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100 Personajes del cine en Nicaragua: Alan Esquivel, el niño emblema del cine nicaraguense

22 mayo, 2017

Karly Gaitán Morales

– La presente es una sección fija de Carátula.net en la que se publica semblanzas, entrevistas y (o) perfiles sobre personajes del cine en Nicaragua. Se puede encontrar publicaciones no solo sobre personajes nacionales sino también extranjeros que de una u otra manera han contribuido al desarrollo de la cinematografía en este país. El orden es aleatorio, los protagonistas de la sección pertenecer a todos los tiempos del cine desde la existencia de este arte hasta la actualidad, por lo tanto la secuencia de los artículos no obedece a un orden cronológico.…


Compartiendo escena con el actor Dean Stockwell en Alsino y el cóndor, de Miguel Littin. Foto publicada en la revista Nicarauac número 9, página 162. (Archivo Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica).

Alan Esquivel es el niño más famoso del cine de Nicaragua. Sobre él escribieron muy positivamente —celebrando su incipiente talento en la actuación y su oportunidad de estar en boga en las primeras planas de las publicaciones de cultura del mundo— muchos críticos de cine y escritores célebres como Gabriel García Márquez, quien redactó un artículo que en solo tres días ya se había publicado en casi toda América latina, España y en decenas de periódicos y revistas de Estados Unidos.

Sus fotos en las puestas en escena, posando para los periodistas o para el material publicitario oficial de la película u otras capturas robadas por algún fotógrafo al momento de un descanso del rodaje mientras hablaba con el director de cine Miguel Littin o con los otros actores, aparecían en planas completas a nivel internacional.

Su cara morena, sus ojos de párpados grandes y pesados que hacían su expresión pensativa y lejana como de las antiguas esculturas griegas; su voz infantil aun aguda, su cabello alborotado, su presencia en la vida real de un niño sencillo y pobre que se iniciaba en el mundo del cine, fueron vistos y comentados en muchas televisoras del planeta, gracias a su participación en la única película en la que actuó, Alsino y el cóndor, el primer filme nicaragüense de Miguel Littin. Esquivel estuvo presente en la ceremonia de la entrega de los premios Óscar de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, celebrada en Los Ángeles el 11 de abril de 1983, cuando fue nominada en la categoría de mejor película extranjera de habla no inglesa.

Para el cine de Nicaragua, para los espectadores y en la filmografía de Miguel Littin, Alan Esquivel, a pesar del paso del tiempo, será siempre ese niño de actuaciones naturales que da vida al argumento y refuerza el estilo del filme, que se caracteriza de forma muy marcada como idílico y soñador —obedeciendo al estilo propio del director que se puede observar en toda su producción fílmica—, de ritmo pausado, con diálogos simbólicos y narraciones en off que muestran el paso del tiempo o el sentimiento de algunos de sus personajes.

Alsino y el cóndor, de ochenta y nueve minutos, es el primer largometraje que se filmaba en la Nicaragua sandinista de los años ochenta, un proyecto personal de Littin que además venía a desarrollar y a sustentar la nueva cinematografía nacional que se manejaba a través del Instituto Nicaragüense de Cine. Y el hecho de que un director de su categoría hubiese elegido a Nicaragua como su campo de producción, levantaba los ánimos del país en medio de los conflictos políticos y bélicos de esos tiempos, además era un multivitamínico para la institución de cine que apenas nacía entre muchas dificultades técnicas y su poca experiencia acumulada.

El guion, una adaptación libre del relato Alsino del escritor chileno Pedro Prado Calvo, cuenta la historia de Alsino, un niño que vive en el campo, en zonas remotas de Nicaragua. En esos lugares los caseríos y poblados están atrapados en una guerra que no es de ellos, pero que les termina afectando directamente pues su territorio es el campo de batalla y a un lado de la región están los insurreccionados y al otro las tropas del gobierno que llegan a atacar los campamentos de los rebeldes.

Alsino era un niño fantasioso, demasiado fantasioso pese a ser un preadolescente de doce años, pues tiene los raros deseos de querer volar a una edad cuando los niños ya entienden que los humanos no tienen esas capacidades. Sin embargo, en medio de sus sueños y en un paisaje mágico juega con su amiga Lucía —interpretada por la niña nicaragüense Marta Lorena Pérez— y juntos cortan flores como hacen los niños del campo y prueban con premura algunos pequeños besos en los labios, que les sacan sonrisas al mejor estilo de las narrativas de Juan Ramón Jiménez, bañados de luz solar y rodeados de hojas de colores y de plantas salvajes. La película logra unas tomas panorámicas de gran belleza y con ellas mostrar los escenarios del campo nicaragüense como si de un documental sobre la naturaleza y geografía del país se tratara, con toda la capacidad de absorción de tonos y de profundidad que el formato de cine de 35 milímetros puede lograr.

Al pasar el tiempo y los minutos fílmicos, van apareciendo poco a poco los personajes hasta que llega el capitán Frank, interpretado por el famoso actor hollywoodense Dean Stockwell, con quien Alan Esquivel comparte muchas escenas. El capitán Frank es el piloto de un helicóptero que sobrevuela el área y aunque se hacen amigos y él le ofrece un vuelo en la aeronave a Alsino, el niño insiste en que quiere volar por su propia cuenta hasta que, de tanto subirse a jugar a los árboles para interpretar aviones de guerra e intentar volar, sufre un accidente que trunca sus sueños infantiles.

Dean Stockwell, nacido el 5 de mayo de 1936, había debutado en Hollywood en 1945 siendo un niño de ocho años, gracias a ser hijo de actores, así que, aunque había enormes diferencias entre él y Alan, logra identificarse con este por ser también niño y ser aquella su primera actuación. En 1959 Stockwell tenía en su carrera varios premios de gran prestigio, el premio al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Cannes por su actuación en la película Compulsión. En 1962 también ganó en el mismo festival el premio al mejor actor de reparto con su interpretación en Larga jornada hacia la noche. Tenía una extensa carrera en el cine y en la televisión de Estados Unidos. Después de Alsino y el cóndor logró dos nominaciones importantes: en 1989 una al Óscar como mejor actor de reparto en Married to the mob y ese mismo año se le otorgó el Globo de Oro como mejor actor por su participación en la serie Viajeros en el tiempo. Hasta la actualidad Dean Stockwell ha actuado, ya sea como actor principal o de reparto, en noventa y un largometrajes, dos cortometrajes y cuarenta y cinco series de televisión.

Aquellos eran los mejores tiempos de Miguel Littin, gozaba de fama, simpatía y de un gran público que esperaba sus películas desde que estas se estaban rodando o desde antes del rodaje. Había salido exiliado de Chile en 1973 y sus películas durante la década de los setenta lograron estar en grandes festivales como obras ganadoras o nominadas a los premios de cine más prestigiosos que existían en el planeta. Pero no fue solo en esa década, ya había realizado en 1969 el sonado largometraje El chacal de Nahueltoro, que a poco de ser estrenado se convirtió en un filme de gran referencia y de calificación emblemática en la cinematografía latinoamericana.

Littin había vivido refugiado en México y era el artista que representaba el orgullo y la dignidad de América latina, había sido acunado y apoyado por gobiernos, organizaciones internacionales de solidaridad con los pueblos de ideas socialistas que en el continente se levantaban pese a los muertos, desparecidos y a las guerras locales, enfrentándose a largas dictaduras. Hasta ese momento, 1982, parecía que un director de cine como él había vivido todo lo que se podría vivir, pero vendrían muchas aventuras más como su incursión clandestina en Chile gracias a un magistral montaje que le permitió entrar en ese país en plena dictadura militar, —cuando él aparecía en una lista que había publicado el gobierno de Pinochet en la que se daba a conocer nombres y apellidos de cinco mil exiliados con prohibición absoluta de ingresar a territorio chileno— disfrazado y encabezando una gran organización de seguridad y otras estrategias que incluso pusieron en riesgo su vida, para filmar un nuevo documental; además la segunda aventura nicaragüense, la filmación en 1989 de su película Sandino.

Pero en 1982, cuando todavía no habían ocurrido esos acontecimientos, en Nicaragua se nacía al cine de ficción con esta coproducción junto con México, Cuba, España y Costa Rica. Nicaragua con el Instituto Nicaragüense de Cine, Cuba con el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, México con la Productora Latinoamericana de México y Costa Rica con la Cooperativa Cinematográfica Costarricense.

La adaptación del cuento fue hecha por el guionista mexicano Tomás Pérez Turrent junto con Miguel Littin. Hernán Littin, hermano de Miguel, trabajó como productor general, los protagonistas fueron Dean Stockwell y Alan Esquivel, como se ha dicho. Actuaron también Carmen Bunster como a la abuela de Alsino, Alejandro Parodi como militar, la niña Martha Lorena Pérez como la amiga de Alsino, Reynaldo Miravalles como el vendedor de pájaros y actuaciones de Delia Casanova, Marcela Gaete, Jan Kees de Rooy, Rogelio Blain y Raul Eguren.

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Foto publicada en la revista Nicarauac número 9. (Archivo Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica).

Miguel Littin entonces había conquistado prestigiosos premios como el Ariel de Oro otorgado en México en 1976 por su película Actas de Marusia y el Premio Colón de Oro por su película La viuda de Montiel en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España; siete nominaciones en festivales de gran fama y ocho largometrajes, siendo la década de los setenta la más productiva de su carrera. Alan Esquivel, un niño analfabeta a quien un asistente de producción le repetía los diálogos hasta memorizarlos por no tener él la capacidad de leer por sí solo los textos, hijo de un obrero, había tenido el privilegio de ser dirigido por él, compartir muchos ratos con Dean Stockwell y el resto del reparto y del equipo de producción.

Pero la fama de Alan Esquivel no había comenzado en ese momento sino que anteriormente había sido el muso de un artista. El cantautor nicaragüense más prolífero y famoso de todos los tiempos, Carlos Mejía Godoy, había compuesto una canción en la que contaba la historia de este niño, la tituló Juan Tiradora y llegó a ser una de las canciones más conocidas de su repertorio.

Sobre cómo surgió el encuentro entre Carlos Mejía Godoy y Alan Esquivel y del nacimiento de la canción, describe el periodista Eduardo Marenco Tercero en su artículo Corazón de pájaro, publicado en la revista Magazine de Nicaragua en 2004: “Alan Esquivel era un niño terremoteado que vivía en Nejapa. Caminaba descalzo, pantalón chingo y raído, sin camisa, con una tiradora sobre el pecho a modo de escapulario. Carlos Mejía le había prometido una canción. Un día escribía a máquina un libreto radial cuando sintió que lo observaban desde atrás, volteó y vio al cipote íngrimo, esperándolo”

—“¿Qué estás haciendo aquí chavalo jodido?— le dijo.
—Es que vengo a recordarle que usted me iba a hacer una canción.
—Contame pues, a qué te dedicás vos—, le contestó Carlos Mejía, incorporándose, cogiendo la grabadora y alistándose para escucharlo.
—Ideay pues, yo me dedico a cazar garrobos, a matar lagartijas, a matar zanates…”

“Y así surgió la canción del niño corazón de pájaro, que por coger tigüilotes en el patio del terrateniente recibe un balazo mortal. Años después, Miguel Littin, el cineasta chileno, necesitaría en Nicaragua un chavalo para una película, Alsino y el Cóndor, y Carlos Mejía contactó a “Juan Tiradora”, que para entonces ya era un hombrecito”.

En febrero de 1983 cuando los dirigentes de INCINE se enteraron de la nominación de la película al Óscar de ese año, se reunieron en el instituto con la presencia de los niños Martha Lorena Pérez y Alan Esquivel. Ambos estaban impresionados, nerviosos y riendo mucho de la emoción, dieron algunas declaraciones a los medios de comunicación que se hicieron presentes para tomar información de primera mano. Un periodista del diario Barricada que fue a entrevistarlos, al hablar con Alan se encontró con una gran sencillez en sus respuestas: “Estaba trabajando con mi padre en la construcción de unas galeras en el kilómetro 17 y medio de la carretera a León, cuando llegué a mi casa y me lo dijeron, casi no lo podía entender, no sabía qué era un Óscar”.

Gabriel García Márquez se expresó de él en su famoso artículo en el que describió su sorpresa al enterarse de la nominación de Alsino y el cóndor. El artículo se reprodujo en la revista Nicarauac y en el diario Barricada, que entre otras cosas, narra muchos de los pormenores y desventuras que ocurrieron durante la producción y de toda la carpintería detrás de la pantalla. Precisamente sobre Alan Esquivel escribió: “El resultado de tantas contrariedades e incertidumbres fue esta película donde el niño que quería volar no es más que un elemento circunstancial. Lo interpretó Alan Esquivel, el hijo de un trabajador de la construcción, que es sin duda un actor nato, y el propio Miguel Littin dice que al cabo de pocos días le bastaba con hacerle las mismas indicaciones que a un profesional”.

El 9 de abril de 1983 Alan viajó a México junto con Ramiro Lacayo, quien era director de Incine, para hacer escala y reunirse con Miguel Littin antes del viaje a Los Ángeles. El día siguiente dieron una conferencia de prensa ante periodistas y personajes de la cultura mexicana sobre la importancia de la nominación, algunos detalles del viaje y de sus expectativas. Alsino y el cóndor era no solamente un filme de Littin nominado sino que se trataba de la única película latinoamericana candidata al galardón.

Esa noche de la ceremonia, aquel personaje de trece años tuvo la oportunidad de conversar con grandes estrellas de cine, conocer Hollywood, disfrutar de su fama y éxito como actor y construir los recuerdos que lo han convertido en el niño inolvidable de la cinematografía de Nicaragua ya que nunca más se le vio en la pantalla grande pese a las continuas invitaciones que recibió de parte de los cineastas para protagonizar sus películas.

El periodista Eduardo Marenco Tercero explica parte de las razones por las que lo que hubiera sido una carrera en el cine quedó descontinuada: “Después de su participación en este largometraje, los productores y varios dirigentes de la escuela de cine cubana habían propuesto becar a Alan para ir a estudiar actuación a Cuba, el gobierno de Nicaragua había planteado enviarlo a estudiar arte dramático a Europa, pero su padre no quería separarse de su hijo y no dio el permiso para que se iniciara como actor en un lugar lejos de su familia porque pensaba —y tenía razón— que Alan estaba muy pequeño para irse a vivir solo a otro país a estudiar arte”.

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Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.