Obituario: William, amigo inolvidable

1 abril, 2024

Nos encontramos por primera vez en un lugar desolado cerca de San Carlos en las riberas del Gran Lago de Nicaragua. Ya olvidé el nombre del sitio, la avioneta en que viajábamos nos dejó en una pista improvisada e inmediatamente arrancó de nuevo. Era un tiempo en que ni yo ni mi esposa hablábamos una sola palabra de español, lo cual cambió después de ese primer viaje.

William Agudelo llegó con un bote desde Solentiname, para llevarnos adonde Ernesto Cardenal. Como editor, yo entonces aspiraba todavía a conocer personalmente a cada uno de mis autores; algo que después se me hizo imposible. William apenas sabía cuatro palabritas en inglés. Eso provocó nuestro primer cómico malentendido: el primer día me dijo que si yo quería ir de cacería, podía cazar dogs (perros), pero él en realidad quería decir ducks, o sea, patos.

Salí entonces en busca de perros salvajes, pero todos los que encontraba en los caseríos habitaban estrechamente con gente, así que no me atreví a dispararles, por lo que regresé sin presas adonde William y Ernesto. Mi error se aclaró pronto, porque Ernesto, de quien éramos huéspedes, hablaba muy bien inglés.

Emprendimos pronto un viaje inolvidable sobre el Río San Juan hasta su desembocadura en Greytown, durmiendo por el camino en ranchos y antros azarosos, y escuchando al llegar las historias de una señora ciega muy mayor, que recordaba aun cuando ese lugar abandonado de escasos habitantes había sido un sitio floreciente. Allí debía construirse el canal interoceánico, pero los planes pronto se desecharon para realizarse en Panamá. Todavía pudimos visitar restos de aquellos buenos tiempos. 

Después del triunfo de la revolución, William se convirtió en representante del FSLN en Europa y residió, cuando no estaba viajando, en Wuppertal. Hasta su muerte en el otoño de 2023 me escribía todas las semanas y fue un amigo cercano. Son inolvidables para mí sus actuaciones como cantante y guitarrista magistral en conciertos y grandes asambleas eclesiales de Alemania (Kirchentage). Una vez trajo de Managua una docena de baúles muy finamente labrados que se vendieron rápidamente.

Fue también un talentoso autor y Ernesto Cardenal le urgía a que escribiera con regularidad. La mayoría de las veces en vano. Pero su obra principal Nuestro lecho es de flores, cuando se tradujo al alemán en 1972, se convirtió en un éxito internacional con varias ediciones y un prólogo de Ernesto Cardenal; libro que trata de las pasiones del joven William, antes de irse a Solentiname adonde Ernesto. Él conoció a Cardenal en el Seminario de Medellín, en Colombia. Después publicó El ángel de San Judas (1997), obra testimonial sobre Gabriel Cardenal, así como Alemania por tren (2016), además de una colección de canciones nicaragüenses, Canto a una tierra que pronto va a nacer.

Mi esposa y yo vivimos el triunfo del Frente Sandinista en el apartamento de Eduardo Galeano en España. ¡Fue una noche fabulosa! Cuando regresamos a Wuppertal vino a nuestro encuentro Juan, el hijo de William de 12 años. Con cara radiante gritaba: ¡Triunfamos!

En Managua William echó a andar un centro cultural que no fue duradero y falleció a fines de 2023 después de una prolongada enfermedad. ¡Mis hijos y yo y muchos amigos más no lo olvidaremos! 

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Nacido en Nkalinzi, Tanzanía en 1938, fue el cuarto hijo de un misionero alemán. De 1968 a 2001 dirigió en Wuppertal la Editorial Peter Hammer, que divulgó autores de Latinoamérica y África. Como escritor ha publicado más de 30 libros, incluyendo novelas, libros para niños y cuentos. Ha sido nombrado doctor honoris causa. En 1978 atrajo la atención del público alemán sobre Nicaragua con su obra Una tierra como pólvora y miel, prologada por Sergio Ramírez.