Sergio Ramírez: “Las revistas literarias son semillas que se siembran y que otros las tienen que seguir”
5 agosto, 2024
Sergio Ramírez es uno de los escritores vivos nicaragüenses más conocidos, premiados y traducidos. No sólo ha cultivado con demostrada solvencia la novela, el cuento, el ensayo, el articulismo o las memorias, sino que ha sido un destacado promotor cultural de su región. De su hacer nació hace poco más de una década el festival Centroamérica Cuenta, y hace 20 años exactos una de sus hijas más consentidas: Carátula. Se dice poco, pero muchas aguas se han vertido desde entonces. Por eso siempre es un gusto escuchar a nuestro Presidente del Consejo Editorial recordar y reflexionar alrededor de la publicación electrónica más longeva de la región destinada a la literatura.
¿Por qué decidiste fundar y crear una revista literaria?
Tener una revista literaria me ha acompañado desde muy joven, desde que fundamos la revista Ventana en la Universidad de León en 1960. Este fue un experimento muy joven, pero también fue representación y síntesis de lo que era un movimiento literario naciente. Generalmente, estos movimientos se suelen agrupar alrededor de una publicación. Después, cuando me fui a trabajar a Costa Rica en el año 64, había un boletín del organismo donde yo trabajaba que se llamaba El Repertorio Centroamericano en homenaje a don Joaquín Monge. Así fue cómo un boletín de noticias lo convertimos en una revista literaria y cultural. Tuvo mucho que ver con la revista Alero de la Universidad de San Carlos de Guatemala, que dirigía Roberto Díaz Castillo. Carátula fue la idea de satisfacer una necesidad de que por primera vez se pudiera crear en Centroamérica una revista que solo fuera digital. Por eso digo que fue la pionera en nuestra región.
¿Creíste que duraría 20 años?
Yo creo que sí, porque para mí una revista literaria, excepto Ventana que nació y murió apenas me fui de la universidad, es generacional. Las revistas literarias son semillas que se siembran y que otros las tienen que seguir. Carátula la creamos con Ulises Juárez Polanco, y yo siempre la vi como una revista que su generación tendría que desarrollar. Desgraciadamente Ulises murió, y también falleció Francisco Ruiz Udiel, quienes eran los herederos naturales de esta publicación. Pero la revista ha seguido andando porque yo siempre tuve esa voluntad de que estuviera sujeta a un cambio generacional, y que fueran los jóvenes quienes la hicieran. Yo fundé Carátula, pero hoy tiene un vuelo muy libre. Es decir, yo la leo cuando ya está editada. Podré celebrar o criticar lo que ya salió, pero no intervenir en su edición.
¿Crees que estas publicaciones son necesarias en la actualidad?
Creo que sí porque es muy importante que una revista lleve el sello centroamericano en este mundo tan diverso, tan multiplicado. Para mí Carátula es la expresión escrita de lo que es el festival Centroamérica Cuenta. La misma idea de que Centroamérica salga al mundo y el mundo venga a Centroamérica. Esto es a través de una comunicación de doble vía, que se sepa lo que están haciendo los escritores y los jóvenes centroamericanos, y también se conozca lo que se está haciendo en el resto del mundo.
¿Cómo fue formar el primer equipo de Carátula?
Fue muy divertido porque al principio mi primera relación fue más bien con Francisco Sancho Más. Me dijo que había un amigo de él que me quería hacer una entrevista sobre temas políticos. Yo le dije: “Mira, no me gusta dar entrevistas sobre temas políticos, porque eso no es lo mío, estoy aburrido hablar de política”. Entonces, una vez me encontré con Ulises y me dijo: “Usted no me quiso dar una entrevista”. “¿Cuándo?”, le pregunté. “¡Ah, vos eras el de la entrevista política! Yo le dije a nuestro amigo que no daba entrevistas de ese tipo”. Esa fue mi entrada de mi relación con Ulises, el creador de Carátula. Después inventamos Centroamérica Cuenta. Yo se lo propuse a Ulises, e hicimos el primero en Granada. Él fue el creador del nombre del festival. Cuando luego Ulises y Francisco murieron tan jóvenes fue un doble golpe para mí, muy duro. Estos dos muchachos representaban algo muy importante.
¿Qué impacto crees que ha tenido Carátula en el ámbito cultural y literario de la región?
Yo creo que una revista que dura tanto tiempo tiene un impacto. Es lo más importante: que se haya podido sostener tanto tiempo. Hablo de una publicación que se ha hecho con las uñas. Es cierto que los costos de una revista digital son siempre más baratos que una impresa. Pero es importante resaltar el espíritu de quienes la han hecho en cada etapa, sin esperar con ello ningún tipo de ganancia material. Eso me parece que ha sido el sostén más importante: manejarla como una empresa netamente cultural, de divulgación cultural, de impulso cultural. Eso es lo que la ha sostenido, y es lo más importante. Creo que el retorno de Carátula en cuanto a un grupo de personas que leen los artículos, cuánto tiempo se quedan, los lugares donde se consumen; tiene muy buenos resultados en las estadísticas. En ese sentido las publicaciones digitales tienen algo a favor. Por lo menos, siento que se mueven mejor que las revistas impresas que simplemente se meten en una bolsa, se mandan y no se sabe si se leyeron.
¿Qué te ha traído Carátula como intelectual?
Bueno, yo creo que la calidad de la de las personas que han colaborado, la calidad de los trabajos que hemos recibido, son de primer nivel. Confieso que lo que más me interesa es que los jóvenes tengan cabida en la revista. Eso me parece que es su característica fundamental: que no se vuelva un depósito de cadáveres literarios; sino que sea algo que se esté renovando constantemente.
Carátula tiene otro componente importante que es Premio Centroamericano de Cuento. ¿Cómo ves los resultados de esta convocatoria?
Ya tenemos un primer libro con los cuentos premiados que lo editamos con la Universidad Nacional Autónoma de México. Me parece que es una criba muy importante, porque en primer lugar demuestra que la narrativa en Centroamérica siempre está en movimiento. Hemos hecho buenos descubrimientos, dimos a conocer buenos nombres y están en la antología. Yo espero que siga siendo así. Uno de los propósitos que he tenido ha sido que la literatura centroamericana no tenga a Centroamérica por cárcel, sino que logre salir a los sellos editoriales extranjeros, que se publiquen en Carátula sus trabajos, que los lean fuera de la frontera de Centroamérica. Ahora el festival de Centroamérica Cuenta busca también cómo cultivar esa expansión hacia fuera. Si nosotros medimos los últimos diez años, podremos ver que el número de escritores centroamericanos ha crecido exponencialmente en sellos editoriales internacionales. Antes eso era muy raro de ver, excepto en mi caso, el de Gioconda Belli o Ernesto Cardenal; pero hoy en día tenemos jóvenes en el concierto internacional. Hay presencia en Anagrama, Alfaguara, Tusquets y muchas otras editoriales. Eso me parece que pone a la literatura centroamericana en el lugar que debe estar.
Tienes una carrera autoral, fundaste una revista y un festival literario. ¿Por qué tantos proyectos? ¿Qué te hace falta por hacer?
Siempre me hace falta hacer cosas. En la medida en que la edad de una persona avanza, se mide su vida por si tiene o no ganas de iniciativas y curiosidad. Yo sí las tengo. Cuando nos expulsaron de Nicaragua empezamos un nuevo proyecto editorial, y ya teníamos todo listo. Sacamos un libro de memorias, el de Onofre Guevara. Comenzamos de manera modesta, pero tenía grandes ambiciones con ese sello editorial y se vio interrumpido. En Nicaragua valía la pena una iniciativa de este tipo y fue lo que hicimos. Íbamos a publicar la memoria musical de Carlos Mejía Godoy, pero eso ya no se pudo hacer (por ahora). No obstante, como te digo: para mí las iniciativas siempre son una especie como de oxígeno.
Revista bimensual y digital que promueve las ideas, la creación y la crítica literaria. Fundada en 2004 por el escritor Sergio Ramírez