Selección poética

6 febrero, 2022

LAS CALLES DESIERTAS -O CON POCA GENTE.

El miedo. El temor que se palpa y siente
mientras ando por estas en general pobladas
calles -Rambla Cataluña y Paseo de Gracia.
Barcelona fantasmal, y el país todo. Por
el miedo. Temores antiguos y nuevos,
la responsabilidad de defenderse, de 
resguardarse de un nuevo peligro, pero
que es el mismo, es el que puede
en cualquier momento cercar al hombre.
Un paseo triste el de esta mañana.
Entre gente que se aparta, y tiene
miedo. Aunque hay de todo. Días
duros e inciertos por venir. Los amigos
encerrados en casa, un confinamiento
en las relaciones, en la vida, en los hábitos.
Es triste el peligro, sentir por él la indefensión,
la fragilidad humana. Parece que queden lejos
los días buenos, y sean un sueño. Es
el efecto que produce siempre la enfermedad,
la muerte, el daño. La soledad inhóspita
y fiera. Camino por estas calles queridas
y esta mañana mucho más vacías y deseo
y entono muy quedo y adentro del corazón
una oración porque vuelva pronto la vida.

DE TODO. HACER POESÍA DE TODO.

Del encierro, de la soledad, de
los daños. De la pequeña dicha
que podemos encontrar de pronto
y de modo inesperado. Del aire
fresco que me llega desde el
balcón y el verde que me
alegra del árbol que a él
casi llega. Alegría del aire
y de lo verde, de la luz
y el sol, de la esperanza
que pese a todo no muere.

PICOR EN LOS OJOS. MADRUGADA. ME HE DESPERTADO
un momento, y seguiría durmiendo un rato.
Pero el picor no me deja. Tampoco puedo
escribir. El picor hace llorar los ojos.
Por qué no tendremos que llorar estos días,
por qué no tendrá que llorar el hombre,
llorar ahora y llorar después. Calculé
mal o sencillamente no calculé la
proporción y cantidad de la lejía, ante
el temor y la necesidad de la desinfección
y la higiene. Pero no te puede dañar
los ojos. Ojos para ver, para leer,
para escribir. Para contemplar con gozo
la belleza del mundo, si es que aún
queda. Ojos para ti, que también lloras,
lloras una angustia también o lloras
una muerte. O la llorarás. Siento
que este escozor en los ojos me dice
cuánto hemos de purgar, y espero
que pasará. Que tras la muerte,
tras el dolor, tras el llanto que
lleva como hermano haya 
otra vez vida, alguna forma
de paz.

DE INFINITO AMOR, DEL INFINITO AMOR QUE NECESITAMOS
y nos sostiene, que hemos de tener también o sobre todo estos días
y dar a cada cosa. Conservar nuestro interior, mantenerlo
libre en el encierro, capaz de arte, que es capaz de amor,
porque sin amor no hay arte. De infinito amor también estos días
y sus minucias, los poemas que en ellos escribo.

DÍA DE SANT JORDI CONFINADOS. RECIBO
mensajes de amigos que así lo indican,
Sant Jordi desde els balcons, cosas
así. Sant Jordi encerrados en casa
y no en las calles, el aire y el sol 
desde el balcón. Pero los libros son
la libertad. Lo son también hoy. Por esto
iba a retomar la lectura de los Carnets de Camus
donde los dejé -que es muy al principio.
Me iba a poner a leer -una libertad, un acto
precioso de libertad. Leo justo donde lo dejé
estas palabras de Camus: “Que la vida es la más
fuerte: verdad, pero principio de todas las cobardías.
Hay que pensar ostensiblemente lo contrario”. Lo 
sabemos, se ha puesto de manifiesto y de modo
terrible estos días cuán frágil es la vida.
Saber y actuar de acuerdo con esta fragilidad,
con su desamparo profundo -el desamparo
cierto que es la vida- es la valentía, sí.
La necesitamos. También la libertad. La libertad
del conocer y del canto, del ritmo de la sangre
al que evoca y con el que se acompasa la poesía,
de dirigirnos hacia lo primero y lo antiguo, como
hace el arte. Evoco y practico hoy esta libertad,
y para ello cojo un libro.

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Barcelona, España, 1966.
Licenciado en Derecho y Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Profesor de la UNED, de ESADE, de la Facultad de Filosofía de Cataluña de la Universidad Ramon Llull y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su primer libro fue Hospital de Inocentes (1989). Ha publicado también Ética confirmada (1990), Tierras (1996), Los versos del fantasma (2003), El anarquista de las bengalas (2005), finalista del premio Quijote 2006, que concedía la Asociación Colegial de Escritores de España al mejor libro publicado en el año mediante votación de sus socios, y Absurdos principios verdaderos (2011). Es autor de una tetralogía formada por los libros: La poesía es un fondo de agua marina (2011), Los soles por las noches esparcidos (2013), Hasta el final camina el canto (2015) y Sobre el cielo imposible (2016)-, y a ésta se han sumado con posterioridad los libros La lucidez del alba desvelada (2017), La antigua luz de la poesía (2017), Poesía en Roma (2018). La hispanista brasileña Ester Abreu Vieira de Oliveira ha publicado un libro dedicado a su obra poética, con un estudio de la misma y también una antología de su poesía en edición bilingüe castellano-portugués: A arte poetica de Santiago Montobbio (Analisi e traduçao) (Editorial Opçao, Brasil, 2017). Nicaragua por dentro (2019) es su último libro de poemas.