Poemas: Daisy Zamora

6 diciembre, 2021

Déjà vu impresionista

En el jardín, la joven madre abraza a su pequeña

Es bella la escena, como una pintura impresionista:

Luz de la mañana, cielo despejado.  Bajo el sol
plantas esmeralda     jade     malaquita

y las intensas manchas de colores
de las flores

De cerca, se nota que la madre está llorando
y la pequeña no sabe qué hacer

pues no entiende
que el padre ha echado a la madre de la casa

Sólo está asustada, y consuela a la madre
con sus medias palabras

llorando ella también, sin saber por qué.

Este amor

Para hablar de este amor se necesita
del silencio más hondo

donde no hay ya palabras
más que el corazón
apenas comprendiendo

cómo fue que la vida
dispuso aquel encuentro
inesperado

Por qué, a última hora
decidiste llegar,
por qué nuestros ojos se vieron
entre la multitud

Y por qué, al vernos, nos reconocimos,
si nada sabíamos la una del otro 

Cómo se entretejió la delicada gasa
tan sutilmente que no nos percatamos
hasta aquel momento en que supimos
que estábamos perdidos
y no había remedio
ni regreso.

Postal teresiana a una amiga
sobre las redes sociales

Para B.R.M.

Que la avalancha de fotos
de gentes que postean 
sólo bellezas
no te turbe

Que no te espante comparar
tu vida con sus vidas
plenas y exitosas
tu familia con sus familias
de las que tantas maravillas
cuentan

El afán de mostrar al mundo
los triunfos propios y de sus vástagos
es en vano

Que te baste ser vos misma

Quien a sí misma se tiene
nada le falta 

Pues, al final, todo se pasa

Porque la muerte no se muda
y su paciencia
todo lo alcanza

Para un joven padre

The smallest heart
feels everything

George Evans

El corazón es el mismo
no importa su pequeñez

Todos, una vez tuvimos un corazón
confiado en la vida y asombrado del mundo

Dispuesto a la alegría
y la risa brotando a borbotones

Poco le bastaba para ser feliz

Un verde corazón a cielo abierto
bañado de rocío como el pasto
donde pacen, tranquilas,
vacas mansas

Hasta que alguien 

—siempre hay alguien—

que aparece

y estruja el frágil corazón
de nube
de espuma     de brisa

diminuto y vivaz colibrí

Y lo machaca porque sí,
porque le da la gana,
porque alguien, a su vez,
       alguna vez
machacó su corazón
cuando era del tamaño
       del colibrí.

Vida con sordina

da wurden ihm die Toten so bekannt,
als wäre er durch sie mit einem jeden
ganz nah verwandt;

“Der Tod der Geliebten”
Rainier Maria Rilke

Cada vez más, convivo con mis muertos

Me levanto y me acuesto con ellos

Regresar a un sitio conocido

Ver un objeto familiar

Fotografías

La música que devuelve
lo vivido.  Las canciones
que colman la memoria

El olor de una comida
cocinándose

Un gesto.  Un ademán
facciones    voces    risas 
y hasta hábitos 
de alguien en la familia

El aroma de la lluvia
en la tierra empapada 

El perfume de unas flores, el sabor
de alguna fruta, la luz de ciertos días
después de un aguacero

El fragor de una noche
sembrada de relámpagos

Y los sueños, sobre todo, 
los sueños

en los que vuelven, vivos,
nuestros muertos.

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Managua, Nicaragua, 1950.
Es autora de siete poemarios en español; el más reciente, La violenta espuma (Visor, 2017). Ediciones bilingües de sus libros han sido publicadas en los Estados Unidos e Inglaterra. Es traductora de poesía y editora de una colección de ensayos y de varias antologías —entre ellas, la primera antología de mujeres poetas nicaragüenses publicada en su país—. Su poesía está incluida en el Oxford Book of Latin American Poetry y en numerosas antologías en treinta idiomas. Ha recibido el Premio Nacional de Poesía Mariano Fiallos Gil (1977) y la beca del California Arts Council en poesía (2002), entre otros. Actualmente da clases en la Universidad Estatal de San Francisco. Zamora fue combatiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Fundadora del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE), de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE) y de la Coalición de Mujeres en Nicaragua, Zamora es conocida por su lucha en defensa de los derechos de la mujer.