Joan Navarro: Decir el no-decir (poesía catalana)*

22 mayo, 2018

Joan Navarro (Oliva, País Valenciano, España, 1951), poeta y narrador en lengua catalana, ha sido considerado uno de los precursores de la renovación literaria en catalán acaecida durante la década de los setenta. Actualmente se encuentran en prensa las versiones bilingües en castellano y portugués de su libro Magrana, a cargo de Lola Andrés y Veronika Paulics respectivamente. Es editor de la revista digital sèrieAlfa.


Joan Navarro (Oliva, País Valenciano, España, 1951). Fotografía Jesús Císcar. El País, España.

La lengua con la que te expresas es el catalán. Cuando empezaste a publicar, ¿cómo era el panorama de la edición en catalán? ¿Cómo es en la actualidad?

Piensa que el primer libro que publiqué, Grills esmolen ganivets a trenc de por, fue editado el año 1974. El dictador Francisco Franco aún no había muerto en su cama. Lo haría al año siguiente. En aquella época, en el País Valenciano, eran muy pocas las editoriales que publicaban en catalán, y la que publicó mi libro sufrió más de un atentado fascista. En cambio, en Cataluña, existían algunas más. Y alguna había también en las Islas Baleares. Muchas de ellas con sus atentados, claro. Fue una época muy dura. Ten en cuenta que el catalán, cuando yo era estudiante de primaria y secundaria, no aparecía en los planes de estudio de la enseñanza pública. De hecho era una lengua prohibida en las escuelas y también en algún que otro ámbito público. Todos los escritores de mi generación fuimos, de una manera u otra, autodidactas. En la actualidad la situación es distinta, ha mejorado sustancialmente, existiendo muchas editoriales a lo ancho de todo el ámbito lingüístico. Eso no quiere decir que el catalán sea una lengua que no esté en peligro su supervivencia, que lo está. Pero a nivel editorial está mucho mejor que durante la dictadura. Aunque con la crisis económica las posibilidades de editar han disminuido y mucho…

Te sitúan dentro de la llamada Generación de los 70 –junto a poetas como Josep Bonet o Salvador Jàfer–  a partir de unos postulados políticos claros: los últimos estertores del franquismo y la transición. También, si atendemos a los fundamentos temáticos y estéticos, fue una generación rupturista y transgresora. ¿Cuánto hay de reflexión política y social en tus libros primeros? ¿Hubo intención de romper con esa poesía cotidiana y realista que imperaba? ¿Reconoces en los poetas de tu generación una cierta uniformidad en cuanto al estilo o la expresión?

Cuando publiqué mis primeros libros yo era un estudiante de Filosofía en la Universidad de Valencia. Son momentos de formación individual del pensamiento político, social y estético. Había algo en las propuestas literarias vigentes de aquella época que no ligaba bien con los tiempos que corrían. Fue una especie de ruptura natural y de juventud. Ya sabemos lo que significa ser joven… Estábamos despertando de la grisura de los años cincuenta. El final de los años sesenta brillaba con otra luz y era esa luz la que iluminaba una nueva escritura. Somos de la generación de los 70 por cuestión cronológica y por descubrir la riqueza inmensa de una lengua como la catalana y las posibilidades que nos ofrecía para la nueva expresión poética. Así que se podría decir que no hay un programa al que nos adhiramos y sigamos, por lo que no existe uniformidad ni de estilo ni de expresión. Sólo un cierto aire de familia… Tanto Bonet como Jàfer, estudiaban en aquella época en la Facultad de Filosofía y Letras de Valencia. Fue allí donde entré en contacto con ellos. Fue cuando nos dimos a conocer en revistas de institutos de secundaria y en otras plataformas, como lecturas casi clandestinas en tertulias literarias. El discurso poético de cada uno de los tres, y el de cada uno de los del resto de autores de la denominada generació dels 70, era distinto y lo sigue siendo aun en los escritores que continuamos en activo.

Ha llovido mucho desde la publicación de tus primeros libros y, hoy en día, eres un poeta de referencia para las nuevas generaciones. ¿Podemos hablar de un hilo conductor en tu obra o, por el contrario –y como les pasa a muchos poetas– rechazarías tus primeros poemarios y reconocerías tu escritura en libros publicados más recientemente?

Hace unos meses, “exhumando papeles”, aparecieron en mi archivo mecanoscritos anteriores a mi primer libro publicado. Rápidamente se los hice llegar al profesor Pere Císcar, estudioso de mi obra. Al cabo de unos días me escribió para decirme que en esos papeles estaba ya lo que sería mi obra posterior. Creo que lo que quería decirme es que allí aparecían ya los temas recurrentes en mi poesía posterior. Rechazar no rechazo los orígenes, porque sin ellos lo que luego sucedería no podría haber existido. En 2014 celebramos los 40 años de la publicación de mi primer libro y el de otro poeta, Salvador Jàfer. Hicimos una lectura de poemas y conversamos sobre los mismos y sobre aquella época tan lejana. Mi temor era si podría reactivar durante la lectura en público la cadencia de los poemas con la que fueron escritos. Y sí, sucedió el milagro… Fue una lectura, la de ambos, luminosa, pues a medida que se desarrollaba aparecía ante nosotros lo que había sido y es nuestro decir poético. Sí, no he dejado de escribir sobre lo mismo, sobre aquello que se nos escapa ante nuestra mirada, y que a veces, bastantes veces, somos incapaces de delimitar, de nombrar. Podría decir que mi poesía a lo largo de todos estos años es un revolotear sobre lo que no se puede decir, y que por tanto, no digo, sino que insinúo… No sé.

Has sido profesor de filosofía. Me atrevería a decir que en tu obra existe una constante reflexión –aunque tamizada por el ritmo–, un acercamiento a la esfera de “la imagen pensada” o de “la palabra como vivencia” ¿Qué me dirías con respecto a esto?

Pasé mis años previos a la Universidad interno en un colegio religioso de Valencia. Allí tuve la suerte de asistir a las sesiones de cine fórum que organizaban gente que trabajaba o trabajaría más tarde en la cartelera de cine más importante del País Valenciano, la Cartelera Turia. Allí pude ver las películas de Bergman, Orson Wells, Griffith, Wajda, Reisz, Richardson, Passolini, Losey y tantos otros, que marcarían lo que sería mi escritura. No en balde, mi deseo habría sido dedicarme al cine y no a ser profesor de filosofía en un instituto de enseñanza secundaria. Pero las cosas son como son y no me he arrepentido ni por un instante haberme dedicado a este menester. Así que la imagen fílmica y el discurso filosófico “contaminarían” mi quehacer poético. De hecho, en la Universidad, las materias que más me interesaron fueran aquellas relacionadas con la filosofía del lenguaje y sus filósofos, sean Ludwig Wittgenstein, sea Barthes, Foucault, Walter Benjamin, Emilio Lledó, Agustín García Calvo… Imagen y palabra y la dificultad del decir. Vivir en el seno de las palabras. En el regazo de la imagen.

Has escrito también narrativa. ¿Cuál fue tu experiencia con este otro género? ¿Volverías a escribir otra novela?

Bueno, lo de escribir Drumcondra, que es como se llamaba el libro en prosa que me publicaron, fue una experiencia muy interesante, la verdad. Disfruté mucho durante su proceso creativo. Pero vi claro que era muy complicado para mí escribir un tipo de narrativa alejado de la poesía y de la reflexión filosófica. Así que, como experiencia fue inolvidable. Lo cual no está nada mal. Pero no tengo en proyecto repetirla…

También destacan tus traducciones sobre todo del portugués al catalán y, en pocas ocasiones, al castellano –Orides Fontela, Majela Colares o Antônio Moura–. También has traducido a Pasolini al catalán. Hay textos tuyos espléndidos en los que has teorizado sobre el proceso de traducción. ¿Qué destacarías sobre el hecho de “traducir”?

Últimamente edito muchas traducciones de poetas brasileños en revistas electrónicas de América latina. Aparte de los tres libros que traduje de Elisa Andrade Buzzo al castellano, dos de ellos editados en México y el otro en Brasil, he traducido al catalán y editado, una antología de la poeta brasileña Orides Fontela, otra de Majela Colares y otra de Antônio Moura. El caso Fontela fue amor a primera vista. Con motivo de mi participación en el “Tordesilhas – Festival Ibero-Americano de Poesia Contemporânea”, celebrado en São Paulo en 2007, tuve ocasión de entrar en contacto con esta poeta de culto ya fallecida. Esta fascinación me llevo a editar Esfera (Una antologia) publicado por Tres i Quatre y a preparar la edición de su poesía completa para la editorial catalana Edicions de 1984, que tiene prevista publicarla a lo largo del último trimestre de 2018. Actualmente trabajo en la traducción al catalán de “ando a pé” de la escritora brasileña Veronika Paulics, un libro fronterizo entre la prosa y la poesía, y que publicará Pruna Llibres también en 2018. Al catalán también traduje Amado mio de P. P. Pasolini en 1986 y, con Octavi Monsonís, Ossos de sípia de Eugenio Montale, que mereció el premio de traducción Cavall Verd en 1989. Por cierto, estamos revisando la traducción después de 29 años de su publicación, para una próxima reedición. En fin, la traducción como escritura poética. En 2012 participé en el XIV Seminario de Traducción de Cataluña con la ponencia “Transvasar, reescribir, subvertir: el espejo que se rompe”, en la que mostraba la dificultad de esta tarea, y cómo abandonamos la traducción de los textos porque a cada nueva revisión aparecen nuevas sugerencias, y claro, en algún momento has de dar por concluida la tarea. Más tarde, en 2015, la revista electrónica del PEN catalán, Visat, me pidió un artículo para el día mundial de la traducción, y participé con “Traduciendo al traductor”.

¿Cuál sería, en un par de líneas, tu poética?

Poética. Poéticas. Participé en el número 6 de Suroeste, Revista de literaturas ibéricas, editado en 2016 en Badajoz, con cuatro textos bajo el título de “Quatre poètiques”. Consistían estas 4 poéticas en cuatro textos que habían prologado 4 libros míos: “L’avant-propos o el manifest de les taronges”, del libro Grills esmolen ganivets a trenc de por, 1974; “Portal”, del libro, Tria personal (1973-1987), 1992; “Imaginar un llenguatge”, del libro A deslloc, 2010 y “El plom de l’ham”, del libro homónimo, 2014. Estos 4 textos muestran en cada uno de ellos, los mecanismos que guiaban la creación poética. Tal vez sea la mía la poética de la no-poética. Es decir, no hay un plan previo que guie mi quehacer poético de manera pre-meditada. Pero sí se pueden seguir los rastros que lo dirigen en las distintas épocas, en una misma época. La palabra como cápsula hueca y llena. Como contenido de la nada que transportamos. Fuego y ceniza. Decir el no-decir. Sombra del fuego que es sombra…

Has publicado últimamente al menos tres libros junto al pintor Pere Salinas ¿En qué medida este diálogo entre pintura y poesía es capaz de crear un discurso único? ¿Crees que la convivencia interdisciplinar aporta más intensidad a la obra poética y/o pictórica?

Con Pere Salinas hemos hecho tres libros, Atlas (Correspondència 2005-2007), 2008; Grafies·Incisions, 2010, y O: Llibre d’hores, 2014. También participó en Llum cinabri | Calma tectónica que publiqué con la poeta argentina residente en Nueva York, Lila Zemborain. Para mí la pintura de Pere Salinas ha sido durante años la que movía y provocaba el poema. El primero de los libros, Atlas fue una auténtica correspondencia entre un pintor y un poeta. El pintor mandaba su misiva por correo convencional y certificado, que era una pintura, que provocaba la respuesta, por vía electrónica, en forma de poema, que provocaría una nueva pintura que alumbraría un nuevo poema, etc. En esta ocasión la pintura generaba el texto, y éste, a su vez, una nueva pintura. En los otros libros, no ha habido este ir y venir de la pintura al texto y del texto a la pintura. Sólo una lectura de lo que la pintura mostraba a los ojos del poeta. Un escudriñar los pigmentos. Un construir discursos que la pintura insinuaba. La pintura como motor. Como cebo y acicate. Han sido estos años, años de plenitud y gozo. Sufrimiento y luz. Zambullidas y ahogamientos. El poema que anida entre los pliegues de la tinturas. En la materialidad del color. Siempre me ha gustado trabajar a partir de otros soportes que no fueran la palabra misma provocadora… La pasión por la pintura no figurativa, viene de lejos, así cuando empezó mi trabajo a partir de la pintura de Pere Salinas, tuve la sensación de que volvía a casa, a una casa que nunca había habitado. No es casualidad, que Pere Salinas, utilice las palabras de los poetas y la música como generadores de su pintura, ya sea Gemma Gorga, Hölderlin, Schönberg, Roberto Juarroz… Creo que el texto y la pintura tienen fuerza por sí mismos. Pero un artefacto en el que se conjuguen los dos, puede tener más fuerza todavía…

Por último, querría preguntarte por la poesía que se está haciendo en otros países. Llevas adelante una revista electrónica, sèrieAlfa, en la que has publicado a poetas, y no exagero, casi de todo el mundo, con traducciones al catalán, castellano, inglés, francés, alemán y portugués. ¿Qué destacarías de la poesía actual?

Poesía actual. Poesías actuales. Estarás conmigo que no hay una poesía que sea uniforme ni en territorios ni en lenguas. Incluso la lengua con menos hablantes  es un inmenso y diverso territorio. En sèrieAlfa aparecen y esperemos que aparezcan por muchos años, voces de poetas de todas partes. Hasta ahora se han publicado monográficos, entre otros, de Brasil, Francia, Nueva York, México, Mapuches, País Vasco, Suecia, Galicia, País Valenciano, Ecuador, Portugal, Angola, poetas en lengua tsotsil, de Lima, Quebec, Alemania, Cabo Verde, Dinamarca, Occitania, Hungría, Japón, Croacia, Guaranís, Bielorrusia, Irak, China, Serbia, Polonia, Rumanía… El número 76 de la revista, cuyo primer número apareció en 1999, muestra a cuatro poetas de Madeira con cuatro maneras de hacer muy diferentes entre sí. Es cierto que hay ciertas maneras de decir que se expanden por el globo, pero nada más. Seguirán nuevos números, entre ellos uno dedicado a poetas de Islandia.

Dos poemas de Joan Navarro

 DER UNTERGANG DER TITANIC

Der Aufprall war federleicht
HANS MAGNUS ENZENSBERGER

S’han encalmat les aigües. El sol ressegueix la bava platejada dels satèl·lits. Una balena, cansada de viure, busca refugi on les plantes emmascaren la seua clorofil·la. En una altra mar, un vaixell s’enfonsa amb una lentitud meravellosa. Les seues xemeneies perboquen els darrers fums negres. Hom endevina el dring de les vaixelles i de les llàgrimes dels llums, el soroll sec dels mobles quan topen contra les parets de fusta, la por dels viatgers en veure arribar les aletes dels taurons.

Tot comença ara, i tot s’acaba. La màgia irrepetible dels instants. L’udol únic del llop a la clariana. Els salts harmoniosos dels salmons quan remunten els rius. L’imperceptible soroll de les flors quan es desclouen. Els gemecs de la llebre mossegada pel gos del caçador. El murmuri dels líquids circulant entre els ulls aquosos de les magranes. El ronc del frigorífic en el silenci de la casa adormida.

DER UNTERGANG DER TITANIC

Der Aufprall war federleicht
HANS MAGNUS ENZESBERGER

Se han calmado las aguas. El sol recorre la baba plateada de los satélites. Una ballena, cansada de vivir, busca refugio donde las plantas enmascaran su clorofila. En otro mar, un barco se hunde con una lentitud maravillosa. Sus chimeneas arrojan las últimas bocanadas negras. Se adivina el tintineo de las vajillas y de las lágrimas de las lámparas, el ruido seco de los muebles cuando chocan contra las paredes de madera, el miedo de los viajeros al ver llegar las aletas de los tiburones.

Todo empieza ahora, y todo acaba. La magia irrepetible del instante. El aullido único del lobo en el calvero. Los saltos armoniosos de los salmones cuando remontan los ríos. El imperceptible ruido de las flores cuando se abren. Los gemidos de la liebre mordida por el perro del cazador. El murmullo de los líquidos circulando entre los ojos acuosos de las granadas. El ronquido del frigorífico en el silencio de la casa dormida.

ALLEE DER KOSMONAUTEN

A Vicent Andrés Estellés

DAMIEL: Grün! Und das oben, über dem Auge?
WIM WENDERS Y PETER HANDKE

1

Aterrava a una illa que no era una illa. Era abril i el vent acaronava les terrasses dels edificis i les banderes, agranava l’esplanada deserta de l’Altes Museum. El sol es podria lentament enllà de Marx-Engels-Forum. Un cert Rainer, a l’Insulaner-Berg, obria la cúpula de l’observatori i feia aparéixer les brases lletoses del cel. Quina hora deu ser a la lluna? Una llanxa vigilava la frontera de l’aigua. La teua mirada resplendia serena entre els arbres del Tiergarten.

2

Una serp blanca i multicolor. O si voleu, una serp enroscada multicolor i blanca. L’Spree corre desficiós sota els ponts. Sóc jo i sóc Damiel. El nostre cos tirat a terra al peu del mur del carrer de Waldemar. El sabor de la sang. El color groc, blavenc, lila, ¿taronja o ocre?, ocre, verd, blau… He vist el teu cos quan em mirava als vidres dels aparadors d’Oranienstraße.

ALLEE DER KOSMONAUTEN

A Vicent Andrés Estellés

DAMIEL: Grün! Und das oben, über dem Auge?
WIM WENDERS Y PETER HANDKE

1

Aterrizaba en una isla que no era una isla. Era abril y el viento acariciaba las terrazas de los edificios y las banderas, barría la explanada desierta del Altes Museum. El sol se pudría lentamente más allá de Marx-Engels-Forum. Un tal Rainer, en el Insulaner-Berg, abría la cúpula del observatorio y hacía aparecer las brasas lechosas del cielo. ¿Qué hora será en la luna? Una lancha vigilaba la frontera del agua. Tu mirada resplandecía serena entre los árboles del Tiergarten.

2

Una serpiente blanca y multicolor. O si queréis, una serpiente enroscada multicolor y blanca. El Spree corre inquieto bajo los puentes. Soy yo y soy Damiel. Nuestro cuerpo tirado en el suelo al pie del muro de la calle de Waldemar. El sabor de la sangre. El color amarillo, azulado, lila, ¿naranja u ocre?, ocre, verde, azul… He visto tu cuerpo cuando me miraba en los cristales de los escaparates de Oranienstraße.


(De Magrana, 1ª edición, València: Brosquil Edicions, 2004. Con traducción al español de Lola Andrés, en prensa).

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