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Póker de espanto en el Caribe: Juan Bosch y el pasado (aún) presente

1 octubre, 2009

En 1954, luego de un periodo de inestabilidad provocado por la caída del dictador Tiburcio Carías en 1948 y las pugnas de diversos grupos políticos y militares por ocupar la presidencia de Honduras, se llevaron a cabo elecciones, en las que resultó electo por mayoría el doctor Ramón Villeda Morales.

Sin embargo, un grupo político oligárquico adverso a Villeda Morales propició un fraude electoral e impuso al usurpador Julio Lozano Díaz, quien, a pesar del apoyo oligárquico, no pudo sostenerse y fue sustituido por una Junta militar, la que convocó a nuevas elecciones, toda vez que tampoco pudo sostenerse en el poder. En esa ocasión sí llegó a la presidencia el doctor Villeda Morales, quien cumplió con un periodo de apertura democrática y beneficio social efectivo para el pueblo hondureño.

La presidencia de Villeda Morales se inscribió dentro de un periodo breve y sustancioso de avance social y económico para varios países centroamericanos – Guatemala, El Salvador, Honduras-, que en todos los casos terminó con golpes de estado generados por ejércitos adictos al poder y oligarquías acostumbradas al parasitismo.

Décadas de crímenes, torturas, asesinatos y exilios le costó a Centroamérica retornar a sistemas democráticos, ciertamente endebles y llenos de corruptelas, y aún falta camino para sanear dichos sistemas y volverlos realmente “poder del pueblo”.

El golpe de estado promovido por sectores de la elite del poder político y económico de Honduras en contra del presidente José Manuel Zelaya, y consumado por el ejército el 28 de junio de 2009, trae aparejada la lección de que el pasado centroamericano de tiranías y testaferros, el pasado de los cuatro “países malditos” –Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua- aún pervive en el ideario de ciertos sectores sociales.

No hablo de procesos cíclicos, valga aclarar, así como tampoco de tendencias anacrónicas que reaparecen extemporáneas en una época que las ha superado, sino de modelos políticos cerrados, basados en la represión y la violencia para sostener un status quo de explotación y marginación que hace posible el éxito económico y social y el predominio de un conjunto de privilegiados.

Se trata de modelos políticos que no han desaparecido y que procuran desestabilizar las todavía precarias, pero viables y evidentes, democracias que, surgidas en la última década del siglo XX, en la primera década del siglo XXI se alejan de los lineamientos del Consenso de Washington, favorecedor de un libre mercado desregulado y desregulador, y son más proclives a políticas de equilibrio social, de capitalismo de estado y de saneamiento de las finanzas públicas.

II

Es en este contexto por demás decisorio para las sociedades iberoamericanas que se celebra el centenario del nacimiento de Juan Bosch (República Dominicana, 1909-2001), poeta, narrador, ensayista, profesor y político en cuya vida se aparejaron la lucha armada y la cívica, el proselitismo político y la intimidad literaria, el compromiso vertical con los idearios políticos y sociales y la libertad de pensamiento. Es en este contexto que se reedita Póker de espanto en el Caribe (Prólogo de Pablo A. Maríñez. Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe-Universidad Nacional Autónoma de México. México, 2009. 218 pp.).

Escrito por Bosch de un tirón en 1955, durante su estancia en Chile, Póker de espanto en el Caribe no fue publicado sino en 1988, bajo el sello editorial Alfa y Omega en la República Dominicana. En la “Historia de este libro” el autor dejó constancia de los avatares que vivió el texto hasta lograr su llegada a la imprenta.

Póker de espanto en el Caribe seduce y “engancha” tanto por su historia particular cuanto por el intimismo con que revisa, valora y fija las particularidades de cuatro dictaduras en el contexto del “gran Caribe”: las de Rafael Trujillo, dominicano,  Anastasio Somoza García, nicaragüense, Marcos Pérez Jiménez, venezolano, y  Fulgencio Batista, cubano.

En la “Introducción” al libro Bosch confesaba que su intención era acometer la comprensión del porqué la zona caribeña se veía tan constantemente socavada por dictaduras militares o cívico-militares, siendo como era –como es- una zona propensa a la creatividad artística, el trabajo colectivo y el gozo por la libertad.

Sus respuestas –porque no se restringe a una respuesta única, a sabiendas de que sería inadmisible- no son concluyentes, ni satisfacen por entero. No podría ser de otro modo. Póker de espanto en el Caribe fue escrito teniendo a la vista tales dictaduras, es un libro de su tiempo y no pretende ejercer la videncia, por lo demás improbable en cuestiones políticas y sociales. Bosch habla en el libro desde su momento histórico, y acierto incuestionable de su parte fue no haber alterado los pensamientos y valoraciones de hechos y resultados históricos, lo que habría falseado el contenido del póker.

En compensación, las respuestas de Bosch son claras, asequibles, asertivas, motivadas por la reflexión y el carácter humanistas de un pensamiento lúcido que conocía bien su época y sus circunstancias. La complejidad de hechos y  eventos que concurren para la instauración de una tiranía, son resumidos por el propio autor en estas palabras: “Pretender hallar los orígenes de las tiranías del Caribe en una sola causa es aventurado y puede inducir a errores; en igual sentido pretender juzgar los movimientos que a ellas se enfrentan por uno de sus matices comunes es mal procedimiento. Cada una tiene caracteres propios, si bien todas tienen algunos semejantes.”

Bosch sopesó y valoró con objetividad y pasión a un tiempo las trayectorias peculiares que impulsaron a Trujillo, Somoza, Pérez Jiménez y Batista a las presidencias de sus respectivos países, y en este aspecto especial el escritor dominicano tuvo el cuidado de presentar un panorama lo más preciso y detallado –un alarde de virtuosismo discursivo, si se toma en cuenta la brevedad del libro- de los acontecimientos históricos previos al ascenso de los tiranos, quienes dejan de ser un mero “accidente”, como a veces de modo simplista se intenta explicar su existencia, y pasan a ser circunstancia y consecuencia.

III

Un texto escrito con objetividad, porque Bosch se apartó conscientemente de la denuncia complaciente y panfletaria a favor de un acercamiento crítico al análisis del desgaste sociopolítico y emocional que operó en cada nación y que propició el ascenso al poder de personajes inescrupulosos y astutos que de otra forma no habrían aspirado siquiera a tener el dominio que tuvieron sobre sus países.

Un texto concordado con pasión porque el dominicano no escondía su animadversión por cada uno de los dictadores, ni por la dictadura como sistema político en sí, a la que denostaba de modo encendido y terminante, como hizo incluso en un libro de título polémico, Dictadura con respaldo popular, de 1969, en el que, como bien apunta Pablo A. Maríñez, “… en realidad lo que hace Juan Bosch, en su polémica tesis, es plantear una revolución antioligárquica…”

La claridad de miras que tuvo Bosch respecto de su revisión de estos cuatro dictadores, se patentiza en la puntualidad con que los ubicó en cuanto a idiosincrasia, tradición social y singularidades sicológicas, y en el interés que exponía por la importancia de los medios de comunicación en la propaganda hecha a modo para favorecer a los regímenes tiránicos y atacar con injurias y falsías a los opositores.

Bosch entendió que no se podía separar a los personajes de su talante psicológico, algo que en la actualidad se da por hecho en los análisis históricos de figuras políticas, y asimismo vislumbró la fuerza de manipulación que estaban adquiriendo los medios de comunicación, como se verifica hoy en día, cuando parte de la guerra contra las incipientes democracias socialistas latinoamericanas es orquestada y dirigida por poderosos grupos mediáticos.

Libro de historia y de ciencias políticas, Póker de espanto en el Caribe se lee separado de la pesantez teórica y del academicismo rígido que a veces hacen ilegibles otros textos de temática similar. Bosch sabía valerse de su condición de narrador y ensayista literario para desplegar un discurso eficaz, presto, proveniente de la experiencia individual y de la observación acuciosa de los sentimientos colectivos.Prosa política, objetiva, que se beneficia con creces de la prosa literaria, apasionada, Póker de espanto en el Caribe es un libro de su tiempo y su periodo histórico, cierto, limitado por esto mismo, pero también un libro que arroja una luz despejada y atinada sobre este presente en que vemos como el pasado de tiranías y testaferros aún ronda en los jardines de las casas presidenciales y en los corredores de los cuarteles.

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Managua, Nicaragua, 1972.
Poeta y ensayista nicaragüense . Licenciado en lengua y literaturas hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Ha colaborado en diversas revistas culturales de su país (Cultura de Paz, Decenio, El Pez y la Serpiente), así como de México (Diturna, Alforja de Poesía, Cuadernos Americanos). Publica artículos y ensayos de crítica literaria y de cine en el periódico El Nuevo Diario, de su país, y en la revista virtual Carátula, del escritor nicaragüense Sergio Ramírez. Ha participado en el 4º Encuentro Internacional de Poesía Pacífico-Lázaro Cárdenas (2002), en Michoacán, en el Primer Encuentro Internacional de Escritores Salvatierra (Guanajuato, 2004), en el 8º Encuentro Internacional de Escritores Zamora (2004), en Michoacán, en el Libro Club de la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente (2004), como invitado especial en el Tercer Encuentro Regional de Escritores Salvatierra (Guanajuato, 2004), y en el Segundo Encuentro Internacional de Escritores Salvatierra (Guanajuato, 2005). Radica en México, D.F.