Poemas de Jimmy Santiago Baca

1 junio, 2022

Jimmy Santiago Baca, es una de las voces más representativa de la literatura chicana, en Carátula compartimos algunos poemas traducidos por el escritor mexicano Enrique Cortazar

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P.35
Un espejismo es útil para un vagabundo 
te respalda hacia delante cuando estás más perdido. 
Así funciona para mí la poesía. 

 

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Pag. 38 
Cuando nací, si me hubieran cortado la garganta en vez 
de mi cordón umbilical, no me hubiera metido en tantos problemas 
o padecido tantas dificultades
                                                                        Sheikh Farandi Ji

Lamento de un poeta fuera de moda: 
Nunca más me burlaré de mí mismo 
con esos eventos superficiales… 
es la palabra 
que viene a mi mente 
cuando me veo en fotos en linea 
meciendo mis trofeos y mis cheques 
jamás valorando un libro 
por sus contenidos
sino por amistad y género y origen étnico 
por lo políticamente correcto o las redes sociales,
pero nunca por el valor del poema.

Me han seducido los medios y los editores
nadando en dinero para promoverme,
haciéndome parecer popular, y que 
mis libros son excelentes, 
cuando de hecho, en más ocasiones de las que puedo pensar,
mis libros han fallado en cada esquina 
ligando mi mente con azoro, sorpresa, amor, significado.
El mismo refrito de tópicos viejos 
que no muestran más valentía, o riesgo o innovación 
que un bloque de hielo.
                                                              Cachondeos complacientes.

En el momento que no me necesitan, 
no me voltean a ver por su cuota de validación étnica. 
Soy tirado al basurero de “esos que fueron” 
sin más utilidad  
no más perteneciente al grupo 
no más aceptable 
ignorado, desterrado, exiliado 
de sus comidas 
decidiendo cuáles poetas deben de ser laureados,
escogiendo aquellos que confortan al amo 
alaban al poderoso,
siempre detrás de sus amos blancos.

La corriente hegemónica de los Estados Unidos 
me hizo creer 
que con una cadena de algunas promesas 
podría enmendarse la injusticia 
de un sistema educativo que conecta las escuelas con las prisiones,
del destrozo a nuestro ambiente 
del analfabetismo de los afro-americanos 
convencionalmente murmurando clichés en fotos de estudio 
mientras israelís matan niños palestinos, 
y poetas laureados con diademas 
desechan la verdad de que la tierra 
es vieja y arrugada con la cara hundida en su miseria,
que se ha convertido en un resumidero apartado de la luz…

He aquí, corriente hegemónica, mi juramento: 
No gastaré mi tiempo 
lamiendo culos,
no desperdiciaré toda una vida inclinándome 
ante el amo con chequera. 
Y si llego al borde del hambre, 
                                            me comeré estas páginas.

 

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Pag. 43
El corazón es un museo de historia natural 
fragmentos de poemas cuelgan del techo 
en ganchos y alambres 
esqueletos, bisagras atornilladas, dientes filosos pegados, quijadas tensas.

El poeta trabaja estas partes 
las alimenta, vistiéndolas, protegiéndolas 
                                                  hasta que viven 
                                                  y rugen.

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Una larga y dura semana 
le dan sentido a cada piedra de mi casa 
es un poema que levanté, coloqué, aseguré 
para mantenerme tibio, lejos del frío, 
refugiándome de la ingrata intemperie.
Cada tronco de mi cabaña lo compré escribiendo poesía.
Cada zapato y vestido y cada par de pantalones y camisas 
fueron pagados con poesía. Nunca acepté las ofertas 
para enseñar en universidades, aunque deba ser un Chicano 
que con aciertos literarios se realiza en su escritura, un Chicano 
que se mantiene alejado de las prestigiosas mesas redondas 
de genios eruditos, y se proclama poeta 
y que necesita probar que “puede hacerla”, ganar 
su alimento y mantenerse, y criar cinco hijos, 
un poeta Chicano que trabaja con manos y corazón, 
que rechaza honores universitarios, cátedras distinguidas, 
no porque no las desee, pero para demostrar 
como los escritores blancos y negros, que un Chicano también 
puede sobrevivir, tener éxito y florecer como poeta 
sólo por el poder de sus poemas, y realizarse en contra 
de todos los rectores de las universidades 
que me consideran demasiado radical, 
de todos los filántropos y fundaciones que me consideran peligroso, 
y que honran con dinero a otros poetas de temperamento sumiso, 
para probar que un poeta Chicano puede conservar 
su integridad, su valentía, 
puede escribir en la cara de sus detractores y sensores, 
escribir en la cara de la pobreza siendo un paria, 
escribir a pesar de ser desdeñado e ignorado 
porque coincidieron que era una amenaza para los poderosos,
demasiado salvaje, 
demasiado desobediente, demasiado contrario 
a sus deseos de hacer reglas y controlarme con sus normas. 

Para ser aceptado dicen 
que me debo inclinar ante ellos, casi todos los blancos, negándome a hacerlo.

Tuvo que haber un Chicano “que la hizo”
                                                          “y yo la hice”
                                                          cincuenta años después.
                                                          Gracias poesía,
por haberme dado una buena vida.

Mi padre me dijo, siempre ten buenos zapatos y buena dentadura 
no importa a dónde te dirijas en la vida, a dónde vayas o a donde llegues,
hazlo así, con buenos zapatos y buena dentadura
y él olvidó decir, y yo le agrego: y un poema.

 

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P.47 
Mi plegaria: 
permítele a mi cuerpo escribir el poema, 
que encuentre la hoja en su total crudeza, 
igual que el alto oleaje golpea la roca.
Permite que mis escritos serán exuberantes, 
deja que carne huesos y músculos escriban el poema  
de manera que conozcas lo que siento y te invite 
a ver mi visión del mundo 

 

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P.48
Los escritores trabajan,
pagan la renta, el seguro médico,
compran ropa, comen,
pagan servicios, deben

trabajar,
sumergir tacones, rodillas, muslos, caderas
en el lodo, promover libros, publicitarlos,
navegar a lo alto y lo ancho con colores brillantes,
visitar escuelas y después, cuando
la promoción termine, seguir adelante,
ellos regresan a la oscuridad, a sus libros,
al baluarte en contra del olvido.
Dejemos que el intento de nuestra bondad
sea el arma que desarme a nuestros enemigos.

Traducción: Enrique Cortazar

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Santa Fe, Nuevo México, 1952.
Es de ascendencia española, mexicana y apache. Ha publicado más de 15 libros de poesía, colecciones de cuentos, novelas, ensayos, una memoria y un guión para la película Blood In and Blood Out (1993). Sus reconocimientos incluyen una beca del National Endowment fot the Arts (1986), el Pushcart Prize (1987), el American Book Award (1988), el International Hispanic Heritage Award (1989) y el International Prize (2001). En 2004 creó el Cedar Tree Inc., una fundación que brinda educación a comunidades desfavorecidas. Durante más de 30 años ha dirigido talleres de escritura en prisiones, librerías y universidades. Desde el 2017 conduce seminarios en línea para maestros y escritores. When I Walk Through That Door, I Am, fue publicado en 2019 por Beacon Press, en 2020 publicó Laughing in the Light.