Poesía: Las voces de la sangre (fragmentos)

2 junio, 2021

“Hay voces que llaman a los poemas”, y Zingonia se pone a la escucha, y, como poeta, las escucha, se hace voz, y narra “el origen y el destino” algo así como el viaje sideral, un aletear el cosmos y también y a la vez, porque todo se sobrepone y habla, un anidar en la historia humana, la de todo hombre y, como arquetipo, la del niño, el homo puer editado en los fragmentos de la vida santa, la inocencia: “Mamá ¿cómo puede un niño salvar el mundo”, la madre calla, el padre no habla, y otra vez la vida, y otra vez todo se solapa pero nada borra a nada, todo refleja todo, “todo está vinculado en el universo y cada forma de vida es un anillo de la cadena que alimenta a otro, todo creado con una función precisa”, universo y maternidad, y verso a verso todo se nombra, y entre verso y verso mucho se calla, porque también este libro trae lo callado, lo que solo va a hablar al lector, lo que el poeta no sabe que está escribiendo ni el que lee sabe que lo esta escuchando, eso que sopla de alma a alma, de página a página. Más que un libro de papel es como un encendido magma, tiene algo de volcán, y de volcarlo todo como para comenzar una vez más, para girar una vez más la eterna rueda del tiempo, algo de volcán, dije, y mucho de torrente, todo de anhelo a la unidad, sí, la lectura del libro arrastra, hasta el final, hasta dejarnos esperando “el definitivo renacer del universo”… y la antífona final, quizá, la última plegaria: “nacer/ por medio del hijo/ en el único padre”. El final e inicial viaje, El viaje de la propia sangre, la propia de todos en el viaje de todos que es cada lectura, para quien esté dispuesto a tener la experiencia de un libro escrito con sangre y no con tinta, porque no es un libro inocente, es una interpelación a despertar, es un libro que tiene algo de insoslayable y no poco de locura.

 Hugo Mujica.

EL VIAJE DE LA SANGRE

(fragmentos)

Como un arcángel bajaba del cerro

porte majestuoso

voz honda

de rimadas declamaciones

la copa de su jipijapa

inmersa en nubes de puro:

sombra guareciendo desaciertos.

Alto y hermoso y eléctrico

agitaba sus brazos

atravesado por una corriente

sacudido y enardecido

ojos cerrados

labios prensados con versos

navegando lenguas entre olas de rima

marejada tras marejada

mi aliento atado al mástil

en el retorno a la infancia de su casa:

un palacio de diamantes

un kiosco de malaquita

un rebaño de elefantes

y su abuela Margarita

la bella princesita musa del Poeta

sutil alondra inmortal.

Él recitaba al pie del monte

yo lo miraba

aturdida por el tango de mis feromonas

e impaciente

de aquel perfil construía al ídolo de mi culto.


Tus rizos dorados

parecen espigas de arroz

remolinadas por el viento

así corre el espíritu

inadvertido

revolviendo mis certezas.

Dicen que el alma

se coloca en un punto de la mente

¿dónde sopla

ese tercio divino? abriendo carriles

en los campos endurecidos.

La cosechadora recorre en línea recta

los sembrados de Las Mojarras

solevantando las cabezas caídas de la granza.


Toda tierra está marcada

por los pasos de sus padres

tú sigues al tuyo

por el borde del cráter del volcán Masaya

el sol

con sus cuchillos pule

las piedras negras dormidas a la orilla del abismo

tu curiosidad

se asoma al vacío

es aferrada por el relámpago de su sobresalto

mi aliento prisionero en la garganta

las plumerias impasibles entre nubes de azufre

el reloj indica la verticalidad de la hora

que endereza mi inclinación

el corazón de la tierra pulsa

bajo nuestros pies

un inesperado estremecimiento

te inmoviliza pero tiemblas

«no es nada»

él te abraza y dice

«la temperatura oscila

en el magma de su núcleo»

tú levantas los hombros

las cejas

te encuentras con él

en el movimiento torpe de los sacuanjoches

«¿te has dado cuenta papá?

en Semana Santa

aquí

la tierra tiembla».


Caperucita roja cruza la selva oscura acarreando dulces para los lobos, en remisión de sus travesuras. La penumbra envuelve su estirpe y ella juega al escondite con las sombras, entre los tallos: «un, dos, tres, por mí y por toda mi familia». Juega sola a desviar el curso de su sangre, enredada entre las zarzas de un lecho milenario. El cazador duerme. El lobo afila su sonrisa. Tú escuchas la fábula y sacudes la cabeza: «prefiero la versión que me contabas de pequeño».


Aguardo la fiesta

de la Santísima Trinidad

en el terreno arado

sobre una almohada de rocío

los sinsontes cantan las laudes

en los Tamarindos que bordean el campo

cerca del río

se levantan las voces roncas

los ibis

los patos

tu padre que explica la reproducción sexual de las plantas

la fusión

de dos gametos en un zigoto.

Un impenetrable misterio de amor.

Sale el sol

y en un instante es plena luz:

el uno se hizo dos

una dualidad fecunda

la procreación revela

el deseo de volver a la unidad.

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Poeta, narradora y traductora italiana que escribe en español, italiano, francés e inglés. Sus títulos más recientes son Los naufragios del desierto (Vaso Roto, 2013); Las tentaciones de la luz (Anamá ediciones, 2018); El canto de la Sulamita – Poesía Reunida, (Uniediciones, 2019); y El viaje de la sangre (Huerga & Fierro editores, 2021). Entre sus trabajos de traducción destacan los más recientes poemarios de la nicaragüense Claribel Alegría: Voci (Samuele Editore, 2015), que se adjudicó el premio internacional Camaiore 2016, y Amore senza fine (Edizioni Fili d’Aquilone, 2018).