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TRANS 2.0 Julio Serrano www.translibro.com

1 agosto, 2009

Julio Serrano (Guatemala, 1983) escribió un libro, también creó una red dentro de la red, se dedicó a deshojar ese libro y a lanzar las páginas a la tela de araña que construyó. El proyecto Trans 2.0, casi por ironía, fue presentado el Día Mundial del Libro en la exposición “Después de Gutemberg” en  la galería Excéntrico del Centro Cultural de España en Guatemala. Ironía, porque lo que hace Trans 2.0 es arrancarle la pasta al libro y tirarlo al aire como bienvenida a las nuevas formas de leer y a los nuevos rumbos que toman las miradas. La plataforma en la que se desplaza –¿se diluye? ¿confluye?–: internet. En realidad es www.translibro.com.

Supongo que Serrano huye de los intentos clasificatorios de la academia, así que a sus poemas-cuentos-videos les llamaré textos… El autor separó los textos de la que hubiera sido el empaque de un libro cualquiera y, en cambio, los repartió entre 48 bloggers que plantaron los fragmentos en espacios virtuales. Para leer Trans 2.0 hay que visitar los sitios de otros que también se dedican al oficio y que se han subido a la nueva ola de la red para encontrar otro tipo de conexiones a la palabra y a la imagen. La página de inicio es un índice acaracolado que crea vínculos con el resto de textos que a la vez se mezclan con las voces de los otros.

Las palabras de Serrano se balancean entre los gritos que resuenan en las camionetas, entre los susurros sudorosos de un salón de baile; viajan entre la sordidez más vil y la ternura extrema. Serrano encuentra la caricia en el porno más crudo y descubre la música de la palabra “mierda”. Él sabe, cual cazador de mariposas, atrapar las palabras gritadas en la calle para luego reunirlas y narrarlas con devoción y energía. En esta poesía que son historias, o estas historias que son poesía, cabe la blasfemia, la risa y el llanto.

El poeta tuvo la oportunidad de publicar su libro como en el pasado -¿presente? ¿futuro?-, en papel, con presentación seria incluida, con alabanzas al autor y cóctel. Sin embargo, rechazó esta propuesta e hizo un clavado al vacío para bucear en el éter de internet. Cual generoso donador de semen o de óvulos, que no sabe en dónde estarán sus hijos, el autor desconoce quién lee sus palabras, quién las acaricia o quién las golpea. Trans 2.0 cuestiona, en silencio, esa eterna discusión de quién es el propietario de la obra -¿el escritor? ¿el lector?-.

A unos meses de que Trans 2.0 flotara en la red, Serrano me confesó una especie de depresión postparto, desconocía cuáles eran los resultados de su experimento. Porque este libro fue sacrificado y cual ratón de laboratorio recorre un laberinto que, sin duda, dará luces sobre las verdaderas potencialidades y desconciertos del soporte que apenas conocemos.

Aunque la propuesta de Serrano es brillante, se echa de menos una respuesta más potente de los bloggers anfitriones. Era el momento para tomar de pretexto al texto y recrear nuevas historias e interpretaciones. En algunos casos, el poema queda estático, como una entrada más, cuando debía haber sido el momento para desfragmentar aún más la obra y volver a construirla como en un espejo infinito.

Trans 2.0 es un acto de generosidad, pero también es un cuestionamiento y una potente vitrina. Yo, sin embargo, nostálgica, agradeceré una versión en papel.

Julio Serrano (Guatemala, 1983) escribió un libro, también creó una red dentro de la red, se dedicó a deshojar ese libro y a lanzar las páginas a la tela de araña que construyó. El proyecto Trans 2.0, casi por ironía, fue presentado el Día Mundial del Libro en la exposición “Después de Gutemberg” en  la galería Excéntrico del Centro Cultural de España en Guatemala. Ironía, porque lo que hace Trans 2.0 es arrancarle la pasta al libro y tirarlo al aire como bienvenida a las nuevas formas de leer y a los nuevos rumbos que toman las miradas. La plataforma en la que se desplaza –¿se diluye? ¿confluye?–: internet. En realidad es www.translibro.com.

Supongo que Serrano huye de los intentos clasificatorios de la academia, así que a sus poemas-cuentos-videos les llamaré textos… El autor separó los textos de la que hubiera sido el empaque de un libro cualquiera y, en cambio, los repartió entre 48 bloggers que plantaron los fragmentos en espacios virtuales. Para leer Trans 2.0 hay que visitar los sitios de otros que también se dedican al oficio y que se han subido a la nueva ola de la red para encontrar otro tipo de conexiones a la palabra y a la imagen. La página de inicio es un índice acaracolado que crea vínculos con el resto de textos que a la vez se mezclan con las voces de los otros.

 Las palabras de Serrano se balancean entre los gritos que resuenan en las camionetas, entre los susurros sudorosos de un salón de baile; viajan entre la sordidez más vil y la ternura extrema. Serrano encuentra la caricia en el porno más crudo y descubre la música de la palabra “mierda”. Él sabe, cual cazador de mariposas, atrapar las palabras gritadas en la calle para luego reunirlas y narrarlas con devoción y energía. En esta poesía que son historias, o estas historias que son poesía, cabe la blasfemia, la risa y el llanto.

El poeta tuvo la oportunidad de publicar su libro como en el pasado -¿presente? ¿futuro?-, en papel, con presentación seria incluida, con alabanzas al autor y cóctel. Sin embargo, rechazó esta propuesta e hizo un clavado al vacío para bucear en el éter de internet. Cual generoso donador de semen o de óvulos, que no sabe en dónde estarán sus hijos, el autor desconoce quién lee sus palabras, quién las acaricia o quién las golpea. Trans 2.0 cuestiona, en silencio, esa eterna discusión de quién es el propietario de la obra -¿el escritor? ¿el lector?-.

A unos meses de que Trans 2.0 flotara en la red, Serrano me confesó una especie de depresión postparto, desconocía cuáles eran los resultados de su experimento. Porque este libro fue sacrificado y cual ratón de laboratorio recorre un laberinto que, sin duda, dará luces sobre las verdaderas potencialidades y desconciertos del soporte que apenas conocemos.

Aunque la propuesta de Serrano es brillante, se echa de menos una respuesta más potente de los bloggers anfitriones. Era el momento para tomar de pretexto al texto y recrear nuevas historias e interpretaciones. En algunos casos, el poema queda estático, como una entrada más, cuando debía haber sido el momento para desfragmentar aún más la obra y volver a construirla como en un espejo infinito.

Trans 2.0 es un acto de generosidad, pero también es un cuestionamiento y una potente vitrina. Yo, sin embargo, nostálgica, agradeceré una versión en papel.

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