Selección poética

1 agosto, 2014

El poeta, narrador, crítico literario y diplomático hondureño, Óscar Acosta, unas de las grandes voces de su país, falleció el pasado 15 de julio a los 81 años en la capital de Honduras. Considerado uno de los máximos exponentes de la literatura hondureña, principalmente en la poesía, la larga carrera de Acosta lo acredita como uno de los más importantes escritores de la llamada generación del 50. Carátula recuerda a este gran poeta centroamericano con una breve selección de sus poemas.


LITERATURA INNECESARIA

Tú no apareces en los libros, no tienes
jerarquía en la tinta, no puedes
subir al monte de la palabra escrita,
al risco de la literatura.
Tú no sabes lo que es un hemistiquio,
un verso de pie quebrado,
dónde vivó Góngora y Argote,
quién era el Arcipreste.

Tú no figuras en ninguna décima,
en el agua liviana de un romance
o en el oro de las octava reales,

Ante tu poderío de mujer amorosa,
ante la realidad me duele
lo innecesario de la literatura.

* * *

ERNESTO MEJÍA SÁNCHEZ

En mis conversaciones con Ernesto
-en Madrid, Caracas, San José-
siempre surgía el nombre de Rafael Heliodoro
como una rama que despaciosamente
se introdujera por la ventana
o como un hilo de agua
que inadvertido
entrara debajo de la puerta
y mojara las patas de las mesas,
las alfombras,
los libros dormidos en el suelo.

En los constantes diálogos
aparecía la persona del hondureño,
el de las tierras de pan llevar,
el cronista del nuevo mundo,
el poeta de Tegucigalpa

Ernesto recordaba los innumerables datos
que recogía para Rafael Heliodoro
en los archivos municipales,
en las empobrecidas hemerotecas,
en la memoria de los viejos

y que luego servían para hablar,
por ejemplo, de Darío,
el abuelo de todos nosotros.
Ahora Ernesto reposa,
como el maestro Valle,
en la tierra de México.

* * *

LOS AMANTES

Los amantes se tienden en el lecho
y suavemente van ocultando las palabras y los besos.
Están desnudos como niños desvalidos
y en sus sentidos se concentra el mundo.
No hay luz y sombra para sus ojos apagados
y la vida no tiene para ellos forma alguna.
La cabellera de la mujer puede ser una rosa
extenuada o un río de agua astuta.
El fuego es solamente un golpe oscuro.
Los amantes están tendidos en el lecho.

* * *

QUE NO DESCANSE

Descanse en paz
les dicen a los muertos,
pero yo no deseo
que mi padre descanse
para siempre.

Quiero que viva,
que se levante
y ande.

Que no descanse,
que se ponga camisa
y pantalón,
sombrero ancho,
que fume su tabaco
cotidiano,
que tome su tranquilo
café,
que respire,
que lea.

Que no descanse.
Que no pudo sacar
aunque lo quiso
a los fariseos
del templo.

Mi padre fue hombre
honrado y pobre
y por tener
las manos limpias
en este suelo opaco
casi lo fusilan.

Que no descanse,
yo quiero verlo aquí
lleno de sangre
y carne,
resucitado,
diciendo sus palabra.

trate mal a la muerte,
que camine en la luz,
que golpee
su puño diario.
Que levante las manos
y toque con sus dedos
la mañana.

Descanse en paz
les dicen a los muertos
para que se refugien
en su lápida.

Pero no quiero
que mi padre descanse
en sorda tierra.
Que no descanse.
Que su nombre tiemble.
Guerra a la muerte.

* * *

EL GUERRILLERO

No le puedo decir
al Jefe de las Fuerzas Armadas
que es un zonzo,
ni al Ministro
que no oiga al Presidente
ya que sólo le ordena despropósitos,
ni al Alcalde
metido en la basura
que edite un libro de poemas
para Tegucigalpa,
ni al Director General
del Hospital Escuela
que no obligue a los empleados
a marcar la infamante
tarjeta de asistencia,
ni al Congreso que expulse
del salón de sesiones
a aquellos que trafican con influencias
y con drogas foráneas
y, como no se pueden
cambiar las situaciones,
he decido agarrar mi mochila,
mi traje de fatiga,
mi biblia de bolsillo,
mi instrumental de médico,
mi frasco de pastillas,
mi revólver y marcharme
presuroso, con otros compañeros,
al refugio de Olancho,
tirarme al monte
como lo hizo Bertrand Anduray
en el 48, en tiempos de Carías,
firmando con mi nombre completo
-José María Reyes Mata –
esta página rota
que no es una proclama.

* * *

EL CABALLO

El caballo tiene una sonrisa clara
enternecida por sus lágrimas. Tiene
una emoción aprisionada entre sus músculos,
un temblor en la crin violenta y transparente.
El caballo golpea el corazón terrestre.
Las bellas mujeres no ven al hombre galopante
y admiran simplemente al lustroso caballo.

Comparte en:

Tegucigalpa, 14 de abril de 1933 - 16 de julio de 2014.
Escritor, crítico literario, político y diplomático hondureño.

Se inició como periodista en Perú y cultivó diversas formas artísticas literarias. Su obra tiene un marcado carácter intimista y patriótico, fue presidente de la Academia Hondureña de la Lengua.

Perteneció a la llamada Generación del 50, caracterizada por el deseo de renovación del lenguaje y la cuidada elaboración metafórica.

Diplomático de carrera, fundó en Tegucigalpa, en compañía de otros intelectuales, la Editorial Nuevo Continente y las revistas Extra y Presente, posteriormente la Editorial Iberoamericana. En la década de 1960 fue director de la Editorial Universitaria y de la revista literaria de la Universidad de Honduras. Mientras realizaba estudios de Derecho, organizó con otros estudiantes el Círculo Literario Universitario.
Recibió en 1960 el Premio de Poesía Rubén Darío, en Nicaragua;el de Ensayo Rafael Heliodoro Valle, por la UNAH, en 1979; el Nacional de Literatura Ramón Rosa; el Premio de los Juegos Florales Centroamericanos de Quetzaltenango, Guatemala.

Como diplomático representó a Honduras en el Perú, España, Italia y la Santa Sede del Vaticano.

Durante su dirección de la Academia Hondureña de la Lengua, se remodeló la nueva sede la misma tras de destrucción de la histórico por el huracán Mitch, y se desarrolló entre otros el proyecto Diccionario de las Lenguas de Honduras y el Diccionario de Hondureñismos.

Entre sus libros de poesía hay que mencionar: Responso al cuerpo presente de José Trinidad Reyes (1953), Poesía Menor (1957), Tiempo detenido (1962), Antología personal (1965 y 1971), Mi país (1971). Su poesía es profunda y serena, de tono intimista.

El arca (1956) es una colección de relatos que abrió un nuevo camino a la literatura hondureña, rompiendo con la tradición costumbrista de la narrativa del su país.

Recopiló también poemas de otros autores en obras como Antología de la nueva poesía hondureña (1967) y Poesía hondureña de hoy (1971). Entre sus estudios destaca Rafael Heliodoro Valle, vida y obra (1964).

Igualmente, la edición conmemorativa de los 400 años de El Quijote, editada por la Real Academia Española (RAE) junto con las 22 academias de la lengua que existen en el mundo hispano, de la que se editaron cerca de un millón de ejemplares para distribuirse en los países de habla hispana, fue una propuesta de la Academia Hondureña de la Lengua.

Condecoraciones
Orden del Mérito Civil de España, (1968) recibida de manos del embajador de España en Honduras, señor Justo Bermejo y Gómez.
Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, (1977)del Ministerio español de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
Medalla Rafael Heliodoro Valle, (2013) de la Secretaría en el Despacho de Relaciones Exteriores de Honduras.