El tiempo principia en Xibalbá*
30 julio, 2017
Adriano Corrales
– Ahora que Adriano Corrales Arias se ocupa del autor indígena de origen guatemalteco Luis de Lión en este comprimido texto relacionado a la novela El tiempo principia en Xibalbá, se refrendan a todas luces los episodios trágicos que hemos transitado en nuestra historia centroamericana, un caso patente es el de Luis de Lión, que a la manera de Roque Dalton también sufrió una muerte por demás dolorosa, pero que pese a la barbarie ambos también legaron a las futuras generaciones muestras de su talento escritural. Adriano ofrece luces y virtudes de la narrativa Luis de Lión, después de habérselo apropiado con cierta reticencia primero, para posteriormente encontrarle recovecos relacionados a la crítica acerba contra la religión católica y a la discriminación. Un redescubrimiento de este escritor Luis de Lión, que desde la perspectiva de Corrales Arias lamenta que: “cual maldición colonial, esta novela no haya podido despegar en el medio hispánico y de más allá”.
Por considerarla una más de las novelas indigenistas o del folclore guatemalteco, había desdeñado la lectura de El tiempo principia en Xibalbá, novela del escritor indígena Luis de Lión Díaz. He lamentado esa grave falta, puesto que, una vez asumida su lectura en mi último viaje a Guatemala (sí, es bueno leer in situ), al darme de narices con un estupendo narrador, tuve conciencia de haberme perdido de una de las mejores novelas contemporáneas de ese país: una narración experimental, novedosa, crítica, escrituralmente bien apertrechada. En una palabra: notable.
Escritor y poeta, Luis de Lión, nació en la aldea San Juan del Obispo (pueblo Katchiquel), Antigua Guatemala, el 19 de agosto de 1939. Como educador de primaria, inició en su aldea natal y por su cuenta, un programa de alfabetización y promoción de la lectura. Se convierte en sindicalista magisterial y luego milita en el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT). Fue secuestrado y desaparecido en la capital el 15 de mayo de 1984 por un escuadrón de la muerte. Hay evidencias de que fue torturado y asesinado. El Estado guatemalteco reconoció su responsabilidad en el hecho en el año 2004. Entre algunas de sus obras publicadas se encuentran: Los zopilotes (1969), Uno más uno (1974), Poemas del volcán de Agua (1994), Poemas del volcán de Fuego (1998) y, claro, El tiempo principia en Xibalbá (1984).
La novela describe la vida en una aldea indígena, presumiblemente en los alrededores de la ciudad de Antigua y en las faldas de alguno de sus impresionantes volcanes. De la vida de sus habitantes, especialmente, la de un indio – Pascual Baeza, quien igual que Juan Caca, el otro personaje principal, salió a recorrer mundo y regresa con “pisto” (dinero) pero desarraigado, desconocido, alcoholizado – el autor nos enfrenta, o más bien, nos confronta, con las contradicciones entre el “indio” y el “ladino” que, como intensa y compleja clave novelística, parecieran ser el mismo sujeto.
La novela alcanza el clímax cuando ese indio, “enamorado” de una ladina “canche” (rubia) que erotiza a los hombres de la aldea desde siempre, finalmente se roba la virgen de la iglesia para poseerla. Así, con furor y pasión desmedida, desnuda a la Virgen de la Concepción y en “puro palo” empieza a violarla. La virgen accede a hacer el amor en un rejuego semántico/metafórico/erótico, pero ante los hombres del pueblo, que lo han perseguido para saldar la afrenta, les dice que no esperen favores similares para todos. Entonces la virgen es denostada como puta, tanto por el narrador como por los personajes, en una fantasmagórica y blasfema procesión que lleva en andas a la mayor prostituta del pueblo. Los habitantes, para “limpiar” la afrenta, ponen en su lugar a una nueva virgen.
Estamos, además de una crítica ácida a la religión católica y a la sumisión del pueblo, ante el fenómeno de la aculturación y ante la diferencia étnica proveniente de la herida colonial con la imposición religiosa, política, sociocultural y económica: asistimos al complejo sentimiento de inferioridad ante el conquistador, el criollo y el ladino por parte del indio. Todo a partir de las expresiones míticas indígenas, las cuales, cuando se comprenden y aprehenden, nos permiten vislumbrar la aceptación, el odio, el desprecio o el violento rechazo que configuran la relación ladino/indígena en las opresivas relaciones sociales de Guatemala: la pluralidad indígena sufre pobreza, atraso y explotación a pesar de ser la mayoría de los habitantes del país; quien nace indio parece destinado a ser campesino, pobre, analfabeto y excluido de los dispositivos del sistema y la “democracia”.
El tiempo principia en Xibalbá es una sucesión de delirios colectivos e individuales convertidos en huellas coloniales de un dispositivo sociocultural amorfo y disfuncional. Como narración experimental supera la descripción con muestras de una identidad colectiva escindida, identidad que dialoga y siente como individuo, pero que es muchos individuos a la vez. Luis de Lión, con un nuevo lenguaje, más contenido y lejos ya de la influencia de Miguel Ángel Asturias, encontró en las palabras, en las imágenes y las sensaciones que estas constituyen, la pulsación equivalente a las personalidades colectivas y sus sentimientos hilvanados, mejor dicho, deshilvanados, históricamente.
Cual Juan Rulfo guatemalteco, de Lión es un enlace entre dos mundos, pero desde una voz que describe la vida y las pasiones de una comunidad indígena desde adentro, desde su propia entidad, desde su aquí y su ahora, a la vez que refiere el otro mundo, el antagónico, el cual se refleja en una suerte de espejo turbio por pasiones recónditas y acontecimientos violentos. Ese es el mundo ladino, mismo que se repele y se desea continuamente por desconocido, deseado, y por ello, ideológicamente internalizado. Con ese mundo se convive y se intenta olvidar, por eso duele, porque converge en una imagen de madera, sin vida, estática, fría y aparentemente impenetrable: la Virgen de la Concepción, símbolo de la opresión colonial y de la imposición estética occidental; a su vez, símbolo dolorosa y enfermizamente sexual.
Con la creación de personajes que funcionan como representantes de toda una colectividad, El tiempo principia en Xibalbá esclarece de manera adecuada y precisa, los deseos y las frustraciones, pero sobre todo los silencios y las represiones, de las conciencias colectivas amordazadas y oprimidas: las etnias indígenas. Ello le confiere a esos personajes y a esas conciencias, desde el mito y la historicidad, un carácter marcadamente humano, es decir, universal. Lástima que, cual maldición colonial, esta novela no haya podido despegar en el medio hispánico y de más allá. Es la gran novela de un escritor prematura y fatídicamente desaparecido.
*(Novela de Luis de Lión, Ediciones del Pensativo, Antigua, Guatemala, 2015).
Venecia de San Carlos, Costa Rica, 1958.
Sus últimas publicaciones incluyen los siguientes títulos: Leningrad/Puerto de Arenas (Poesía, BBB Producciones, 2020); Poemas para Nicaragua (Poesía, BBB Producciones, 2020); Los ojos del antifaz (Novela, BBB Producciones, 2020, Quinta edición); Lina (Novela, Editorial Arlekín, 2021, segunda edición); Dulce San José, Editorial Arlekín 2021, segunda edición). Fue profesor catedrático e investigador del Instituto Tecnológico de Costa Rica donde dirigió la revista FRONTERAS y el Encuentro Internacional de Escritores, coordinó la Cátedra de Estudios Culturales Luis Ferrero Acosta y el programa Miércoles de Poesía, así como el taller literario y la revista del mismo nombre.