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Tres momentos del cine salvadoreño

1 octubre, 2011

Cuando el fotógrafo alemán Emilio Herbruger comienza las exhibiciones del reciente invento de los hermanos Lumiere, en el salón principal del Hotel Americano de San Salvador, en los primeros días de septiembre 1899, con “vistas” de la guerra de Cuba, entre España y los Estados Unidos, quizás no imaginaba que estaba inaugurando el largo, sinuoso y difícil camino del la cinematografía salvadoreña.


El origen

Él mismo fue el primero en hacer un registro documental cinematográfico de los paisajes y ciudades del país, entre 1899 y 1901. Como se estilaba por aquellos años, todo era posible de ser documentado: retratos, procesiones, actos oficiales, fiestas, desfiles y hasta algún incendio, eran capturados por los voraces lentes de los nuevos documentalistas.

En ese tiempo, por razones técnicas, las películas no se extendían más de 10 minutos. Para 1901, Herbruger tenía suficiente material para hacer exhibiciones comerciales, las que estrenó en el Teatro Nacional el 11 de febrero de 1911. El programa consistía entonces en «vistas»: Salida de la misa de la catedralClausura del congreso jurídicoEl parque DueñasEl paseo de la Independencia o gran Vía y el Casino.

Las funciones del Teatro Nacional se extendieron durante todo el mes con mucho éxito y Herbruger comenzó a viajar por el interior del país con sus exhibiciones. Los registros lo sitúan en marzo de ese año en Santa Ana, con dos nuevas “vistas”: Palacio Municipal de Santa Ana y Lago de Coatepeque.

Pronto se comienzan a acompañar las películas con distintos instrumentos para amenizar las imágenes: se usan pianos, tambores, violines, marimbas y guitarras.

Para 1905 se filman los primeros anuncios publicitarios y se continúa con las “vistas” documentales; con esa frecuencia, el cine salvadoreño no sale de la cuña publicitaria y el documental.

El jueves 7 de junio de 1917, día de Corpus Christi, tres fuertes terremotos destruyen la ciudad de San Salvador y otras localidades. Ese acontecimiento traería como consecuencia el primer largometraje documental que se estrenaría en octubre de ese mismo año como: Erupción del volcán de San Salvador.

Para la segunda década del siglo XX llegan a El Salvador tres jóvenes fotógrafos italianos que darán otro impulso al cine local: Enzo Bianchi, Alfredo Massi y Virgilio Crisonino. Ellos tendrán a cargo la toma de posesión presidencial de Alfonso Quiñones Molina en 1923. Más adelante rodarían las Fiestas Agostinas que, según periódicos de la época, constituyen un hito en la historia del cine centroamericano.

En ese mismo año surge el primer realizador nacido en el Salvador: Francisco Fernández, que estrenaría La laguna de Coatepeque y La laguna de la Alegría.

En 1927, Virgilio Crisonino funda los estudios “Iris Films” al tiempo que lanza un concurso de guiones, que ganaría el escritor José Llerena. Ese guión se convertirá en el primer largometraje de ficción de la historia salvadoreña, Águilas civilizadas, que se estrenaría el 1 de septiembre de 1927 en los cines Principal y Mundial.

Crisonimo seguirá rodando noticieros entre los que se pueden rescatar la llegada y actividades en el país del famoso piloto Charles Lindbergh y la visita del presidente electo de los Estados Unidos, Herbert Hoover.

En 1930 se suma a la actividad cinematográfica del país el camarógrafo Juan Orozco, que estrena en el cine Principal el noticiero cinematográfico Revista de actualidades salvadoreñas.

Con la llegada del cine sonoro en 1930 todo se debió adaptar a las nuevas tecnologías. Para 1935, ya funcionaba el estudio “Lorotone” de Alfredo Massi donde se realiza un Noticiero quincenal sonoro. En algunas de estas realizaciones aparece hablando la espectral figura del presidente Maximiliano Hernández Martínez, responsable del genocidio de 1932.  En 1950, se estrena El salvador 1950, primera cinta en colores de Alfredo Massi. Desde entonces, el cine salvadoreño será utilizado como herramienta por tiranos como Hernández Martínez y Salvador Castañeda Castro, quien lo derrocaría en 1948.

El Salvador en busca de un autor que lo cuente

Todas las cinematografías del mundo siempre han necesitado de un autor como piedra de toque o punto de arranque. Sin duda, en el caso de El Salvador ese hombre se llama José David Calderón.

El cineasta salvadoreño nació en 1928. En 1950 fue becado por radio YSU para estudiar radio en México y posteriormente estudió televisión y publicidad en Cuba.

En 1945, Calderón se hace cargo de un programa radial en radio YSI, desempeñándose en 1954 como director de programas en YSU. En 1958 pasó al Canal 4.

Cuando en 1969 filma Los peces fuera del agua, alcanza una meta nunca antes conseguida: el primer largometraje de ficción.

El guión lo construye Calderón basándose en su obra teatral del mismo nombre. Dos hermanas alquilan una habitación en su vieja casona de una ciudad de provincia a un desconocido. Entre ambas mujeres estalla la rivalidad por conquistarlo.

El film lo rodó en quince sesiones, en una casona de Cojutepeque, donde filmó toda la película. Los peces fuera del agua se estrenó en el cine Caribe de San Salvador.

Otro de sus largometraje es Pasaporte al mundial de 1969. Con la obtención de la clasificación al Mundial de México de 1970, la nación Centroamericana consigue por primera vez participar en tan codiciada disputa. Luego de una histórica eliminación con Honduras en un partido jugado en México que finalizó 3 a 2 y dejó un enfrentamiento entre ambos países que se conoció como La Guerra del Futbol.

En 1970 David Calderón realiza Izalco,  cortometraje documental seleccionado para participar en el Festival de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao (España).

Izalco recuerda los acontecimiento que se iniciaron el 22 de octubre de 1932, cuando las tropas de la dictadura del General Maximiliano Hernández Martínez, entonces presidente de El Salvador, masacraron en una semana a treinta mil campesinos indígenas que protestaban, liderados por Farabundo Marti y  Feliciano Ama. Izalco, una de las localidades involucradas, fue el epicentro de la matanza, donde el levantamiento produjo la ejecución del alcalde, Miguel Call, y del alcalde electo, Rafael Castro.

Rodaría luego varios cortos y mediometrajes como Una raza que se extingue en 1972. El río de oro en 1967; El hombre de una sola mujer en 2001. Facturó además una gran cantidad de cuñas publicitarias para cine y televisión, y más de 150 capítulos del noticiero El suceso en la pantalla, durante los años setenta.

Durante el conflicto armado en El Salvador, Calderón no realizó ningún proyecto. Una vez firmada la paz continuó su carrera como el hombre del cine salvadoreño.


Pulgarcito fue a la guerra

Unos días antes llegó la autoridad,
pero no le di mucha importancia.

Manlio Argueta

La guerra civil en El Salvador estalla abiertamente en 1972: el frente Farabundo Marti para la liberación Nacional (FMLN), conformado por cinco agrupaciones, entre ellas el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) y las Fuerzas Populares de Liberación Nacional (FPL). Al igual que los Sandinistas en Nicaragua, estos consideraron al cine como parte de su estrategia y de tanta utilidad como la artillería. Algunas de esas agrupaciones armaron sus propios equipos de trabajo. A partir de Radio Venceremos surgió el Sistema de Radio Venceremos (SRV), que respondía al ERP. Su cine era particularmente propagandístico y dirigido a conseguir fondos en el extranjero. Otras de las agrupaciones fueron Colectivo de Comunicación Humberto Mendoza (Colcom-HS) y el Instituto Cinematográfico del Salvador Revolucionario (ICSR).

Hay que rescatar en ese sentido el trabajo de algunos cineastas independientes como Rafael Guzmán, que filma El Salvador: imágenes de su pueblo; Diego de la Texera El Salvador, el pueblo vencerá (1981); o Guillermo Escalón, líder del grupo Cero a La izquierda, que luego será absorbido por el SRV, realizador de La decisión de vencer (1981), documental de setenta y cinco minutos sobre la vida y las actividades en las zonas liberadas. En 1980, este mismo director finaliza La zona intertidal sobre los asesinatos de maestros en la zona costera y también ese mismo año termina Morazán, que narra el nacimiento de los primeros grupos insurgentes y la vida en los territorios liberados; a ello le seguirán Carta de Morazán (1982), ganadora del primer premio del Festival de Leipzig, y más adelante Tiempo de Audacia (1983) donde se analiza la intervención norteamericana en el conflicto.

El mexicano Paul Leduc, con su Historias prohibidas de pulgarcito, basado en el libro del poeta Roque Dalton, elabora un vasto análisis sobre la opresión, desde la conquista española hasta aquellos días.

Cuando el FMLN decide la operación “Ofensiva Final – Hasta el Tope y Punto», con la que pensaba llegar hasta la capital, tomar el poder y terminar la guerra, incrementó la incorporación de combatientes a sus filas. Para ello, se realizan una serie de filmaciones orientadas a ilustrar el entrenamiento guerrillero, el combate urbano, secuenciando posiciones de tiro, desplazamientos, uso y fabricación de armas, entre otras actividades inherentes a los combates.

Buena parte de lo ocurrido durante la guerra civil en El Salvador (1972-1992) fue registrado y difundido de manera clandestina, y por tanto, gracias al cine, gran parte del mundo pudo conocer la lucha del pueblo salvadoreño.

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Buenos Aires, Argentina, 1955.
Escritor, periodista y crítico de cine, especializado en problemáticas (violencia social, política, migraciones, narcotráfico) y cultura latinoamericana (cine, literatura y plástica).

Ejerce la crítica cinematográfica en diferentes medios de Argentina, Latinoamérica y Europa. Ha colaborado con diversas publicaciones, radios y revistas digitales, comoArchipiélago (México), A Plena Voz(Venezuela), Rampa (Colombia),Zoom (Argentina), Le Jouet Enragé (Francia), Ziehender Stern(Austria), Rayentru (Chile), el programa Condenados al éxito en Radio Corporativa de Buenos Aires, la publicaciónCírculo (EE.UU.) y oLateinamerikanisches Kulturmagazin (Austria).

Realiza y coordina talleres literarios y seminarios. Es responsable de la programación del ciclo de cine latinoamericano "Latinoamericano en el centro" , uno de los más importantes del país, que se realiza en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires.

Ha publicado la colección de cuentos El Guerrero y el Espejo(1990), la novela Señal de Ausencia(1993) y La guerra de la sed (2009),con prólogo de Sergio Ramírez.

Es colaborador de la sección de "Cine" de Carátula.