Breve historia de la dignidad humana

1 junio, 2014

El grado de emancipación de la mujer en una sociedad es el barómetro general por el que se mide la emancipación general, señaló Charles Fourier, pensador francés nacido en 1772. «Algún día, podremos decir/ que hombre y mujer/ son seres iguales», dice por su parte este poema del escritor y poeta nicaragüense William Grigsby Vergara (1985).



1

Hubo un tiempo
que hombre y mujer
eran seres iguales, dormían juntos,
procreaban hijos y eran salvajes.

Con los años el hombre
desarrolló el ego;
músculo innecesario
para doblegar a su pares.

La mujer se convirtió
en el yunque
y el hombre en el martillo
de la especie.

Fueron pocos los
que escaparon
al nacimiento del machismo.

Al hombre no le bastó poseer sus bienes
y convirtió a la mujer
en “su mujer”
y luego en el menos valioso
de los bienes materiales.

Entonces surgió la explotación sexual.

Otros hombres, menos rústicos,
pero igual de injustos,
vieron en ella un objeto de culto,
el sexo decorativo;
la inspiración de los poetas.

Se cosificó entonces el “bello sexo”
y se le llamo “sexo débil”
al sexo que engendra
seres humanos.

2

Las mujeres
parieron por siglos.

Parieron sin ayuda
como animales.

Sus hijos e hijas
eran criaturas
elementales.

Tan elementales
como el mismo machismo
de sus padres, los proveedores,
los nuevos guerreros,
los grandes bebedores
de todos los tiempos.

Las criaturas recién nacidas
presenciaron el edificio
del ego masculino
y la mujer pasó
a sumar engranajes.

Sabios y sacerdotes fueron testigos
del espectáculo, y nunca lo condenaron
ya que los dioses eran igual de sexistas
que sus representantes en la Tierra.

Ilustración: «Naked Girl Standing». Roy Blumenthal.

3

Pasó el tiempo, mucho más tiempo:
el macho alfa, ahora estaba,
además de erguido,
menos velludo
y más avergonzado.

Empezó a vestirse
de manera más compleja,
y se forró con trajes exquisitos,
cosidos por la sumisión
de las mujeres.

Con el tiempo inventó
el papel moneda
y el hombre grabó
su rostro en dicho papel.

El hombre, repito,
ahora tocado por el delirio
que sus posesiones le dieron,
perdió la medida de su ambición
y surgió la pobreza extrema.

4

Pasaron cinco siglos
desde el descubrimiento de América
y surgieron los grandes medios de transporte:
los barcos a vapor, el automóvil,
los aviones, los submarinos…

En el seno de las familias empobrecidas
por años de continua humillación
surgió el resentimiento
y la discordia.

Las mujeres se rebelaron
y surgió, por fin, luego
de muchos años,
la dignidad humana:

la de las mujeres sublevadas en Haití,
la de las mujeres afro descendientes,
la de las habitantes de las favelas de Brasil;
la de las indígenas de México,
la de las morochas del Congo,
la de las rebeldes como Rosa Luxemburgo,
la de las indias de Nueva Delhi,
la de las inconformes como Rosa Parks,
la de las indígenas de Australia;
la de las obreras, campesinas,
mal portadas e intelectuales
como Simone de Beauvoir
o Simone Weil;

pero, sobre todo, surgió también
la idea de una Mujer Nueva
para dar como resultado
la creación de nuevos
seres humanos.

A esto se le llamó: feminismo.

5

La mujer rompió el ciclo absurdo
que la condenó a ser propiedad
de sus pares para convertirse
en propiedad de sí misma.

Las madres, una vez triunfantes,
en sus nuevos roles sociales,
enseñaron que no hay perdedores
en la lucha del género humano;
tampoco ganadores.

Y, aunque la historia
del feminismo
aún no ha terminado…

Mucho menos, la del machismo:

algún día, podremos decir
que hombre y mujer
son seres iguales
en lo ancho del espacio
y en la vastedad de los lugares…

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William Grigsby Vergara. 1985. Managua, Nicaragua. Maestro en Estudios de Arte por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y Licenciado en Diseño Gráfico por la Universidad del Valle de Managua. Colaborador de la Revista Envío de la Universidad Centroamericana (UCA) y catedrático de la misma en la Facultad de Humanidades. Mención de Honor en el Concurso Internacional de Poesía Joven Ernesto Cardenal 2005. Ha publicado cuatro libros hasta la fecha: Versos al óleo (Poesía, INC, 2008), Canciones para Stephanie (Poesía, CNE, 2010), Notas de un sobreviviente (Narrativa, CNE, 2012) y La mecánica del espíritu (Novela, Anamá, 2015).