Selección poética

1 abril, 2023

LOS MUROS CANSADOS DE ALEPO

Uno

Un cristo desarmado de seis años
emerge de los muros cansados de Alepo
como un profeta judío torturado sin piedad
por los soldados romanos de Pilatos.

En medio de la calle hay un cráter
donde no caben ya tantos cadáveres
toda la noche cavaron él los morteros de Isis
los misiles inteligentes de Washington
los cazabombarderos Sukhoi Su-24.

Te regalo el perdón que no conoces todavía
a cambo de mi vida
haz de él un patio escolar
poblado de olivos, dátiles y risas,
no la tumba donde arrojaste a mis padres
y a todos mis hermanos
de quienes no me dejaron despedirme…


Dos

Un ángel de pantalones cortos se ha dormido
sin cenar, sobre las playas rudas de Turquía
sus juguetes se han quedado sin cuerda
por culpa de las olas,
por el viento que como los hombres
está enfermo de ira y maledicencias.

Sus pulmones se han inundado de algas
de pequeños peces que nadaban felices lejos de la guerra
en este cementerio de balsas inflables
en que se ha convertido el Mediterráneo.

Dos veces pagó a las mafias, el padre de Aylan,
por este crimen de lesa humanidad
llora como otros más de sus hijos, muerto,
inconsolable sobre las paredes heladas de la morgue.

Se ha sentado sobre la tumba de toda la familia
a esperar que la muerte tenga con él
la misericordia que nunca tuvo la vida…


Tres

Sentados en sus alfombras lujosas
de Londres y Persia
gobernantes arios y sionistas
religiosos chiitas y suníes
arrojan sobre mi casa y mi escuela
toneladas de bombas de racimo.

Se han evaporado todos los huesos
de mi abuela, de mis maestros,
de todos mis compañeros de oración.

También los sueños de ser yo mi​​smo
las palabras benditas de mi madre
que salieron corriendo detrás de mí

las que sobrevivieron
se las comen ahora los gusanos…

SIMBIOSIS

Toco las incontables heridas de mi carne anémica y subterránea
una a una, no para ver si se mueven al verme; o si duelen,
sino para sentir que todavía están ahí
porque hace mucho tiempo que no me dicen nada.

Como a todos nosotros, este dolor de andar también consume
se agota de tanto que lo insultas y aborreces, incluso,
decide alguna vez dejarnos para que otro dolor venga
o mejor aún, se va a vivir con otro…

Yo sé en qué rincón llagado de mi estómago ha dormido
en qué lugar de mis vértebras se ha comido
a las células huidizas de mi sangre
en qué aciago grito de mis testículos y mis rodillas
se ha quejado de su propio dolor al lastimarnos
sé hasta dónde se ha marchitado sin querer
como esa flor que en el pequeño ataúd de nuestros hijos
olvidamos…

Yo soy como todos ustedes la prueba viviente
de esa verdad y esa simbiosis: el dolor aún sigue estando ahí
pero a fuerza de negarlo aprendió a vivir conmigo.

Hoy no quiere nada más de mí, ya no se queja,
ya no se siente así mismo
ya todo se lo di: ya no me duele…    

ENTRE EL ERIAL Y EL RÍO

Cuando el reloj de las ciudades
dice: ¡corre!
con cada sístole y diástole
el corazón humano
también parece que murmura:
¡ya no puedo!

Porque hay un vaso comunicante
entre el erial y el río
y yo conozco el hedor y la sal
de mis cloacas
los precipicios compungidos
de mis axilas y mis glúteos
el azufre impugnado
y la amargura de mis heces
mi sexo desprovisto de filo
y de espléndidas palabras.

Cada vez me acerco más
a mi propia catástrofe
como ese fémur
recién arrancado de la carne
que no renuncia a sus tendones
quero ser como ese poeta
que no olvida sus sombras
cuando la luz se enciende.

Consciente de mi propio abismo
puedo tocar el barro bullido de mi vida
y su inmutable fondo:
entre más me vacío más me lleno
de este apetito insaciable
de seguir escribiendo.

La humildad
es orgullo domado,
así lo decía
Elías Nandino.

Ahora lo sé,
por eso me asombro…    

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Mérida, Yucatán, 28 de agosto de 1962.
Asistió al Taller de Literatura Elías Nandino del Departamento de Bellas Artes de Jalisco y al Taller de Poesía de la Universidad Autónoma de Baja California. Rosa de Oro de los Juegos Florales de Tijuana (1985) y Premio Municipal de Poesía de la ciudad de Tijuana (1987 y 1988). Mención de Honor del Premio Peninsular de Poesía José Díaz Bolio (Yucatán, 2010 y 2012).