Selección poética
6 febrero, 2022
espasmos
con espasmos del presente engordamos el pasado
lo sabemos cuando vemos las estelas en el viento
la pavesa y la hojarasca con su danza alrededor
el rebufo sobre el aire de perderse las palabras
ecuaciones diluidas sobre el ábside del tiempo
sólo un vidrio y otro vidrio
condensarse como el agua piel que pasa
espejismo sobre el campo de esta luz que se agotó
¿cómo hablamos de una imagen contenida en este ciclo
con palabras nada más?
para al fin coger su sitio
(con la prisa de quien sabe que no debe darse prisa
porque nunca le hizo falta)
una sombra se traslada
con espasmos de estos cuerpos construiremos otros cuerpos
y cimientos del pasado
si acontece solamente una vez de tanto en tanto
el mirar hacia tu espalda no te hace ser estatua
lo que sí te inmoviliza (sea en piedra o sea en sal)
es el vicio de quedarte extasiado allí mirando
somos hijos de ese anhelo de poblar
de hermosas ruinas los eriales de la nada
de invadir el paraíso de estructuras
inefables con el plan improvisado de alterar
lo que allí estaba para luego desertar
con la parte
del presente
que se salva
del espasmo
construimos el futuro
tierra
comienza todo en la vida al movernos a la luz
al movernos hacia el borde con el ansia y el instinto
de salir de esta penumbra
todo se abre a nuestros ojos con el verde en la esperanza
y el deshielo de las plantas
todo impolutamente comienza al bajar la luz del cielo
al llover sobre la nada
y rozarla la palabra
de gotícula y fonema
y de baba también somos
y al igual que somos tierra removiéndose en el aire
también somos fuego y agua
comienza todo en la sombra que se mueve hacia la luz
o quizás fue con el halo estrellándose en lo oscuro
entiendo que somos de un lado
y también en cierto modo
nos conforma la materia que genera
el lado opuesto
comienza todo en la tierra
en la sangre y la simiente internándose en la tierra
en el canto de los padres y en las marcas
de labrarla en los surcos de sus manos
comienza todo en la tierra
en los huesos que se comban
reverencias a los dioses que concluyen
con el tiempo en lordosis
y escoliosis
y acaba todo en la tierra
como muere en el abismo esa luz
que la penetra y los huesos y la sangre
y hasta el fuego que la quema
pues la tierra aun con el lastre
de la infamia de la sangre y el dolor
de ser quemada
tiene el alma
de la tierra
manglar
también se introduce
la angustia por los surcos
de las manos
al romper la madrugada
se permea como el agua
o cualquier otro fluido
en las tripas del abismo
se conectan sus rizomas
como cuerpo imprevisible
de una vida subterránea
que se imbrican
y se adentran
pienso ahora en el manglar
cuando observes lo escondido
nunca debe delatarse
la parte invisible de un todo
y habrá que forjarse una idea
un esquema aproximado
o un croquis intuitivo
para todo lo
demás
extrema unción
aunque vine aquí de niño
no he nacido en esta urbe
observa en mi rostro la duda del que busca en la quebrada
el remanso apenas tenue de la orquídea
entre las grietas de paredes
escarpadas
del que busca su destino a través del qué será
de saber dónde la vida le emplazó
la encrucijada
del que busca con la angustia
de saber dónde la vida le emplazó
su extrema-
un ción
el olvido es esa forma de los cuerpos nebulosos
de escapar de nuestras vidas
esos cuerpos que quisimos y que luego
con el tiempo y al perderse en la distancia
se les borra hasta
la faz
cuando hablamos del olvido
la salida más a mano es buscar algún culpable
lo sencillo es el espejo
los semblantes infinitos confundidos allí dentro
sin su imagen concordante
al mirar el lado externo
aguardando en su lugar
la parte más bella del grito
lamentable o felizmente
es que siempre no es el caso
pero a veces acontece
que en tu ayuda
acude al-
guien
contra posición
todavía más lejano
(más allá del horizonte y extendido
allí a su espalda)
se prevé lo que se ignora
el lugar de acá del otro
el remedo en otro sitio de este sitio que está allí
la incidencia en otros rostros del suceso
de otra luz
el milagro al lado opuesto del conejo y la chistera
el milagro al lado opuesto del espejo
y el en-
vés
desde alguna parte ajena nos invade el ansía aquella
de anhelar lo que no somos
el anhelo irrefrenable de mudarnos a otro ser
¿qué es la inercia sino el acto de adorar el movimiento?
¿qué es la inercia sino el acto de repudia a la quietud?
¿puede herirnos la templanza?
extinguirse siete veces equivale a gato muerto
todo tiene su momento
¿de qué nos sirve el auxilio
cuando uno pide ayuda pero ya se ha puesto a salvo
con los medios de uno mismo?
lamentarse al menos sirve
por saber al fin del rostro
del infame que se
alegra
España, 1966.
Escritor. Finalista del Premio de Poesía Hnos. Argensola (2014) del Premio Gonzalo Rojas Pizarro (2018) y del Certamen Enrique Pleguezuelo (2020). Poemas en revistas internacionales y varias antologías. Novelas El magistrado Cuernavaca y Las cenizas de Manhattan (2014 y 2018 Ed. Amarante).