Poemas de Vanessa Droz

1 junio, 2022

Taller de poesía

Los pájaros, como los gatos,
vienen diseñados;
no por Dios, que de eso no sabe nada,
sino por ellos mismos.
Les ha tomado cientos de millones de años
determinar la estructura de sus cuerpos,
decidir el orden de las plumas de sus alas,
desarrollar el envidiable timón,
esculpir la liviandad de sus huesos,
trazar las curvas de sus picos,
las florituras de sus vuelos
y, sobre todo, decidir en insuperables diálogos
la calidad, nervio y altura de sus cantos:
si soprano, mezzosoprano o contralto; 
si tenor, barítono, bajo o contratenor.
Un pájaro inmóvil, en vuelo o amortajado,
es un taller de poesía.

Majestad negra

El rey africano se pasea por el barco.
Lo recorre de proa a popa, de popa a proa
y revisa que todo esté bien entre su gente.
De vez en cuando otea el horizonte
para prevenir desgracias, que en el Mar Caribe
son auténticas y audaces:
          un imprevisto mal tiempo,
          olas bíblicas,
          demasiados tiburones a flor de agua,
          la desbandada de las estrellas.
Conserva los rasgos de sus antepasados;
la piel reluciente como la obsidiana,
la estatura de los dioses,
la alta espalda de un auriga,
los móviles omoplatos del guepardo 
y las piernas largas del cazador.
Y todo ello en proporción tan perfecta
que parece él una deidad en sí misma
ante la cual habría que arrodillarse.
Completan el retrato la forma perfecta del cráneo
—fácilmente admirable en la distancia
pues refulge con la reverberación de las luces—
y el paso sereno y urgente, aplomado, 
del que está acostumbrado a mandar.

Miro a este hombre, hermoso como una aparición,
y trato de descifrar lo que la ropa oculta
—las marcas decorativas por la aguja de bambú,
             las cicatrices de batallas remotas,
                        las de batallas recientes,
                                           su fortaleza viril—.
Trato de adivinar de cuál de todas las tribus
son sus ademanes,
de cuál de todos los reinos sus palabras,
si de Sierra Leona o Cabo Verde,
si de Liberia o Calabar, si embarcó en Elmina
o en la desembocadura del río Congo,
si tiene sangre fulani o jelofe,
            si habla mbundu o makuá…
que hacen que este guardia del ferry entre San Juan
y Santo Domingo ilumine todo a su paso
a pesar de las cruces de los latigazos en su espalda;
que este barco, atiborrado de gente, solloce
y que mi corazón tiemble.

Soneto del Relojato

A Yoda Locario, Maestro Jedi
2005 – 30 de octubre de 2013

Tengo un gato con cara de reloj
y un reloj con bigotes de gato
que marca siempre las nueve y cuarto.
Rotundo, el gato imagina que tiene voz.

Más sabe el gato por gato del tiempo
que el reloj por su arduo mecanismo.
El gato piensa: ¿qué es ese latido
que confunde el mundo con el ritmo del cuerpo?

Ese gato, vestido de etiqueta,
es el hijo de la glauca Atenea.
Mochuelo ungido para la eternidad, sigue

la elegancia del rigor que lo rige.
El tiempo distribuye sus horarios
y el gato se enrosca en su condición de sabio.

Instrucciones para coserle el ruedo
al vestido de algunos ángeles

I

Los ruedos de los vestidos
se han ajado en el camino.
Las mujeres buscan con desesperación
ese borde supremo de la felicidad.

Y no lo encuentran.

II

En los claustros
las mujeres han sido encerradas.
La monja ha rasgado sus ropajes,
la puta ha colgado el encaje que cubre su seno
en el brazo de un crucifijo,
la esposa se muere de deseo.

El marido se revuelca de lascivia,
el monje se revuelca de lascivia,
el chulo se revuelca de lascivia.

Mientras,
la mujer se masturba
ardorando las columnas del convento.

III

Puede vérsele al pájaro la costura,
la lentitud de la puntada,
el rastro de la mano sobre el filo,
la permanencia del deseo en el alfiler.

El ardor que las mujeres pusieron al coserlo
tiene ahora rigor de aleteo.

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Puerto Rico, 1952.
Ha publicado los poemarios La cicatriz a medias, Vicios de ángeles y otras pasiones privadas, Estrategias de la catedral, Las cuatro estaciones-Suite caribeña (incluye xilografías y fotografías de la autora), Bambú y otros horizontes (colección de más de 100 haikús) y Permanencia en puerto. Sus libros han sido premiados y ha recibido importantes reconocimientos. Ha sido presidenta del PEN Puerto Rico, animadora de programas radiales sobre cultura, integrante de las juntas de importantes entidades culturales puertorriqueñas, directora de talleres de poesía y ha publicado artículos de opinión en la prensa del país y crítica de arte en catálogos y revistas. Sus textos han circulado en innumerables revistas y antologías nacionales e internacionales, y ha representado a Puerto Rico en incontables eventos literarios internacionales. En 2018 fue homenajeada, junto con el poeta mexicano Homero Aridjis, por el encuentro internacional “Poesía en abril” (DePaul University, Chicago). Droz es, además, diseñadora gráfica, editora, gestora cultural y comunicadora.