si estuvieras aquí, de la editorial Icaria). Fundó con Sergio Ramírez la revista cultural Carátula www.caratula.net , de la que fue editor. Ha sido profesor de Comunicación y Humanidades, traductor y responsable de información de Médicos sin Fronteras. Ha conocido de primera mano numerosos conflictos y crisis humanitarias. Fue coordinador de la Campaña de Acceso a Medicamentos en América Latina. También ha coordinado proyectos que unen el mundo humanitario y el desarrollo con la Literatura como la serie Testigos del olvido de El País Semanal.