Portrait Instantané d’un Scaphandrier, an underwater photograph by Louis Boutan, 1899 — Source: Public Domain Review
Portrait Instantané d’un Scaphandrier, an underwater photograph by Louis Boutan, 1899 — Source: Public Domain Review

Son muchos ensayos… (aproximaciones a la obra de Carlos Cortés)

1 junio, 2022

El género

Carlos Cortés ha sido -y lo seguirá siendo- un escritor prolífero. Ha incursionado en la poesía, la novela, el cuento y el ensayo. En todas estas disciplinas ha destacado por su calidad literaria, por un despliegue de la imaginación en sus textos de ficción, por su conocimiento de la literatura universal y por su compromiso con la historia literaria latinoamericana. Además, Cortés trabajó como periodista, donde destacó por la osadía, el humor y el estilo de sus textos periodísticos.

El título El fin de la literatura universal, Latinoamérica y la modernidad (EUNED, 2020) es su último texto publicado, el cual paso a comentar, teniendo como móvil y fundamento su relación con el género ensayístico al cual ha vuelto el escritor.  Cortés reconoce por qué este género tiene tanta vigencia en la actualidad: “Las crónicas, reportajes, investigaciones periodísticas, géneros mixtos y lo que se denomina no ficción, a falta de mejor nombre, disfrutan de un periodo de efervescencia en Latinoamérica, probablemente porque nuestra realidad alucinante no puede agotarse en los géneros narrativos de ficción”. (p. 93)

Reseña

Esta reseña consta de tres grandes temas.  Primero, el texto flexibiliza y supera características del género que en su momento no estuvieron sujetas a ser cuestionadas; segundo, recrea características, a nuestro juicio, esenciales y representativas del género; y tercero, sugiere que este texto es una motivación para que lectores interesados en temas literarios conozcan las propuestas del escritor y motiven a quienes estén involucrados con sus contenidos.  

La definición de los géneros -novela, cuento, poesía, drama, ensayo- ha sido caldo de cultivo para revisar y/o revaluar características tradicionales de cada uno de ellos, y estar o no acorde con nuevas propuestas o discusiones sobre su definición. Los contenidos del texto que abordamos, adelantados por el extenso título, motivan el escogimiento del título de esta reseña: Son muchos ensayos… Ello en tanto el texto de Cortés trata de una cadena de textos ensayísticos sucesivos reunidos en grupos temáticos, por lo que podríamos hablar de ensayos sucesivos. 

La modalidad argumentativa va construyendo un mural -rico en temas- que, si bien no aparecen en orden cronológico, sí cabalgan sobre una perspectiva temática y socio-histórica: la literatura (el tema) y el espacio (lo socio histórico). Así, el texto de Cortés tiene un “gran tema” englobante: el tema de la(s) literatura(s), de escritores, de sus contextos y de su presencia en el devenir socio-histórico propio de cada aspecto narrado.

Estructura

Su estructura está conformada por cinco capítulos, a saber: “El fin de la literatura universal y la tradición moderna”, “Cinco escritores modernos (y uno posmoderno)”, “Cronistas de Indias”, “Centroamérica”, y “Retratos de familia”. Cada uno de ellos consta de cinco o seis títulos (solo el último consta de 17).

En relación con las temáticas citadas se privilegia, cuantitativamente, la literatura latinoamericana y se destaca el interés por la centroamericana. Títulos alusivos a estos espacios son: “La novela latinoamericana y el fin de la literatura universal”, “La literatura latinoamericana (ya) no existe revisited”, “La verdadera historia del falso reportaje en Centroamérica”, “Crónicas americanas: de las muertes de Juárez a los suicidios de la Pat/agonía”, “El último cronista de Indias”, “Literatura centroamericana del siglo XXI: en los confines de la des/memoria”, “¿Qué cuenta Centroamérica?”. El último capítulo, “Retratos de familia”, pone el énfasis en escritores latinoamericanos tales como: Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Fernando del Paso, Sergio Ramírez, Reinaldo Arenas y Jorge Volpi, entre otros.

Ahora bien: los estudiosos del género han superado algunas de sus características tradicionales en aras de adecuarlas al momento histórico. El texto de Cortés cumple con las esenciales y desatiende, lógicamente, las ya superadas. Veamos.

Tradicionalmente, se ha definido el ensayo como un género “ancilar” entendiendo como tal su carácter de género secundario y no autónomo, que pide prestado y que necesita nutrirse de la literaturidad (también literariedad) propia de los otros géneros: novela, cuento o poesía.  Cortés es un literato y el texto está construido con un estilo ponderado, limpio y depurado, enriquecido con recursos y valores literarios. (¡No tuvo necesidad de préstamos!) Jézer González, destacado especialista del tema, apunta:   “…en el mundo hispanoamericano, el ensayo se encuentra en pie de igualdad con los otros géneros: cuento, novela, poesía, teatro y testimonio”. En síntesis, la nomenclatura del ensayo como género ancilar no tiene cabida en el texto en cuestión.

Otra característica: la brevedad. Se llegó a algo tan pueril como dar un aproximado del número de páginas que debería tener este género, al extremo de plantear que el ensayo, como también se decía del cuento, debería leerse de una sola “sentada”: se reconocía que un ensayo debería tener ya sea una y hasta cincos páginas.  Nos preguntamos: ¿dónde quedarían textos ensayísticos tan extensos como el Ariel de José Enrique Rodó; La vida de don Quijote y Sancho, de Miguel de Unamuno; Valiente Mundo Nuevo, de Carlos Fuentes; Ensayos I, de Pablo Antonio Cuadra; El escritor y sus fantasmas, de Ernesto Sábato y otros ejemplos que llegan a superar las 300 páginas?  El estudioso Víctor Hurtado se refiere al tema: “El propio Montaigne escribió ensayos de diversa extensión, como las tres páginas de ‘Para mañana los negocios’ hasta las 212 páginas de la ‘Apología de Raimundo de Sabunde”.  El texto de Cortés suma 299 páginas. La característica de la brevedad, reiteramos, ha sido superada; y estrictamente hablando, y por supuesto en el texto que nos ocupa, el tema de la extensión de un ensayo ya no es esencial. 

Contenidos

Un ensayo no debe ser un tratado (ya sea de filosofía, de historia, de física, etc.) sino la exposición amena y subjetiva de temas escogidos. Tampoco se le puede pedir al ensayo una conclusión o una moraleja. En este caso, al tratarse de una sucesión de ensayos con un tema en común -el mundo de la literatura- se consideran ensayos sucesivos, lo cual es la principal característica del formato del texto que reseñamos.

Con acierto, Cortés hila y relaciona espacios que, si bien disímiles en diversos momentos, tienen incuestionables puntos de encuentro. El texto está construido a partir de un movimiento pendular de saltos en el espacio-tiempo.  Los contenidos se desplazan de continente a continente, de país a país, de escritor a escritor, de un contexto sociocultural y geográfico a otro, de lo local a lo global, de Latinoamérica a Europa.

Se recrean, dentro de esta modalidad, los a veces exitosos y en otros momentos deteriorados de las relaciones interculturales, comportamientos, éxitos, fracasos, tragedias, desconciertos, de los escritores involucrados más destacados de nuestra historia literaria.  Jorge Volpi, quien prologa el texto, plantea que trata de “Autores que parecen imprescindibles a la hora de trazar el mapa de nuestro tiempo”.

A continuación, dada la vastedad y variedad temática de los ensayos, se retoman algunos ejemplos de mención a temas y a títulos.  Ello con la libertad de no estar incorporados en el orden que lleva el texto.

Sobre nuestro contexto histórico y la realidad Centroamericana. “Este gran malentendido que es Latinoamérica, siempre había sido un imaginario, desde lo viajeros que soñaron con una tierra incógnita antes de haberla descubierto”… “¿…existe Centroamérica en tanto unidad cultural?”… “¿Qué es literatura centroamericana ¿realmente existe?”… “Centroamérica se encuentra perdida y encontrada en la “audiencia de los confines” de la memoria, en los márgenes de la marginalidad, en la periferia de la periferia, como la llama el poeta y ensayista salvadoreño Roberto Armijo”…  Bajo el título “Centroamérica” se recrea el contexto socio/histórico de la zona, en las figuras de Carlos Luis Fallas, Yolanda Oreamuno, Miguel Ángel Asturias, Carmen Naranjo, Sergio Ramírez, Gioconda Belli, Tatiana Lobo, Anacristina Rossi… “El fin de la Suiza Centroamericana”.   “El último cronista de Indias”.   “La verdadera historia del falso reportaje en Centroamérica”,  en donde se destaca la figura de José Marín Cañas, a quien Cortés le concede un amplio espacio sobre su trayectoria e impronta en el periodismo y la literatura.

Inquietudes del escritor. “¿Qué es la literatura iberoamericana hoy?…Cada quien lee y dice su propia respuesta”… “Una región apocalíptica”  ,  “¿Como encontrar una identidad en medio de la pluralidad, hablarle a todos sin dejar de hablarle a cada uno?”….“¿Qué cuenta Centroamérica”?… “El boom creó la literatura latinoamericana en el mundo”…“El impacto de Borges en la literatura latinoamericana”….“La ciudad como espacio de la imaginación moderna”.

Temas significativos. La comparación entre Faulkner y la guerra civil estadounidense con Homero, en el contexto de tiempos épicos. Dos escritores separados en el tiempo, con un tema en común: Juan Preciado y Odiseo en la búsqueda del padre. Las relaciones Faulkner/García Márquez. Los vasos comunicantes entre Salman Rushdie y Arundhati Roy y sus comentarios sobre la influencia de Cien años de soledad. “El curioso caso de F.S. Fitzgerald”… La deshumanización en El castillo de Kafka. “Poesía norteamericana”…“El tema/problema de los traductores”…

Temas relacionados, con los que a su juicio, han sido “grandes” representantes de la literatura universal: Faulkner, Fitzgerald, Sartre, Kafka, Musil, Dostoievski, D.H. Lawrence, Eco, Calvino, entre muchos otros.

Menciones a novelas: La fugitiva deSergio Ramírez; Asalto al Paraíso, de Tatiana Lobo; En busca de Klingsor, de Jorge Volpi; El último justo, de Ernesto Sábato; La crucifixión, deReinaldo Arenas   …La fiesta del chivo, de Vargas Llosa y muchas mas.

Características esenciales.

Repaso a continuación algunas de las características esenciales de un ensayo bien logrado, cuya vigencia se da en el texto que reseñamos. Desborda nuestros propósitos, por tratarse de una reseña y no de un artículo académico, describir con detenimiento cómo se dan estas características en el texto de Cortés.

Libertad temática. Cualquier tema puede ser sujeto de un ensayo. El ensayista interpreta un tema (humanístico, filosófico, político, social, cultural, deportivo, etc.) sin que esté necesariamente obligado a usar marcos teóricos estrictos: lo hace de manera libre, asistemática y con voluntad de estilo.  Esa libertad de temas se da en el texto que reseñamos, y el lector no tiene que ser un docto en la materia para entenderlos. Sobre este tema, de nuevo Volpi plantea que: “Se trata de alguien, que, en vez de tener una hipótesis preestablecida, como tantos otros estudiosos, prefiere desmenuzar con cuidado extremo tanto los fenómenos generales como las conductas y las obras de los escritores de la región: esas especies mutantes que todavía no hemos sido capaces de clasificar”. 

Interpretación e ideología. Todo ensayo es un discurso interpretativo y una forma subjetiva de tratar un objeto de la cultura. Implícitamente, se sostiene en un marco conceptual escogido por el escritor. De los contenidos y de su capacidad organizativa se desprende la coherencia y la lógica de los razonamientos asumidos por el mismo. En estrecha relación con lo anterior, es insoslayable el paso siguiente.

Intencionalidad. A veces velada, a veces explícita, la intencionalidad es apelar al lector, especialmente al estudioso de la literatura, primer destinatario del texto. Esto tiene como propósito tratar de persuadir y convencer -en el buen sentido de la palabra- al especialista sobre las propuestas del escritor.  Unido a lo anterior está la aceptación social: el deseo del escritor -y no podría ser de otra manera- de provocar la aceptación de quienes están involucrados en los temas en cuestión.

Texto inacabado y abierto.  El término essais fue acuñado por Miguel de Montaigne en sus Ensayos (1533-1592), e implica la idea de tanteo, prueba o intento.Se trataría de un texto abierto a posibles discusiones, evaluaciones, críticas, opiniones e inclusive oposiciones a lo expresado, etc.  El estudioso del género, Jézer González, ya citado, plantea que el ensayo, en su carácter de “texto inacabado” es, en términos de la filosofía, un silogismo incompleto. Ello implica que al texto le faltaría una de sus premisas; por lo tanto, el faltante es la puerta abierta para motivar discusiones. Lo anterior ha motivado que se hable de “la ciencia sin la prueba explícita”, cuya autoría no está clara.

El estilo. Es propio de todo ensayo la preocupación por el estilo. Dijimos al inicio que el texto de Cortés, como escritor que es, tiene un estilo depurado que goza de calidad literaria y que hace uso de recursos literarios y expresivos, con habilidad y destreza. De nuevo Volpi, en el prólogo al libro, habla de “lúcidos y serenos ensayos literarios”.  Otra forma de abordaje la da Hurtado, ya citado, cuando hace hincapié en que debe ser una “exposición amena y subjetiva”.

Texto de madurez

Son muchos los estudiosos que consideran el ensayo como un texto de madurez. Dejemos que sean ellos quienes “hablen” al respecto. Dice Bioy Casares: en Ensayistas ingleses: “El ensayo es un género para escritores maduros”.  Luis Gómez Martínez, en Teoría del ensayo plantea: “El ensayo [es] pues, un género difícil porque es un género adulto”.  Jaime Alberto Vélez González, en El ensayo entre la aventura y el orden), al igual que los anteriores, opina que “se trata de un género de madurez”; Guillermo Díaz Plaja comenta que “El ensayo es síntoma inequívoco de madurez”.  

Nos preguntamos: ¿cuándo es un escritor verdaderamente maduro? Pregunta difícil de contestar. Lo intento. Dejando de lado el pensar en el número de años que pudiera tener el escritor es mas pertinente hablar de su trayectoria. Primero, la producción de Cortés ha sido vasta y ha destacado en los géneros literarios en los que ha incursionado.: novela, cuento, poesía y ensayo. Segundo, es un estudioso de la literatura centroamericana, con énfasis en la costarricense.  Tercero, con constancia y asiduidad ha estado comprometido en la difusión de la literatura latinoamericana. Cuarto, sus textos han sido galardonados en varias ocasiones.

La trayectoria de Cortés permite considerarlo un escritor maduro. Y si para algunos no fuera así, es muy poco tiempo lo que le faltaría para llegar a ello. A los 81 años, Martha Hildebrandt, quien fuera directora de la Academia Peruana de la Lengua, le confesó a un periodista: “Leo poca poesía porque, entre la poesía y la prosa, prefiero la prosa, y, entre la novela y el ensayo, prefiero el ensayo” (Revista, Lima, 6/3/2000). Desde la península se manifestó Francisco Rico, historiador de la literatura y miembro de la Real Academia Española: “Últimamente leo menos libros de creación y bastantes más de historia y pensamiento (El País, 14/12/2004).

Estamos ante un texto original que deleitará a los “enamorados” de la literatura. La riqueza de sus contenidos y la habilidad con que Cortés los distribuye en el texto ofrece a los lectores un acercamiento sui generis, enriquecido con una modalidad de razonamientos propia de un estudioso y conocedor de la literatura universal como lo es Carlos Cortés.

Comparte en:

Magister Literarium Literatura Latinoamericana por la Universidad de Costa Rica. Profesora asociada de la Escuela de Estudios Generales de esa Universidad. Ha publicado en las revistas: Káñina: Revista de Artes y Letras; en la Revista de Filología, Lingüística y Literatura; en Escena, y en Herencia, todas publicaciones de la Universidad de Costa Rica, así como en En Comunicación del Instituto Tecnológico de Costa Rica.