Un poema de Ana Ilce Gómez
1 febrero, 2023
Mujeres con guitarra
Hay muchas mujeres lapidadas a lo largo
de la historia.
Su vida fue de jaurías y de toros rabiosos
de sangre alzada
de mordeduras largas.
Mujeres que le devolvieron al mundo
la embestida,
que se inmolaron o tuvieron que matar
para seguir viviendo,
esas que en la hora más oscura
roturaron el campo con sus uñas
para que vos y yo pasemos.
Hondas mujeres que quizás una lenta madrugada
marcharon al fuego o a la horca
por cosas tales como desordenar
el orden público
por inventar una nueva manera de descifrar
la vida
por tener voz
o por infieles
o ateas.
Ellas ya no están. Sus cabezas reposan
sobre un siglo o dos. Sus ojos
ya no existen.
Pero de ellas perdura una hebra sutil
un hilo ciego que sin saberlo
nos hace crecer y despertarnos en la noche
con unas ganas inmensas de vivir
de derribar todos los muros
de desafiar todas las hogueras
así como de amar y de pulsartodas
toditas las guitarras de la tierra.
Poeta nicaragüense nacida en el barrio indígena de Monimbó, Masaya, (1945-2017), y una de las voces poéticas femeninas más intensas de su generación. Fue directora de bibliotecas y licenciada en periodismo. Su poesía honda e íntima se manifestó desde su juventud con Las ceremonias del silencio (1975) y, tras un largo paréntesis, con Poemas de lo humano cotidiano (2004), donde reafirma su maestría verbal. Su obra madura “es dueña de un esplendor como pocos en nuestra literatura”, ha dicho Sergio Ramírez en la introducción a su Poesía reunida, publicada en Buenos Aires por Editorial Pre-Textos, en la Colección La Cruz del Sur, en 2018.