Selección de Alas de cemento

25 noviembre, 2023

Alas de cemento

Veo suicidas que usan zapatillas de cangrejo
y se deslizan bajo olas de azur como un secreto 
que echa a andar los mecanismos íntimos;
veo suicidas que se tornan aeroplanos
y trasiegan de giro en giro 
como una voz que lame fachadas tristes;
veo a los que cantan bajo la flor del veneno
nocturnos ritmos galopantes 
y silban geometrías como trombas
que tienen sed de papalotes;
veo a los que llevan en la mano 
la soga que eriza el viento,
para convertirse en suvenir de vías clandestinas.
Los veo en vitrales de visos diletantes
apaciguar la sed de los vivos
con sus alas de cemento bien extendidas.

Vientos de la mañana

Un pájaro sin color y sin nombre
replegó sus alas
y lastimó el único ojo del cielo.

Jean Joseph Rabearivelo

Soy el viento Ietse que te empuja 
por las vías secretas del abismo
y te trae fachadas de otros días
para que gocen tus ojos pensativos.

Marcha, marcha a la tumba
y deja de tejer, de corregir pruebas de imprenta,
sólo el hilo del silencio cabe en la hoja del olvido.

Soy el viento Sanahar y creador de tu memoria,
al amanecer me asomo a tu sonrisa
y hablo por ti frente a los gestos 
que rechazan tu sombra y tu voz
por ser malgache, noble y libertino.

Soy el viento Velo vestido de lamba,
al mudar te embarco en la luna creciente
que navega silenciosa
por el cielo cobalto que te cubre
y te llevo para que cumplas tu destino. 

Marcha, marcha a la tumba,
ya no tejas, ya no corrijas pruebas de imprenta,
sólo el verso del silencio cabe en la hoja del olvido.

Soy el viento Ravinala 
que te cobija de sombras y lila
para que recuestes tus calles y deudos
bajo texturas de sudor y deseo.
Soy el viento Ratany que te trae el aliento
para que te vistas de padre y
lances a la luz tus poemas como encajes
que adornan la vida y la noche. 

Baila, baila sobre la tumba que te aguarda
y ya no tejas, ya no corrijas pruebas de imprenta,
sólo el poema fantasma cabe en el ataúd,
última caja de pruebas.

Rabearivelo, dice la brisa en un rincón,
enhebra todos los vientos
en el huso de tu cuerpo,
diseña una copia de nubes sin encajes
y entre hilos de sol y sombra
brinda con cianuro y vuela.

Paseo nocturno

Ahora todos lo recuerdan por estar muerto,
afirman que en las esquinas del encierro
recorría Artemisa en el pasado,
sólo por ver al frío robarse los sueños.
Cuentan, en el ir diciendo,
que sorbía la brisa ululante
para abrigar licores hasta la vera de su muerte.
Ahora que yace sin sus hipogrifos,
lo tildan, lo aplauden,
hasta le conferencian sus versos,
sólo sus versos tristes.
Es tan largo el pan de sus nostalgias
que lo aventuran al acaso,
lo visten de niño y lo lanzan galopante hacia el juego.
También dicen que así no era,
que urdió su mente en desbandada
frente al poder de sus Derrotas.
Dicen que regalaba ramos de poemas
para acallar los pétalos fugitivos.
No decía amor amor en cursiva,
bastante peso tenía la rabia
de tener que interpretar la misma línea.
Ahora que no bebemos los mismos tragos,
te cuento que te visten con los renglones
que siempre desdeñaste.

Para Alberto Rodríguez Tosca

Marina Tsvetáyeva

Marina Tsvetáyeva
deja palabras que vagan por la llanura,
lanzando rabia y fósforo,
palabras libres que dejan atrás
a Stalin de charretera cazando poetas,
a la tristeza de la ciudad 
disfrazada de matrioshka congelada.
Antes de morir 
teje palabras desde la ventana,
relámpagos en retazos de nube,
lanza palabras de granizo contra los cómodos, 
siembra palabras que germinan como árboles de viento,
versos de estepa que al amanecer dan de beber
al labio ebrio que canturrea,
palabras que caen en islas secretas, 
palabras duende que visten los maullidos de la luna.
Con estas y otras palabras
escribe lazo-rama-butaca-salto-adiós.

Ánimo a dos manos

—No saltes

sugieren las voces de paso
al recordar que allá no se diferencian las horas,
días y noches son paños
mudos y teñidos de barro

—Salta

arengan los días de tus días ya muertos.
Tu nombre olvido y todo tu exaltado yo
al llegar barrerá 
la gente atormentada del andén

—No saltes

murmullo tras murmullo hemos visto en el humus
el lento deambular del gusano
que se aproxima a degustar las yemas de tus ojos

—Salta

somos las heridas y sabemos cuán inútil
se yergue la esperanza;
en mortaja, ya sabes lo que eres

—No saltes

esos presagios que te hablan
se escaparon de la vida
flácida, 
sólo van de ventana en ventana
pidiendo limosna a los paupérrimos
que añoran el día plañidero

—Salta

tu viaje son escombros,
cenizas de polvo hechas ceniza,
ideas funámbulas que trataron de volar
con rocas en el cuello
y un mar de soles apagados en el bolso

—No saltes

hay pájaros que traen con el pico la estación
y el filo del sol en la memoria,
hablan en voz baja y sin embargo ruedan
contigo en la barca que te lleva

—Salta

el olvido es otra orilla que retorna
con los cánticos encendidos 
de las voces apagadas.
Nada. Nada arde en otro mundo
salvo la sombra que aquí dejas vigilante

—No saltes

hay segundos que se pueblan
con el batir de albatros
que ríen y entierran la tormenta,
hay espejos que se abren
como árboles que cantan

—Salta

sentirás el brillo de la hierba
bajo el río centinela
que se lleva tus desgracias,
olerás en la raíz del origen 
el aroma del pétalo de miel

Salta No saltes Salta No Saltes Salta No saltes Salta No saltes Salta No.
Van diciendo las voces en un lento diluir de tiempo entre las sobras
Inútiles, vanas, voyeristas, ignorando que siempre hago caso
Omiso.

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Escritor, traductor, editor, y profesor colombiano. Magister en literatura latinoamericana, tesis laureada y medalla al mérito por Teoría sobre las emociones. Ha publicado los libros de poemas Hechos para una vida anormal, Alquimistas ambulantes, Mago sólo hay uno, Fantasmas S.A., De mente nómada, El secreto de los insectos y Alas de cemento. Además, ha publicado el libro de historia Epitafios: Algo de historia hasta esta tarde pasando por Armero, el libro educativo Competencias escriturales desde prejardín hasta grado 11 y el libro de cuentos Sinapsis delirante. Ha sido traductor de Oscar Wilde (El alma del hombre bajo el socialismo) y de Aloysius Bertrand (Gaspar de la noche). En el ámbito de la gestión cultural, ha sido jurado en diversos concursos de poesía; coordinador de talleres de poesía para Casa de Poesía Silva, destinados a niños y docentes de los colegios distritales de Bogotá; y, desde 1997, director del taller de poesía en el parque de Usaquén en Bogotá.