jose-castro-urioste2

Mario Vargas Llosa en Chicago: cuando “las raíces siempre están en el Perú”

31 mayo, 2017

José Castro Urioste

– El rumor empezó hace más de un año: Mario Vargas Llosa estaría en Chicago. Sería invitado por la Universidad de Chicago a dar una serie de charlas.


El rumor empezó hace más de un año: Mario Vargas Llosa estaría en Chicago. Sería invitado por la Universidad de Chicago a dar una serie de charlas. El rumor se concretó: Vargas Llosa llega a la ciudad de los vientos y bajo el título de “El escritor y sus demonios” realiza cada semana presentaciones sobre cuatro de sus novelas. La primera es sobre La ciudad y los perros: allí indica como premisa general que su obra surge de determinadas experiencias y, en el caso específico de esa novela, por haber sido enviado por su padre al Colegio Militar Leoncio Prado. Confiesa, en tono de broma, que en cierto modo es en la escuela militar donde se produciría su primera experiencia como escritor profesional: al escribir relatos eróticos que leían su compañeros. También menciona que el novelista posee dos tareas fundamentales al iniciar su trabajo: la elección del narrador y la construcción del tiempo, que puede diferir del tiempo real.

Para la segunda charla el texto escogido es Conversación en la catedral y en esta ocasión, la experiencia motivadora fue la dictadura del General Manuel Odría. Resulta sugerente su confesión sobre la elección del tipo lenguaje en Conversación en la catedral. En su novela inmediatamente anterior, La casa verde, el lenguaje se encuentra en primer plano, expresa Vargas Llosa. En contraste, en Conversación en la catedral opta por un “lenguaje invisible” (aquí estoy traduciendo del inglés y citando su conferencia) y también que la técnica literaria tuviera la misma característica de invisibilidad. El motivo de esta decisión –menciona el autor de La ciudad y los perros- era que lo narrado tuviera mayor jerarquía, que la historia estuviera en primer plano.

La guerra del fin del mundo es el tema de la siguiente charla. Vargas Llosa expresa que la experiencia que le sirve de fuente de inspiración es una experiencia literaria: la lectura de Os Sertões de Euclides da Cunha. Recrear la historia de fanatismo expresada por da Cunha se transforma en una “obsesión” que se impone sobre ciertos obstáculos iniciales, por ejemplo, el hecho de ser él un escritor hispanoparlante y que los personajes se comunicaran en portugués. A treinta y tantos años de la publicación de La Guerra del fin del mundo, y por las características del contexto político actual, esta novela es de total vigencia y a no dudarlo, trata uno de los peligrosos y recurrente tópicos en la historia.

En la cuarta conferencia abordó La fiesta del chivo. Comentó que la idea de La fiesta del chivo surgió en un viaje a la República Dominicana en el que constató que la dictadura de Trujillo poseía características de control, represión y denigración que la diferenciaban de otras dictaduras latinoamericanas, y se refirió a la exhaustiva investigación histórica que realizó sobre la época, la cual le serviría de base para su trabajo de escritura.

Inmediatamente después de la última conferencia se desarrolló una conversación entre el autor de La ciudad y los perros y la profesora Victoria Saramago. Resulta curioso, que en esta conversación uno de los novelistas latinoamericanos más importantes confiese que originalmente deseaba ser dramaturgo.

Como parte de la estadía de Mario Vargas Llosa en Chicago se realizó una rueda de prensa en el Instituto Cervantes de esa ciudad. Las fotos abundan, las cámaras también. Se le pregunta más (y mucho más) sobre política que sobre literatura; sobre Trump, sobre Macron; sobre los medios audiovisuales; sobre el español en Estados Unidos. Para todos hay una respuesta, con mucha calma, con mucha paciencia; incluso, para quien le pregunta como ve el español de EE.UU. en cien años (como si un Premio Nobel en Literatura tuviera dotes de futurología). Para todos tiene una foto, con mucha calma, con paciencia.

Le pregunto, si luego de vivir varias décadas en Europa, en algún momento sintió que el Perú podría dejar de ser una fuente de inspiración: “Yo creo que nunca un país –responde Vargas Llosa-, o una región o una ciudad se le agotan a un escritor. Pensé que siempre escribiría historias situadas en el Perú porque soy un escritor de vocación realista. Sin embargo, un día me encontré con un tema que me resultó muy fascinante, la guerra de Canudos, y desarrollar esta novela fue un reto diferente debido a que los personajes hablaban un idioma distinto del que yo escribo. Pese a esos obstáculos me lancé a escribir este libro, muy diferente de los anteriores, por estar situado no sólo fuera del Perú sino fuera del ámbito del español. Después he escrito novelas ubicadas en la República Dominicana y una en el Congo e Irlanda. La verdad es que no planifico esto de una manera premeditada. A veces surgen unos temas que me seducen muchísimo y me estimulan para fantasear alrededor de ellos. Por eso, no descarto la posibilidad de escribir novelas en otros ámbitos. Pero las raíces siempre están en el Perú que es donde yo pasé los años decisivos para la formación de la personalidad. Yo diría que aunque escriba sobre otras realidades, la experiencia peruana siempre se manifiesta en mi obra.”

Posteriormente, le pregunto en qué medida su cambio de posición política puede haber afectado el desarrollo de su obra literaria: “No creo –responde-. Pero eso lo ven mejor los críticos, los lectores, que uno mismo. Los autores no tienen suficiente distancia de lo que escriben para tener un juicio objetivo. Yo creo que puedo hablar con mayor seguridad sobre otros autores que sobre mi obra”. Entonces vuelven la preguntas sobre política, sobre Macron, sobre Venezuela, y el trabajo fundamental del escritor queda fuera de la lista de interrogantes. Luego vuelven más fotos, abundan las fotos. Sé que entre estas semanas en Chicago, Vargas Llosa ha viajado y retornado de Buenos Aires. Seguramente, allí también el ritual de acoso –del cual participamos todos y me incluyo también- ha sido similar, sino más intenso. Y queda la pregunta, cómo se resiste ante ese acoso, ante esa solicitud de un minuto, de un apretón de manos, de una firma, de una foto y otra y otra, cómo se resiste para continuar escribiendo, que es, quizás hay que llover sobre mojado para que ciertos periodistas de hoy en día comprendan, la tarea principal de un escritor.

Comparte en:

Peruano nacido en Montevideo, Uruguay. Obtuvo el bachillerato en Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y egresó en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Lima. Posteriormente, se doctoró en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Pittsburgh. Es discípulo de Antonio Cornejo Polar.

Ha publicado A la orilla del mundo (teatro), Aún viven las manos de Santiago Berríos (noveleta), Ceviche en Pittsburgh (teatro), ¿Y tú qué has hecho? (novela), De Doña Bárbara al neoliberalismo: escritura y modernidad en América Latina (crítica literaria), Hechizo (cuento). Es coeditor de los volúmenes: Dramaturgia peruana, América nuestra y Trasfondos. Ha sido dos veces finalista en el concurso Letras de Oro y finalista en el Premio de Novela organizado por el diario La Nación- Editorial Sudamericana (Buenos Aires, Argentina) con la novela Historias de arena. En aquella ocasión los miembros del jurado fueron Carlos Fuentes, Tomás Eloy Martínez y Griselda Gambaro. Esta misma versión fue también finalista en el premio de novela organizado por el diario El Comercio en Lima.

En 2016 recibió el Oustanding Scholarship Award en Purdue University Northwest. Parte de su obra se ha publicado también en inglés e italiano, relizando presentaciones en la Feria Internacional del Libro de Torino y en el Instituto Cervantes de Milán. Sus obras de teatro se han producido en Argentina, Estados Unidos, Perú y Uruguay.