Ramon Lobo

Pláticas – Contar bajo el fuego: Ramón Lobo (Venezuela)

1 octubre, 2007

“Las preguntas morales hechas desde Nueva York o París son mucho más cómodas y menos comprometidas que una sola foto de Carter”.


Se dice que en las guerras y en las crisis humanitarias sale lo peor, pero también lo mejor del ser humano. ¿Te acuerdas de haberlo visto?

Se caen los disfraces, las máscaras, y surges tú, desnudo de adornos. El hijo de puta es un gran hijo de puta y la buena persona, el héroe verdadero.  Me refiero a los que padecen la guerra, no a los turistas que vamos a verla. A nosotros también se nos caen los adornos, pero ese descubierto se suele limitar a un mes.

¿Cuando eras pequeño, soñabas con esto? Quiero decir, ¿se puede querer ser de mayor reportero de guerra o enviado especial?

A los diez años quería ser periodista. Me imaginaba que serlo era contar historias. A los 20 años conocí a Ricardo Ciudad, gran periodista español que había estado en Vietnam y Palestina, y quise ser como él. Todos mis trabajos en los primeros 15 años de periodismo fueron en dirección contraria. Cuando me contrató EL PAÍS en 1992, mi futuro jefe, Luis Matías, me preguntó: ¿Estás dispuesto a ir a Sarajevo? Y le respondí: Llevo toda la vida esperando que alguien me haga esa pregunta.

Pensando en el popular Pérez Reverte, ¿el retiro dorado para un reportero consiste en escribir libros, novelas de historia o de aventuras, o en dar conferencias como los ex presidentes?

En el Periodismo actual cada vez hay menos espacio para las historias. El gran reportaje es una especie en grave peligro de extinción y el reportaje empieza a sufrir también de esa escasez y de la dictadura del diseño, todo troceadito en despieces para que el lector no se atragante. La mayoría de los grandes reportajes se publican en libros, es su nuevo espacio natural. El tiempo va uniendo países y gentes, les va dando un significado nuevo, más profundo. Con el tiempo comprendes cosas sobre las que no habías reflexionado y necesitas volver a escribir sobre ellas. En un libro caben tus sentimientos, tus pensamientos, tus miedos… En un reportaje, no.

¿Lo más difícil es siempre volver para contarlo?

Cuando regresas de un conflicto, los amigos te preguntan, pero tú aún no tienes palabras para contar lo que has visto o sentido, y cuando te llegan esas palabras ya a nadie le interesa tu historia. A veces cuando nos juntamos varios contamos batallitas, pero esas historietas nunca van a lo esencial, son un mecanismo de negación de la realidad, un truco que distrae y nos distrae para no hacernos demasiadas preguntas. Supongo que es un mecanismo de supervivencia.

¿La misión del periodista es contar sin actuar a toda costa? Perdona lo sórdido del ejemplo: pienso en la imagen del buitre y la niña, y el fotógrafo del premio que después se suicidó.

El periodista, como el caso de Kevin Carter, el fotógrafo al que te refieres, debe contar historias. Ese es nuestro trabajo. El de la ONG es ayudar y la del Gobierno actuar. A veces tu foto puede salvar vidas que no se ven. Esto que acabo de decir es en realidad una idiotez porque en el terreno todo se confunde y nada es lo que parece. Pero tengo claro, que las preguntas morales hechas desde Nueva Yok o París son mucho más cómodas y menos comprometidas que una sola foto de Carter. 

¿Los conflictos ya no son lo que eran para los periodistas?

Sí, lo hemos visto en el de Irak. El periodista ya no es bienvenido. El débil tiene sus medios para colocar su mensaje y el fuerte prefiere los marines con una cámara al hombro, para que las imágenes y la información sean las correctas. Vietnam fue posiblemente la inflexión. Estados Unidos comprendió que la guerra se puede perder desde la información.
 
Cuando escribas tus memorias …porque alguna vez las escribirás ¿no?, qué título le pondrás.

No tengo previsto escribirlas. Prefiero varias novelas en las que me pueda ocultar.

Finalmente, cuando se te acerca algún joven con ganas de dedicarse a este oficio, ¿qué es lo primero o lo último que le dices?

Que lea mucho. 

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Nacido en Andalucía, tiene la doble nacionalidad hispano-nicaragüense, países en los que ha trabajado en el mundo de la docencia, la cultura, el periodismo y la cooperación. Licenciado en Filología, y master en Periodismo y Derecho Internacional. Es consultor de comunicación y cooperación. Escritor, docente y colaborador en varios medios en España (como El País) y Latinoamérica (Gatopardo, La prensa, Confidencial, Etiqueta Negra, etc.) sobre temas literarios y de actualidad internacional, crisis, cooperación y desarrollo. Ha publicado, entre otros libros de antologías y colaboraciones, ensayos y relatos (Las cien Novelas para siempre del siglo XX y Si estuvieras aquí, de la editorial Icaria). Fundó con Sergio Ramírez la revista cultural Carátula www.caratula.net , de la que fue editor. Ha sido profesor de Comunicación y Humanidades, traductor y responsable de información de Médicos sin Fronteras. Ha conocido de primera mano numerosos conflictos y crisis humanitarias. Fue coordinador de la Campaña de Acceso a Medicamentos en América Latina. También ha coordinado proyectos que unen el mundo humanitario y el desarrollo con la Literatura como la serie Testigos del olvido de El País Semanal.