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Una década de ausencia (Sin Roberto Bolaño)

1 agosto, 2013

Breve y sentido, Corea Torres, rinde tributo, en este texto, al escritor chileno Roberto Bolaño después de diez años sin su presencia. Bolaño, conforme transcurre el tiempo se posiciona con una vigencia que sólo los grandes pueden hacer, y su obra evidencia vitalidad mientras es leído por lectores de todas las edades. Las historias, personajes y situaciones creadas al amparo de experiencias propias y de terceras personas, no dejan lugar a dudas que Bolaño supo atrapar en su creación, el desamparo creciente de una población que padece toda clase de vejaciones, abusos de poder, y claro, esa rebeldía propia de los protagonistas que perfiló, cuya raíz está justamente como respuesta a los azarosos caminos transitados en cada una de sus narraciones.


“II
En el borde de una cama de latón
una muchacha rubia se pinta las uñas de azul
mientras las luces de la madrugada entibian
los vidrios sucios de su única ventana.
El agua corre en el baño
y su mesa de noche es una naturaleza muerta
de algún primitivista neoyorkino.
Mientras en la radio tocan una marcha fúnebre
ella se sienta frente al espejo…”

Fragmento de Reinventar el amor, de Roberto Bolaño.

Después de haber leído Los detectives salvajes –casi a principios de este nuevo siglo-, mi deseo por conocer un tanto más la obra de Roberto Bolaño, su autor, fue en incremento, había algo en las palabras del chileno “insufrible” que me hizo re-posicionar el esquema lector de novelas. Es cierto, de sus invenciones, de sus exploraciones por el territorio mexicano mientras los viajes inevitables, los amores desdichados, la rebeldía viento en popa era materia de experiencia, se desprendía la seducción. Una manera de tratar las relaciones erigía descontentos, contradicciones, pero a la vez melaza que se derretía en víspera de la dulzura lastimosa que era su mirada sobre las personas.

El ejercicio de descubrir las vertientes intencionales de los narradores se significa casi siempre un recorrido azaroso, pero a su vez intrigante, la idea de conocer qué quería expresar, qué posición toman los acontecimientos en su vinculación con el medio, con los demás, quizá hasta consigo mismo, revelan facetas de suyo inquietantes; con Bolaño hay mucho de eso, se recorren mapas humanos de tantos personajes como ocupa en sus historias, que el lector re-dimensiona el ser de los humanos en esta época que nos ha tocado, porque las conductas, como quiera que sea, desdibujan aquellos retratos típicos que se hayan hecho, acaso en los rostros asoman, con un determinado matiz, el mapa elaborado de las experiencias padecidas en las circunstancias actuales, aunque plagadas de los mismos sentimientos, similares pasiones y dolores.

Después de Cortázar muchos pensábamos en la dificultad del advenimiento de narradores, que poseyeran el poderoso sino de contar con la vehemencia y extrañeza que conlleva meterse en los recovecos del alma. Nada está escrito, dicen por ahí, y cuánta razón les asiste, dada la aparición de artistas geniales dueños de la onza literaria desde donde se desprenden los entrañables caminos de las personas que, de algún modo, permiten la identificación y, por ende el reconocimiento propio.

Bolaño, en su escritura, ha devuelto a la novela la vitalidad de esas características, en su indagatoria recorre con inusitada frescura las vertientes específicas de un sector humano abrumado por las tempestades de la actualidad, la inmediatez de los asuntos que le conciernen, la efímera importancia de ciertas cosas, la premura por recorrer la vida, la velocidad, el ruido, la falta de compromisos como de oportunidades, el desencanto que brilla como oro mortal y que conduce al abismo. En términos genéricos su mirada, pletórica de nostalgia por algo ido y que nunca se tuvo, es a todas luces más que sentida, retahila de expresiones originadas a la vera de un río que no cesa de discurrir, arrastrando con su corriente los despojos, y hasta las pequeñas gotas de felicidad construidas después de tanta labor. Cuando en Putas asesinas dedica su vena creativa para asomarse a las interioridades de protagonistas atribulados, la reflexión en el lector ingresa sin tanta dificultad, entonces la indagatoria en esos paisajes deja en el espíritu retazos de compasión, hasta de lástima, la vida de esos seres ya no parece tan lejana, recuperamos a ratos, los rasgos de humanidad que de pronto perdemos por tantos distractores.

Roberto Bolaño nos dejó hace diez años, el descubrimiento, en unos, y re-descubrimiento, en otros, de su literatura, ha abierto otras ventanas desde las cuales la observancia de su universo literario se amplía, dando paso a la certera opinión de Susan Sontag cuando ella leyó sus historias: “Un río maravilloso de sensibilidad, una meditación brillante, una fantasía cautivadora, Nocturno de Chile es una obra verdadera, de una rareza notable: una novela contemporánea destinada a ocupar un sitio permanente en la literatura mundial”. No está de más agregar que esta opinión de una escritora de la talla de la Sontag, fue uno de los argumentos torales que le abrió paso para ser traducido al inglés y presentarse a lectores de ese idioma: Amulet (Amuleto); By night in Chile (Nocturno de Chile); Distant Star (Estrella distante), The Insufferable Gaucho (El gaucho insufrible); Last Evening on Earth (La última tarde en la tierra); Monsieur PainNazi Literature in the Americas (Literatura nazi en las Américas); The Return (El Retorno); The Savage Detectives (Los detectives salvajes) y 2666, entre otros.

La historia editorial que se escribe en estos momentos no deja lugar a dudas, Roberto Bolaño murió hace una década y ha publicado, a partir de su desaparición física, muchos más libros que los que la gran mayoría de escritores alcanzan a editar en toda su vida; además de best seller, está convertido en long seller, y edificando renombre a las alturas de Gabriel García Márquez y Octavio Paz, quizá de los creadores en lengua española con mayor reconocimiento en los Estados Unidos y leídos en inglés.

Creo que para nadie es un secreto su estancia en México -donde llegó en el mítico 68, Bolaño cumplía los quince años- y del influjo que ejerció nuestra geografía, tanto territorial como humana, en sus libros, sobre todo en Los detectives salvajes y en la póstuma e inconclusa 2666. Aquí en México publicó su primer libro Reinventar el amor, en el no tan lejano –si así se quiere ver- 1976, es decir Bolaño transitaba sus 23 años, cuando “militaba” en el grupo de poetas contestatarios autonombrados como los infrarrealistas. Existe entonces en nuestro país un legado de publicaciones en revistas y periódicos –Punto de partida, de la UNAM; PluralCambioEl Día-, que dan cuenta en cierta medida de los visos de su personalidad. Roberto se despide de México en enero de 1977 y se lanzó a España en una búsqueda un tanto nostálgica y amorosa de su madre Victoria Ávalos y de su hermana María Salomé.

Se colige así que, la forja de su estilo, las formas de expresión inscritas en sus cuentos y novelas reciben el espaldarazo hasta dar el gran salto hacia una mayor proyección, a decir de Montserrat Madariaga, autora de Bolaño Infra. 1975-1977. Los años que inspiraron Los detectives salvajes: “La etapa en que Bolaño vivió en México fue crucial para su formación como escritor”. Y quiero ser claro en esto, si el escritor chileno no hubiera pisado territorio mexicano, estoy seguro que hubiera descollado de igual manera, el talento en su persona ya estaba dado, el halo de la magia de la creación era de su propiedad, sólo que a México le cupo el privilegio de acogerlo durante una etapa, que quizá fue la obra negra de una obra que a diez años de su fallecimiento continúa en exposición desnuda ante el público lector, y lo que es más significativo: está ofreciendo facetas atractivas a estudiosos y académicos, a críticos, quienes están levantando una bibliografía ensayística donde las interpretaciones de los decires bolañistas, manifiestan vitalidad.

No quiero dejar pasar el hecho de la pasión poética de Roberto Bolaño, es decir antes de entrar a los pasillos de la narrativa, cultivó la escritura de poesía, no sé el por qué esa expresión no ha sido consignada al grueso del público, porque como quiera que sea la palabra mayor le sirvió como fundamento a su prosa y un tanto de la estética de su manera de contar, evidentemente tiene mucho de soporte del género poético.

De todos modos la lectura de su obra está pendiente aún por muchas personas, y sería de singular importancia que sus historias fuesen conocidas por una cantidad más numerosa, a modo de ir dilucidando la jerarquía de una literatura, esta de Bolaño, que como vemos, se está erigiendo como clásica, en una modernidad que poco a poco pierde el ejercicio de las lecturas de gran calado.

Roberto Bolaño está más vivo que nunca esperando en sus libros encontrarse con ustedes.

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Chichigalpa, Nicaragua, 1953.
Poeta, escritor, crítico literario. Reside en Puebla, México, donde estudió Ing. Química (BUAP). Mediador de Lectura por la UAM y el Programa Nacional Salas de Lectura. Fue editor y colaborador sección de Crítica, de www.caratula.net. Es Mediador de la Sala de Lectura Germán List Arzubide. Ha publicado: Reconocer la lumbre (Poesía, 2023. Sec. de Cultura, Puebla). Ámbar: Espejo del instante (Poesía, 2020. 3 poetas. Ed. 7 días. Goyenario Azul (Narrativa, 2015, Managua, Nic.). ahora que ha llovido (Poesía, 2009. Centro Nicaragüense de Escritores CNE y Asociación Noruega de Escritores ANE). Miscelánea erótica (Poesía colectiva 2007, BUAP). Fue autor de la columna Libros de la revista MOMENTO en Puebla (1997- 2015).