Selección poética

5 junio, 2023

AL DESNUDO

Frente a ti han ido cayendo
uno a uno los velos que me cubren,
y el fulgor, la fábula arrebata que fui
como flor de sal en el agua
se han perdido.
Mira la antípoda impía de lo que deseaste
bajo la luz que no tiene escudo ni vuelta
mírame las astillas del hombro
las uñas sin consuelo
la almendra del vientre trocada en
     cuesco exangüe
el sexo donde el deseo depositó su tibieza líquida
una medusa prensada entre tablas.

Desnuda estoy del desnudo que me disfraza
mis ojos ya no son el fanal de tus viajes nocturnos
de mis senos no mana la leche que te alimentaba
y en mis sienes no pastan furias ni caballos.

Ah las imágenes que perseguí y perdimos
la lumbre efímera, la imposible divisa destrozada

pero al final del día mi corazón es la casa
        donde te acojo
sin velos, con dulzura de amapola.

DESEO INCONCLUSO

Lo peor no fue el dolor en medio del pecho como disparo
el manotazo la dentellada del desamor marcándome
            hasta el hueso, 
salir por los tejados en la noche insomne 
aullando como perro huérfano en busca de la soga que le ate,
repetir tu nombre en delirio febril hasta quedarme muda 
hasta arrancarme de la lengua del vientre
            hasta la última de sus consonantes, 
y emborracharme
y abrir la blusa en espera del corte en la guillotina.

Lo peor era despertar cada día con la musiquilla enamorada
vestirme de rosa rizarme el pelo las pestañas
perfumarme y salir entre nubes obsesiva tercamente feliz
por la ilusoria posibilidad de encontrarte:
“buenos días sol, buenos días congestión del tráfico mendigos,
vendedores en las esquinas, góndolas del supermercado”
mundo mío de colofones derrotados 
prodigiosamente florecido porque lo abrazo tiernamente 
con lo mejor de mí como si fuera a ti a quien abrazara
            en el umbral de la puerta
al regreso a casa después de un largo día de trabajo.
Lo peor era la dicha de imaginar lo que no era: 
lo peor era la esperanza.

SIN TI

Sin ti es inútil vivir
como inútil será el quererte olvidar.

Bolero de Pepe Guízar

El hombre que espero me romperá el corazón.
Así insista con su azul el ensueño
siembre entrelazados su nombre y el mío
los riegue la memoria del deseo
para que retoñen florezcan
igual que el desierto el día que nos conocimos,
siempre hay un final un punto sangrante
entre dos tiempos una estación de trenes sin vuelta
donde los que parten no miran atrás.
Tan breve el encantamiento
—la mirada arrebatada la apoteosis del sueño—
tan inútil abrir el pecho entregar el corazón.

Lo demás es el desenlace:
el bar el bolero de fondo
repetir mientras espero el conjuro
“que no termine que no se vaya que no se vaya”.
En vano. No hay final feliz.

AMOR HUMANIDAD

Se fue mi amor
el amor de mi alma de mis entrañas
el otro que me habita.
Dejó atrás las sábanas planchadas
el café recién colado por la mañana
las cenas a la luz de las velas.
Abandonó —como Ulises a Calipso en Ogigia—
      la isla que inventé para él
y se fue al mar mi amor
al mar de la historia de siempre
en la balsa de los vencidos de siempre
apretujado contra cuerpos que acaso barrerán las olas
o que morirán en la barriga del camión
boqueando un sueño sin documentos
mi amor que sabe leer las nubes y habla con los ángeles
perseguido por perros de caza
enlazado como res en la frontera del Río Bravo

cruzan frente a sus ojos los cadáveres de Óscar Martínez
—guatemalteco— y su hijita Valeria de dos años
cruza el látigo desgarra la espalda de los refugiados     
en campos donde no hay árboles ni crece la hierba
sino tiendas de plástico entre basura y charcos de espanto.
Mi amor entre las mujeres afganas que sueñan sin la burka
entre sirios refugiados de la guerra civil
imagina sus casas abandonadas con fuentes y parras florecidas
desde una mezquita construida de palos
en Dollo Ado oye el llamado a la oración
se desgarra buscando agua entre piedras
con la muchacha somalí que huye de la guerra y del hambre
llora frente al fuego encendido con la ropa de la familia africana.

Se fue por el mundo mi amor.
No cabe dentro del caracol su amor humanidad:
todas las vidas rotas, todo el dolor del refugiado.

TIEMPO OSCURO

Las amigas me piden un poema luminoso
un poema feliz que hable del amor que salva
del abrazo que redime al final del día
cuando regresamos a la casa
con los zapatos cansados y en el bolsillo
junto a las llaves como escapulario
la dicha de estar vivos:
un poema del sol que sonríe y entibia
el mar verdiazul en el eterno verano de la isla 
lleno de jardines de pájaros enamorados
de árboles frondosos que nadie derriba.

Estamos dejando atrás el tiempo oscuro de la pandemia
y es hora de volver al mundo
a su insolencia invicta después de tanta muerte
complacer al marido vestirse y salir
a los sitios sobrevivientes donde hay música
y jóvenes que bailan y se besan.

Intento cumplir con lo que me piden
y descalza  —bajo los pies la plenitud azul de la isla—
me siento a escribir el poema del amor que salva
      del sol que sonríe.

Suenan las alarmas antiaéreas llueven misiles
Estallan en las páginas las palabras en esquirlas.
Estoy en la Plaza de la Libertad en Járkov,
en Dnipró, Mariupol bombardeadas
ciudades enteras destruidas campos
de trigo y de lavanda humeantes
en Bucha un mar de plástico negro cubre los cuerpos
con las manos atadas detrás de la espalda.

Busco palabras imágenes florituras
que me permitan escapar del horror de la carnicería
del infierno de destrucción del espanto,
y corro con los niños las mujeres los ancianos
a los búnkeres bajo la tierra
con ellos cerca de las raíces de los árboles derribados
de los veneros donde no llega el sol que sonríe
hasta el fin del tiempo oscuro de la guerra
hasta que podamos salir y escribir
el poema luminoso del amor que salva.

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Poeta, ensayista. Premio Casa de América de Poesía Americana 2022, Premio Nacional de Literatura 2022. En 1980 obtuvo el Premio Siboney de Ensayo con el libro La magna patria de Pedro Henríquez Ureña. Como poeta ha publicado los libros Vuelo Posible (1994), Las estaciones íntimas, Premio Nacional de Poesía 2006, Autobiografía en el agua, Premio Nacional de Poesía 2016 y Después de tanto arder (Editorial Visor, 2022). Como ensayista ha publicado Complicidades. Ensayos y comentarios sobre literatura dominicana (1998), De primera intención. Ensayos y comentarios sobre literatura (2009) y República Dominicana. Paisaje. Cultura (2013). En colaboración, El siglo XX dominicano. Economía, política, pensamiento y literatura (1999) y Cultura y sociedad en la República Dominicana (2000). Como antóloga ha publicado los libros La ciudad en nosotros (2008) y Santo Domingo. Visiones de la ciudad (2010). En el año 2015 le fue otorgado el Premio Caonabo.

Foto: Daniel Mordzinski