macampos

Los jóvenes asesinos (poesía)

30 septiembre, 2015

Marco Antonio Campos

– Del poeta mexicano Marco Antonio Campos, de quien presentamos a continuación un poema sobre la muerte de Roque Dalton, el escritor y poeta nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez dijo: «Marco Antonio Campos es un poeta –ya es bastante-; pero también un poeta culto, lo que es más peligroso y menos poético, según algunos asnos con letras, pues que lo quisieran intenso, zafio y tocando toda la lira por casualidad. 


.

Los jóvenes asesinos
(San Salvador, 10 de mayo de 1975)

Tus camaradas jóvenes del errepé,
acaban de juzgarte para que se oiga
la marcha triunfal de
la Revolución sin minúsculas.
Digamos de cierto: huiste de cárceles,
sufriste exilios, pero jamás lograron que
no fueras el Poeta de tu país pequeñísimo.
No obstante, para los camaradas,
sólo fuiste, o decidieron que fuiste,
un bebedor descomedido, un seductor
sin enmienda, un ideólogo anómalo que
busca imponer la guerra larga.

Ya sales de la cárcel. Pancho te acompaña.
El joven asesino –apellídese Meléndez,
Rivas Mira o Villalobos–, te dispara
un tiro por la espalda. Disparan a Pancho.
¿Quién beberá el agua de la fuente?
¿Quién llevará el trigo a la campiña?
¿Quién arrancará a la máscara la cara?

Ya inventarán –te inventarán-
fábulas de crimen y traición, pero nadie
les creerá, porque de los labios,
cada vez que te nombran o señalan,
Roque Dalton,
en lugar de palabras,
cae
un hilo
de tu
sangre,
cae
len-
ta-
men-
te
un
hilo
de
tu
san-
gre

Comparte en:

Originario feliz de México D.F. (Chilangolandia), donde nació en 1949. Poeta, narrador, ensayista, promotor cultural, magnífico traductor, tiene en su currícula haber trasladado al español poetas de la talla de: Baudelaire, Rimbaud, André Gide, Artaud, Roger Munier, Emile Nelligan, Vincenzo Cardarelli, Ungaretti, Salvatore Quasimodo, Reiner Kunze y Carlos Drummond de Andrade, entre otros. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y trabajó como lector en diversas Universidades del extranjero, tales como la de Salzburgo y Viena. Fue director de Literatura de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma, y laboró activamente en el periódico de Poesía y el Programa de Humanidades. Colaboró en la revista Proceso. Condujo un programa literario en Radio Universidad. Ha obtenido los premios mexicanos Xavier Villaurrutia (1992) y Nezahualcóyotl (2005), en España el Premio Casa de América (2005) por su libro Viernes en Jerusalén. En 2004 se le distinguió con la Medalla Presidencial Centenario de Pablo Neruda otorgada por el gobierno de Chile. Obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2010, que concede el Gobierno de Zacatecas. Ha publicado los libros de poesía: Muertos y disfraces (1974); Una seña en la sepultura (1978); La ceniza en la frente (1979); Hojas de los años (1981); La muchacha que vino del sol (1985); Monólogos (1985); Los adioses del forastero (1996); Viernes en Jerusalén (2005). Cuento: La desaparición de Fabricio Montesco (1977); No pasará el invierno (1985), recogidos en el libro Desde el infierno y otros cuentos (1987). Novela: Que la carne es hierba (1982); Hemos perdido el reino (1987). De él dijo, el escritor y poeta nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez: “Marco Antonio Campos es un poeta –ya es bastante-; pero también un poeta culto, lo que es más peligroso y menos poético, según algunos asnos con letras, pues que lo quisieran intonso, zafio y tocando toda la lira por casualidad. Dichosa edad en que la primera manera ingenua será superada por siete libros y la amargura. Nos felicitamos por este muchacho que desde que comenzó tenía los dientes completos y las bibliotecas bien leídas… Le dirán poeta exotista, preciosista, despatriado, desmadrado; nunca desmedrado. Le dirán también muy antiguo y muy moderno; y más muy mexicano, muy contemporáneo. Este muchacho quiere sufrir y lo conseguirá. No hay remedio contra estas cosas; es la inminencia de la catástrofe.”