jose prats sariol

Sueños, Rafael Alcides, sueños

26 enero, 2016

José Prats Sariol

– En el acercamiento a la poesía del cubano Rafael Alcídes, por parte del crítico y novelista José Prats Sariol –también de la misma nacionalidad- a través de la antología Memorias de un soñador, publicada por Verbum, se percibe, además del rigor en la apreciación, un cierto sabor a gusto íntimo por una manera de escribir –la de Alcídes- que, abreva de lo cotidiano apelando al lenguaje del día a día, para desde esa postura enmarcar atmósfera, ambientación, tonalidades y sonidos, de un tiempo reciente con todo aquello que representa la experiencia cubana desde la mitad del siglo pasado. Prats muestra y devela una poética para él muy conocida: “Aunque no creo –o comparto— la idea de una construcción meditada –dice Prats-, sino de un modo de ser donde se mezclan desde genes voluntaristas hasta intuiciones propensas al desafío… No es Rafael Alcides Pérez ni un poeta de salón o de partido, ni un lento armador de versos comedidos”. Más bien lo ve como un “Rebelde por naturaleza”.


Rafael Alcides

Si entre los poetas cubanos de ahora mismo hay uno que sale cada mañana a “pedir prestado un taburete”, es Rafael Alcides. Ese es el último verso de esta antología –realizada por él mismo–, fechado el 14 de marzo de 2015 y que acaba de aparecer en Madrid este noviembre; en otra neblina estética, exótica a generaciones biológicas, fanatismos, ideologías cerradas. Pero no ajena a una ética que exalta su dignidad.

Leerlo aquí reafirma la caracterización estilística dentro del fértil, aunque desigual movimiento coloquialista que irrumpió en la poesía de habla hispana tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Desde ese movimiento se agrupan sus poemas entre los caracterizados por la voluntad y capacidad para aunar artificios que proyectan con fuerza estados de ánimo, sentimientos. Para después singularizarse por su destreza para elegir un elemento y a partir de esa clave construir el texto. Además –por supuesto– de evidencias locales, donde apenas vale afirmar que su obra ha logrado sobrevivir dentro del espeso cretinaje oficial.

Rafael Alcides, Memorias de un soñador, (Antología poética) Editorial Verbum, Madrid, 2015.

Rafael Alcides, Memorias de un soñador, (Antología poética) Editorial Verbum, Madrid, 2015.

Argumento con uno de sus más conocidos poemas: Aquellos espaguetis, incluido en Memorias de un soñador. Algo tan cotidiano, hasta “prosaico” o “antipoético”, como hervir unos espaguetis, sirve de amalgama y catalizador del poema erótico. Los “espaguetis”, además, exaltan un sesgo: la sugerencia, aun dentro de una poética exteriorista, diáfana, buscadora de un lenguaje comprensible para un mayor número de personas. Se trata de un acto sexual que coincide con la preparación de la pasta, y sin embargo el cuento mantiene la insinuación, evita lo groseramente obvio para favorecer la imaginación.

Alcides sabe muy bien que de la capacidad para asomarse surge la lencería. Tiene la certeza de que lo mismo que en la ropa está la invitación al deseo –como dijera Baudelaire—, en la elusión-alusión se halla el erotismo. Desde ahí –otro “minimalismo”– logra transmitir el sensualismo “in crescendo” de la pareja junto a la comida que a la vez preparan. Buen antídoto contra los “poetas” (sic) –bukowskitos— sucios, de obvias líneas oscuras para tontos y escandaleras  para revistas rosadas.

Su cauce amatorio rinde referencia al Fayad Jamís de Los párpados y el polvo y de los parisinos poemas a Nivaria Tejera. Cuando Edmundo Aray hablaba en 1983 de que su poesía era “un escándalo poético”, tal vez se refería a esta crujiente zona erótica, engrandecida por su amor a la vida, a pesar de todo, como se lee en Agradecido, dedicado a esa entera mujer que fuera Nati Revuelta, su amiga y vecina, con quien compartiera decoro y decencia.

Los poemas amatorios refuerzan su desenfado existencial. Entre ellos Crónica de amor, Un hombre y una mujer, En la puerta (dedicado, como otros, a su actual esposa, la talentosa y valiente Regina Coyula), Hiperbolero

En el prólogo –Entrando en materia– Alcides exalta su búsqueda, tropiezo y hallazgo de “ventanas abiertas”, lejos de las luminosas oscuridades que afirma: “gozo leyendo”; con lo que evita razonablemente cualquier fanatismo apreciativo. Poemas de La pata de palo (1967) o de Agradecido como un perro (1983) y hasta hoy, ilustran fehacientemente, en orden cronológico, su poética y política. Porque, dice en la oración final: “Si el sueño de ayer termina en pesadilla, despierto. Y empiezo a soñar de nuevo”.

Aunque no creo –o comparto— la idea de una construcción meditada, sino de un modo de ser donde se mezclan desde genes voluntaristas hasta intuiciones propensas al desafío, a desafiar lo que sea como hombre. No es Rafael Alcides Pérez ni un poeta de salón o de partido, ni un lento armador de versos comedidos. Rebelde por naturaleza, nada casual que le haya escrito una elegía a Raúl Rivero, cuya disidencia exalta, hasta confesarle: “creo en el filo de tus chistes”.

Quizás dos zonas temáticas donde se destaca refuercen la afirmación anterior: la familiar o cariz intimista y la de diáfana crítica social. Ambas sólo excluyentes para esquemas que recuerdan el “realismo socialista”, los maniqueos engarces “bajados” del Departamento Ideológico del Partido Comunista y cacareados en la UNEAC, organismo al que Alcides, por cierto, renunció, tras entregar además las medallas y diplomas manipuladores, las carnadas para clavar anzuelos, pescar incautos y vanidosos.

El más popular de sus poemas intimistas es Carta a Rubén. Allí añora a su hijo ausente, exiliado o emigrado, para provocar una desgarradora sinécdoque –parte por el todo— del mayor drama que vive Cuba: el desgajamiento de la familia, por causas políticas y razones económicas. O viceversa. Extraña al hijo y le dice: “no hay palabras/ en la lengua/ ni películas en el mundo/ para hacer la acusación:/ millones de seres mutilados intercambiando besos,/ recuerdos y suspiros por encima de la mar./ Telefonea, hijo. Escribe. / Mándame una foto”.

Alcides sabe desde un motivo familiar abrir el abanico hacia una denuncia política. Muchos poemas de esta compilación enaltecen, junto a otros documentos, el coraje del poeta de Conversación con Dios (1992, aunque publicado en 2014), donde confiesa su “notoria inseguridad” y repite con Whitman: “cuanto en el mundo ocurra, me ocurre a mí”.

Dueño de su obsesión por el inexorable transcurrir del tiempo, de espíritu romántico –“Yo, el errante, el repartido”–, Alcides sale de la adolescencia para esperar “un bigote para irse”. Lo singular es cómo el tópico de que el tiempo fluye lo transforma en elegías, como “papá en el portal”, digna de aparecer junto a la que paradójicamente debemos a R. Fernández Retamar: “¿Y Fernández?”

Tal fugacidad se transforma en sentido dialéctico, de ahí también sus críticas al inmovilismo, a la larga perpetuación de los Castro en el Poder, como leemos en Y sin embargo, poema digno del mejor Heberto Padilla. Al igual que La espera con Vallejo y Kafka; en la puerta, Fábula, Cambio de trenes con su sarcástica crítica al empantanamiento…

Hasta que en otro poema clama a Dios y le denuncia la tragedia: “Todos se están yendo, señor”. Aunque las memorias de un soñador, sin embargo, nunca se irán.

Comparte en:

La Habana, 1946.
Hizo estudios de Literatura en la Universidad de la Habana. Crítico literario, narrador, ensayista y profesor universitario, posee una compacta obra en la que sobresalen las novelas:Erótica, Mariel (1997, 1999),Guanago Gay (2001); Las penas de la joven Lila (2004); y Cuentos… además de los textos críticos: Estudios sobre poesía cubana (1988); Criticar al crítico(1983); Pellicer río de voces; No leas poesía...; y Fabelo (1994).

Junto con un grupo de críticos literarios preparó en 1988, la edición cumbre de Paradiso, la novela de Lezama Lima para la UNESCO.
Ha sido compilado en el libroTópicos y trópicos pellicereanos. Estudios sobre la vida y obra de Carlos Pellicer, ed. Hora y veinte, 2005, con el ensayo Pellicer, Lezama, el amor filial.

A su cargo estuvieron la preparación (compilación, prologo, notas…) de La Habana(1992)y de La materia artizada(1996).
Ha ofrecido conferencias en universidades y centros culturales en diversas partes del mundo. Fue huésped becado, de la Casa del Escritor de Puebla, México, durante dos años, en donde coadyuvó en la preparación de escritores noveles, creó la revistaInstantes, bajo los auspicios de la Universidad de las Américas y colaboró en varias publicaciones literarias locales. En 2011 publicó el libro de ensayos Lezama Lima o el azar concurrente, Ed. Confluencias de España.