#51 - El Angel del Quinto Sol 1 - Omar D'León
#51 - El Angel del Quinto Sol 1 - Omar D'León

Poesía: Luego de ver un documental de Werner Herzog (y otros poemas)

2 junio, 2021

LUEGO DE VER UN DOCUMENTAL DE WERNER HERZOG

La caverna se ha conservado

como un cuidado cofre hermético y tibio.

En sus paredes, decenas de animales perduran

como los pensamientos de muerte y de esperanza;

o como el asombro perdura en cada mirada nueva de los niños.

Los paleontólogos, arqueólogos y diletantes varios

han construido una pasarela estrecha

y resistente sobre el piso estalagmitoso de la caverna.

Por ella el visitante puede pasar sin dejar rastro entre los rastros.

Pasar como si su rastro no fuera nada –y de hecho no lo es–

ante el rastro inmemorial de aquellos pintores anónimos.

Pero no todos son anónimos.

Hay uno que llamaré el pintor del meñique roto.

Él no ha pintado ningún bisonte ni ha repasado el perfil

de algún caballo salvaje o de un felino desconocido, no.

Se ha limitado –pero el verbo es excesivo– a dejar

en una breve pared (que actúa como un lienzo)

decenas de manos impresas con una tinta rojo sangre.

Su mano izquierda, singularizada por un dedo meñique quebrado,

se repite una y otra vez, de manera algo obsesiva, y ocupa

todo el ‘lienzo’ dejando una estela de asombro

en el pobre observador.

Digo pobre, digo bien. Pues qué podemos ser ante el carácter

imponente, fértil de ese milenario pintor subjetivo,

que nos enseña que hace 32,000 años o más,

ya existía un artista asumido como tal,

un hombre que pinta, un sujeto pictórico…

La especialista en arte primitivo se deshace en elogios

por ese artista-madre, ese protoPollock tataraperformativo.

Mientras la especialista ensaya una frase ‘histórica’, yo aguzo

la vista hacia el fondo de la escena: el pintor del meñique roto

parece mirarme desde un pliegue lítico.

Su sombra

fina e hirsuta (les regalo el oxímoron) bate las sombras;

prepara, acaso, un renovador regreso al mundo del arte.

–Surco, 28 de febrero, 2021. 23: 11 p.m.


EN LA NOCHE ESTUPEFACTA DE CALOR

En la noche estupefacta de calor, leo a Lacan.

«No existe el Otro del Otro», encuentro.

Me quedo suspendido en un agujero negro de imágenes,

sudando…

¿Quién será entonces ese que camina a mi lado,

el que mira mi teclado mientras escribo,

el que vibra o zozobra dentro de mis sueños?

Si yo no soy más que estas líneas mal labradas,

¿quién será ese otro Otro

que el pastor del Otro dice que no es ningún Otro?

Con las ventanas abiertas,

sin una sola hebra de aire entrando por ellas,

sudando,

solo sé ahora que este otro termina con estas líneas.

Aquí. Exactamente con estas líneas. Aquí.

–Enero 2021, segunda versión.


ENCUENTRO

Bajando por Avenida del aire

rumbo al zanjón,

me encontré con mi cuerpo.

Llevaba prisa.

Hola, cuerpo —le dije

Hola hola, estoy urgido —me contestó

Caminaba a grandes trancadas.

Apuré entonces el paso. Lo seguí.

A dónde vas —le pregunté

Tengo una cita con ella —me dijo

Te veo ansioso —le dije

Es que no puedo morir sin ella —respondió.

Pobre mi cuerpo, se veía flaco, nervudo.

El tiempo había arrasado sus carnes.

El tiempo, nuestra más grave enfermedad.

Como una cuadra antes de llegar al lugar de cita,

me detuve. No me gusta esa mujer. Esa oscura.

Yo quiero pensar siempre en las flores,

en los libros, en mis amigos.

En el bello rito de palabras y sonidos.

No quiero las sombras.

Las detesto.

Pero he aquí que mi cuerpo se va derechito

a su última cita con ella.

Y solo me queda el aroma de su sudor.

El triste aroma a prisa, a absurdo.

Y la imagen de ella abrazando mi cuerpo. Entre las sombras.


RITMO

Apretar el lapicero contra la hoja;

Dejar que fluya su punta.

Apretar de nuevo,

Dejar signos solos sin sentido.

—Respira, respira

Roe el ritmo roto del poema—

Apretar los pensamientos con silencios.

Conjurar los silencios con nada.

Que el lienzo mate de mi mente,

Mate los errores del deseo.

—Respira, respira

Roe el ritmo raudo del poema—

En el espejo de la habitación

Veo mi sombra afanada sobre el papel.

La tinta líquida fluye, fluye…

¿Voy a preocuparme así de las palabras?

Las palabras huyen hacia adentro

Se hacen uno con el flujo de mi sangre.

—Respira, respira

Roe el ritmo roto del poema—

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Lima, Perú, 1968.
Ha publicado los poemarios Luz de Limbo (2001, 2005), Cielo Estrellado (2004), Parabellum, (2008), Poseía (2011), tvpr (2014), Acróstico Deleuziano (Lima, Ciudad de México, 2019) y Nada de este mundo (Chile, 2020). Tiene tres novelas publicadas: Rito de Paso (2006), Migraciones (2009), Sosiego (2018), y una inédita. Poemas, artículos y ensayos suyos han sido publicados en Letras Libres; Hueso Húmero; Luvina; Periódico de Poesía y otros. En 2019 publicó una antología de poesía mexicana contemporánea: Mexpoet. Ha compilado durante el año 2020 una serie de más de 100 entrevistas a poetas de toda Hispanoamérica, titulada CENPOHIS.