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Pláticas – Contar bajo el fuego: Erika Montalvo (Colombia)

1 octubre, 2007

“El periodista que cubre el conflicto armado se siente más satisfecho cuando puede contar la pequeña historia de una familia que trata de sobrevivir”.


¿Cuándo empezaste como periodista en Colombia,  hacías cobertura del conflicto?

Yo empecé como todos los que estamos lejos de la capital, siendo corresponsal en Barranquilla. Como es un departamento pequeño y cercano a la costa, el conflicto allí no estaba tan presente. Cuando empecé a cubrir todos los tipos del conflicto en Colombia fue después, cuando llegué a Bogotá, y de ahí comencé a viajar por todo el país desde 1996 a 2005, casi diez años de ejercicio periodístico permanente.

¿Qué descubriste de Colombia que no sabías en Barranquilla?

En Colombia, sufrimos de una ceguera absoluta. Hay un país, el de las grandes y pequeñas ciudades, que desconoce por completo la dramática realidad que tiene que sufrir el otro país. Son millones y millones de colombianos que viven en un conflicto que los fuerza al secuestro, al confinamiento, al reclutamiento forzado, al asesinato… Ahora, con el tiempo, la gente se empieza a preguntar por qué hay tantos niños y mujeres en las calles de las grandes ciudades: son los desplazados, la prueba visible en la ciudad de que existe ese conflicto.

¿Tienen algo que ver con los medios con ese desconocimiento?

Yo creo que durante mucho tiempo no fueron conscientes de lo que estaba pasando. Durante la década de los noventa, la preocupación mayor de los medios fue el narcotráfico, el de los grandes carteles de Pablo Escobar, y antes de Rodríguez Gacha, etc. El país comienza a ver esa clase de grandes narcotraficantes y nuestro papel como gran exportador de coca. La lucha es frontal en ese momento, con la ayuda de Estados Unidos. La guerrilla y los grupos armados pasaron a un segundo plano hasta que terminaron de caer los grandes narcos a mediados de los noventa. Pero las FARC estaban organizándose para lo que ellos pensaban que sería la ofensiva mediática final. Comenzaron a hacer llamamientos para ampliar sus frentes en progresión aritmética, como efectivamente lo han venido haciendo. Y los menores pasaron a engrosar los grupos de las FARC y también de los paramilitares. Cuando las FARC toma el cerro de Patascoy, el país conoció el alcance de las FARC. Ya antes, habían estado secuestrando para utilizarlos como moneda de cambio. Entonces la guerra cambió, y los medios se hicieron más eco. Esta ofensiva de las FARC con retenciones de civiles, ya no sólo uniformados, ha degradado mucho que exista la posibilidad de una salida negociada del conflicto.

¿La negociación del presidente Pastrana con las FARC también atrajo la atención mediática?

Sí, sobre todo a nivel internacional, porque se hace una negociación en territorio evidentemente tomado por las FARC, y no fuera del país. Cuando fracasa, Estados Unidos interviene con el plan Colombia.

¿La situación ha empeorado en los últimos años?

Sí, con la gota que colmó el vaso de sangre: la formación de las autodefensas al mando de Carlos Castaño. Los grupos paramilitares y sus masacres terminaron de empeorar la situación.

¿Y los medios de comunicación lo tienen más difícil ahora?

Yo creo que el descubrimiento de las fosas comunes, el asesinato de los once diputados…todas esas cosas han devuelto a la cara de la gente la realidad de la situación. Ahí los medios son muy importantes. Las acciones de los grupos armados a veces incluyen bloquear todo tipo de información. En nuestro equipo tuvimos que arriesgarnos muchas veces para salvar una cinta grabada. Pero el periodista que cubre el conflicto armado se siente más satisfecho cuando puede contar,  no los grandes movimientos políticos ni de grupos armados, sino la pequeña historia de una familia que trata de sobrevivir y salvarse en medio de esa situación. El periodista tiene que mimetizarse con la población. En el departamento del Caguán yo iba hasta a las peleas de gallos.

Ahora estás trabajando como corresponsal en el exterior. ¿Te acompaña todavía alguna imagen de allá, de tus tiempo de reportera en el conflicto?

No es un recuerdo de la guerra. Siempre llevo conmigo la carta de una mujer campesina agradeciéndome que le cuidara a sus hijos mientras yo cubría las noticias del terremoto en el eje cafetero. Ella creía que la persona en la que más podía confiar en medio del desastre era en una periodista.

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Nacido en Andalucía, tiene la doble nacionalidad hispano-nicaragüense, países en los que ha trabajado en el mundo de la docencia, la cultura, el periodismo y la cooperación. Licenciado en Filología, y master en Periodismo y Derecho Internacional. Es consultor de comunicación y cooperación. Escritor, docente y colaborador en varios medios en España (como El País) y Latinoamérica (Gatopardo, La prensa, Confidencial, Etiqueta Negra, etc.) sobre temas literarios y de actualidad internacional, crisis, cooperación y desarrollo. Ha publicado, entre otros libros de antologías y colaboraciones, ensayos y relatos (Las cien Novelas para siempre del siglo XX y Si estuvieras aquí, de la editorial Icaria). Fundó con Sergio Ramírez la revista cultural Carátula www.caratula.net , de la que fue editor. Ha sido profesor de Comunicación y Humanidades, traductor y responsable de información de Médicos sin Fronteras. Ha conocido de primera mano numerosos conflictos y crisis humanitarias. Fue coordinador de la Campaña de Acceso a Medicamentos en América Latina. También ha coordinado proyectos que unen el mundo humanitario y el desarrollo con la Literatura como la serie Testigos del olvido de El País Semanal.