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» Recordar a Mario Benedetti

1 junio, 2009

Mario Benedetti – que nació en Uruguay el 14 de septiembre de 1920 y falleció el pasado 17 de mayo – es uno de los poetas más amados y más leídos en ámbito hispánico, traducido en innumerables idiomas y activo hasta el final de sus días. Intelectual comprometido desde siempre, fue el fundador y el presidente del Movimiento «26 de Marzo», de oposición al régimen militar que oprimió a su país entre 1973 y 1986. A causa de su militancia tuvo que exiliarse, junto con su esposa Luz, y vivió durante muchos años primero en Cuba y luego en España. Como el argentino Juan Gelman y el chileno Pedro Lastra, supo usar la poesía como arma de denuncia, hablando en sus versos del drama vivido por su propio país y de la pesadilla de la cárcel, de la tortura, de las ejecuciones sumarias, de los desaparecidos.

Benedetti afrontó el tema específico de la cárcel en muchas de sus obras, empezando por la novela en versos El cumpleaños de Juan Ángel (1971), donde se relata la fuga de la prisión de un grupo de guerrilleros a través de las alcantarillas. Poco después de la publicación de este libro, se verificó la fuga de varios tupamaros de una cárcel de Montevideo, de manera semejante a la contada por Benedetti, y él fue acusado de haberles proporcionado la idea para la fuga. También la novela epistolar Primavera con una esquina rota (1982) trata de este tema, así como la pieza para teatro Pedro y el capitán (1979), y muchos cuentos de Con y sin nostalgia (1977), Geografías (1982-84) y Buzón de tiempo (1999). En poesía el tema está presente en una larga serie de composiciones y en especial en los poemarios Letras de emergencia (1969-73), Poemas de otros (1973-74), Cotidianas (1978-79), Viento del exilio (1980-81), y de nuevo Geografías.

Uno de estos poemas está dedicado al inolvidable Roque Dalton (El Salvador, 1935-1975), estúpidamente asesinado por una facción no reconocida – como se dijo luego – del movimiento guerrillero de su país. Toda la breve, intensa y dramática experiencia de vida de Dalton, en la que se incluyen la cárcel, el exilio y la lucha armada, y por la cual Julio Cortázar llegó a compararlo al Che Guevara, está testimoniada en su poesía, que Benedetti consideraba ejemplar y emblemática de lo que debería ser el binomio arte-ethos.
Desde esta perspectiva la poesía se transforma en un medio fundamental para trascender el horror del momento y para conservar la memoria, tarea formativa, altamente moral. Porque la poesía, la literatura en general – como ha sostenido tantas veces Benedetti –, cumple una función ética, más allá del hecho inconfutable que las opiniones de un autor no puedan ni deban condicionar el valor de su obra. Y sin embargo, la grandeza de una obra, ¿no debería aumentar la responsabilidad de su creador en el nivel político?

A esta pregunta Mario Benedetti ha contestado toda la vida con una conducta ejemplar, asociando siempre su excepcional capacidad expresiva y su habilidad técnica y creativa en el dominio del lenguaje con su visión ética del mundo y su compromiso militante.

Poemas de Mario Benedetti

Para recordar a Mario Benedetti propongo releer los seis poemas que siguen: el primero, “Más o menos la muerte” lo considero una despedida a Mario con sus propias palabras; el segundo, “A Roque”, está efectivamente dedicado a Roque Dalton; el tercer poema, está dedicado a la figura de Artigas, con la veneración que se merece este héroe incomprendido y fracasado, primer gran revolucionario de la historia americana; el cuarto poema, “Esta ciudad es de mentira”, se refiere a Montevideo, tal como Benedetti la veía en los primeros años 60, o sea antes de la catástrofe, una ciudad tan humana, tan informal y solidaria que parecía, precisamente, “de mentira”; el quinto y el sexto son poemas de amor que, al igual que los otros del mismo tema, han dado la vuelta al mundo estimulando noviazgos, bodas y rupturas, todas apasionadas, como lo era el mismo Benedetti detrás de su alegría y su bondad al límite de lo verosímil. Pero especialmente el último, “No te salves”, pone en evidencia hasta qué punto todos los sentimientos y todas las elecciones vitales, incluido lo amoroso, estuvieron para él impregnadas del valor ético. Recordar a Mario significa renovar una memoria fértil y generosa, gozar con la palabra, entender un poco más nuestros propios sentimientos y abrir el corazón a la esperanza.

Más o menos la muerte

La muerte es sólo un niño
de cara triste
un niño
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que se parece
a Dios.

A veces
sin embargo
es tan sólo un silencio
sin pasado
sin molde
sin olor
un silencio en que ladran
los perros
esos perros
y uno se pregunta
quiénes son.

A veces.

Otras veces
es una niebla espesa
que se mete en los ojos
que destruye la voz
y lo arrincona a uno definitivamente
bueno
definitivamente no
tan sólo hasta que uno
se siente
sin amor.

A veces.

Pero es raro.
Por lo común la muerte
es solamente un niño
de cara triste
un niño
que sale de la noche
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que deja caer su mano
sobre mi corazón.

La muerte es sólo un niño
de cara triste
un niño
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que se parece
a Dios.

A veces
sin embargo
es tan sólo un silencio
sin pasado
sin molde
sin olor
un silencio en que ladran
los perros
esos perros
y uno se pregunta
quiénes son.

A veces.

Otras veces
es una niebla espesa
que se mete en los ojos
que destruye la voz
y lo arrincona a uno definitivamente
bueno
definitivamente no
tan sólo hasta que uno
se siente
sin amor.

A veces.

Pero es raro.
Por lo común la muerte
es solamente un niño
de cara triste
un niño
que sale de la noche
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que deja caer su mano
sobre mi corazón.
(de Poemas del hoyporhoy, 1958-1961)

A Roque

Llegaste temprano al buen humor
al amor cantado
al amor decantado

llegaste temprano
al ron fraterno
a las revoluciones

cada vez que te arrancaban del mundo
no había calabozo que te viniera bien
asomabas el alma por entre los barrotes
y no bien los barrotes se aflojaban turbados
aprovechabas para librar el cuerpo

usabas la metáfora ganzúa
para abrir los cerrojos y los odios
con la urgencia inconsolable de quien quiere
regresar al asombro de los libres

le tenías ojeriza a lo prohibido
a las desgarraduras para ínfula y orquesta
al dedo admonitorio de algún colega exento
algún apócrifo buen samaritano
que desde europa te quería enseñar
a ser un buen latinoamericano

le tenías ojeriza a la pureza
porque sabías cómo somos de impuros
cómo mezclamos sueños y vigilia
cómo nos pesan la razón y el riesgo

por suerte eras impuro
evadido de cárceles y cepos
no de responsabilidades y otros goces
impuro como un poeta
que eso eras
además de tantas otras cosas

ahora recorro tramo a tramo
nuestros muchos acuerdos
y también nuestros pocos desacuerdos
y siento que nos quedan diálogos inconclusos
recíprocas preguntas nunca dichas
malentendidos y bienentendidos
que no podremos barajar de nuevo

pero todo vuelve a adquirir su sentido
si recuerdo tus ojos de muchacho
que eran casi un abrazo casi un dogma

el hecho es que llegaste
temprano al buen humor
al amor cantado
al amor decantado
al ron fraterno
a las revoluciones
pero sobre todo llegaste temprano
demasiado temprano
a una muerte que no era la tuya
y que a esta altura no sabrá qué hacer
con
        tanta
                 vida.
(de Cotidianas, 1978-1979)

Artigas

Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron medio siglo después de su muerte
creó una justicia natural para negros zambos indios y criollos pobres
tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once varas
y cojones como para no echarle la culpa a los otros

así y todo pudo articularnos un destino
inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío

tres años antes de que naciera marx
y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la convirtieran en otro expediente demorado
borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido el homenaje catastral

lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra extraña
por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
no fue tosco como lavalleja ni despótico como oribe ni astuto como rivera
fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías pero se amargó profundamente con ellas

acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes inauguraban el paisito
esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener la disculpa del coraje
y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos estos conductores sin conducta estos proxenetas del recelo estos tapones de la historia
y si decidió quedarse en curuguaty
no fue por terco o por necio o resentido
sino como una forma penitente e insomne de instalarse en su bien ganado desconsuelo.
(de Quemar las naves, 1968-1969)

Esta ciudad es de mentira

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las palmeras se doblen
a acariciar la crin de los caballos
y los ojos de las putas sean tiernos
como los de una Venus de Lucas Cranach
no puede ser que el viento levante las polleras
y que todas las piernas sean lindas
y que los concejales vayan en bicicleta
del otoño al verano y viceversa.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que nadie sienta rubor de mi pereza
y los suspiros me entusiasmen tanto como los hurras
y pueda escupir con inocencia y alegría
no ya en el retrato sino en un señor
no puede ser que cada azotea con antenas
encuentre al fin su rayo justiciero y puntual
y los suicidas miren el abismo y se arrojen
como desde un recuerdo a una piscina.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que las brujas sonrían a quemarropa
y que mi insomnio cruja como un hueso
y el subjefe y el jefe de policía lloren
como un sauce y un cocodrilo respectivamente
no puede ser que yo esté corrigiendo las pruebas
de mi propio y elogiosísimo obituario
y la ambulancia avance sin hacerse notar
y las campanas suenen sólo como campanas.

No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
O es de verdad
y entonces
está bien
que me encierren.
(de Noción de patria, 1962-1963)

Táctica y estrategia

Mi táctica es
                        mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
                        hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo     ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
                        ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
                           ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
                                       simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo     ni sé
con qué pretexto
por fin     me necesites.
(de Letras de emergencia, 1969-1973)

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
                        no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo

no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
                        pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
                        entonces
no te quedes conmigo.
(Ibidem)

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Montevideo, Uruguay, 1949.
Se graduó en la Universidad Javeriana de Bogotá y vive en Italia desde 1977. Es catedrática de Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Florencia (Italia), poeta y traductora. Ha editado en italiano muchas obras de autores hispanoamericanos, como Mario Benedetti, Álvaro Mutis, Jorge Eduardo Eielson, Eugenio Montejo, Idea Vilariño; y en español autores italianos como Pasolini, Sanguineti, Bufalino. Es asesora para la poesía italiana del Festival Internacional de Poesía di Medellín (Colombia) y forma parte del jurado del Premio Internacional de Poesía Pier Paolo Pasolini. Es miembro fundador y presidente del Centro Studi Jorge Eielson de Florencia.