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Cinco sonetos

26 mayo, 2017

William Grigsby Vergara

– Los alejandrinos son originales de la tradición francesa, luego Darío los introdujo en la poesía castellana de la mano del modernismo, inspirado en Hugo y Verlaine, dándole mayor flexibilidad y musicalidad a la fonología española


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             BIOGRAFÍA DE UNA SOMBRA

Ay, pobre de mí, llorando voy por esta vida
como la roca que se desprende del peñasco,
puedo sentir una lenta y honda herida
cruzando mi pecho abierto— y me da asco.

Entro ya en la noche, de la noche ya no salgo,
ando en la oscuridad, en la nada me dilato,
y antes de reposar pensando en lo que valgo,
de un olor a carne muerta, pronto me percato.

Cierto es que tropezar es mi forma de andar
y detesto la vida por su sabor amargo;
me entrego al sordo silencio, sin recibir ni dar.

La noche me azota con el desvelo que cargo,
en el fondo ya no quiero seguir respirando:
a vivir desdichado me fui acostumbrando.

UN SONETO A DARÍO

¿Y por qué tanto alcohol, querido Félix Rubén?
Algo buscabas en la esencia del fatal licor:
el color, la rosa, el placer, la rima, el edén,
la clara música de tu sinfonía en gris mayor.

Y el cuello del cisne que siempre te interrogó:
¿no fue la forma que ya no encuentra su estilo
detrás de una existencia que muy pronto acabó?
Un mundo de bestias te mantuvo intranquilo.

Niño prodigio, mago azul, inmortal soñador:
tu inevitable error fue crecer para luego errar.
De todas maneras hoy eres el gran fundador
de esa escuela que no deja nunca de enseñar…

La melancolía fue la inspiración de tu poesía
y tu soberbio intelecto la gran sabiduría.

MELANCOLÍA

Corta es nuestra frágil vida, imposible negarlo,
y cada día que pasa ¿no es acaso un día menos?;
se nos escapa el aliento sin poder salvarlo
y la juventud se va con los tesoros llenos.

Más que de la vida, somos hijos de la muerte,
aunque queramos buscar una mejor salida
pronto asimilamos que ya nada nos divierte:
nuestra pobre infancia es una ciudad destruida.

La fresca alegría es tan breve que desaparece
al poco tiempo de anunciar su corta llegada:
nos hace pensar que nada bueno permanece.

Al final nuestra existencia es una gran herida
con tan poca suerte, que tampoco cicatriza:
el amor, lo mismo que el dolor, nos hace triza.

UN SONETO A LA TOÑITA

Jardinera inmortal, mujer afable y risueña,
madre de los cielos, sabia, querida Toñita,
la luz de tu rostro ilumina la mañanita
cuando cantan las aves y el cielo te sueña.

En tu mirada dulce de abuela campesina
se concentra el alma pura de todas las flores
y con tu voz se corrigen también los dolores
puesto que además de santa, sos mujer genuina.

Ángel de barro, matrona llena de cariño…
¿Cómo no quererte si me cuidaste de niño?
También una estatua merecés en Masatepe.

Yo no puedo imaginarte sin la Clementina,
juntas las dos, rodeadas por la fresca neblina.
¡Toñita, sos del tamaño del gran Motastepe!

UN SONETO A LA CLEMEN

Audaz cocinera, artista, hermosa flor de loto,
siempre te veo jugando con el perro y el gato
y en tu pequeña habitación está aquel retrato
del Cristo que te cuida desde el altar devoto.

Santa y risueña, como tu hermana mayor,
le debo a tu ejemplo y a tus sabios consejos
saber tratar a los niños, también a los viejos.
Sos clemente y bendita en tu ser interior.

No existe sombra alguna de rencor ni malicia
en tus ojos milagrosos que miran con justicia.
Sensible madre, abuela eterna, mujer de valor…

Tu alma es una bendita catedral de inocencia
y tu frente ilumina la brillante conciencia.
¡Clementina inmortal, tus ojos derraman amor!

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William Grigsby Vergara. 1985. Managua, Nicaragua. Maestro en Estudios de Arte por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y Licenciado en Diseño Gráfico por la Universidad del Valle de Managua. Colaborador de la Revista Envío de la Universidad Centroamericana (UCA) y catedrático de la misma en la Facultad de Humanidades. Mención de Honor en el Concurso Internacional de Poesía Joven Ernesto Cardenal 2005. Ha publicado cuatro libros hasta la fecha: Versos al óleo (Poesía, INC, 2008), Canciones para Stephanie (Poesía, CNE, 2010), Notas de un sobreviviente (Narrativa, CNE, 2012) y La mecánica del espíritu (Novela, Anamá, 2015).