Poesía: Alaudidae y otros poemas
1 abril, 2021
ALAUDIDAE
a mediados de la última edad del hielo
murió cantando una alondra cornuda
los cazadores de marfil fósil
acaban de hallar su cadáver petrificado
una hembra de hace 46 mil años
cuyo cuerpo se nos revela intacto
en medio de un desfile de cuadrúpedos
que congelaron su marcha
de mamuts y bisontes
es la primera vez que se congela el canto de un ave
su vuelo quedó suspendido en sus alas completas
en sus delicadas plumas pardas
diurna de las nieves
espíritu bendito de esparcidas semillas
circunvolando
cuántos secretos de Siberia duermen en ti
hija de las estepas de Mongolia
madre del ascenso
estatua incólume del pasado
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y no es que el tiempo exista. ese pretexto del lenguaje que hemos urdido para creer que algo transcurre. tampoco es que el olvido exista. solo le vamos restando importancia a los inviernos. poco a poco queda el vacío esqueleto de un caribú. forma que sin su contenido ya se vuelve simple rastro del hielo. y no hay ni el rumor de lo inútil por más que se escarbe. toda palabra se resume en silencio. todo abismo es abandono. la inexistencia es blanca y cruenta.
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A Santiago Vizcaíno
de espaldas uno al otro
buscándonos en las ansias
hasta el hartazgo
queriendo forzar la coincidencia
en el extremo sur de la noche polar
con la nutación negándose
separados más y más
kilómetros por año
hartos de expediciones cartográficas
tuvimos que detenernos en el paralelo cero
extender la línea de mano a mano
hasta que dejara de ser imaginaria
volvernos los gajos de los polos que se unen
abolir la traslación
la negación
las teorías de la redondez y el azar
saber que es posible
que la nevisa se funda
y que hay fuegos
que no apagará más
el desconcierto
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se cristaliza en copos
el instante
erige
un imperio
en el silencio
Inédito
(DE OFIDIAS)
¡Ojalá la tormenta me haga añicos!
Marina Tsvetaeva
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A Raquel Olvera
Nunca es tan triste morir como en primavera
con una corona de asfódelos
en las aguas del río.
La piel lozana
del corazón golpeado.
El cuerpo transparente
donde el amor se lava
cuando el dolor se hunde
hacia el peso de la piedra
muerta.
Nunca es tan triste morir
como en Ofelia.
Krasnodar Rusia, 1988
Autora de los poemarios Efusiva penitente y Piel verbal, con el que se hizo acreedora del Fondo Concursable del Ministerio de Cultura de Ecuador, en 2010. Además, ha recibido el Premio Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en 2009 con su poemario ”Constelada”, y el Premio Nacional de poesía Tijuana, en 2019 con su libro “Ofidias”. Actualmente trabaja para la Academia Mexicana de la Lengua y para la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Es la directora del proyecto Mujeres al oído, audiocuentos de autoras ecuatorianas.