vitrina-portada-arte-resurreccion

El arte de la resurrección. Hernán Rivera Letelier

1 febrero, 2012

El jurado del premio Alfaguara de novela 2010 valoró esta novela por su «aliento y fuerza narrativa«, así como por «la creación de una gán eografía personal a través del humor, el surrealismo y la tragedia».

Domingo Zárate Vega comenzó a advertir formas apocalípticas en las nubes y a acertar en la predicción de pequeños desastres. Tras la muerte de su madre, se hace ermitaño en el Valle de Elqui, Chile, donde descubre, a través de una visión, que él es nada menos que la reencarnación de Jesucristo.

Al encontrase en un bar con dos de sus discípulos, escucha una conversación y se entera de que en la zona de Providencia vive una prostituta muy dedicada a su profesión y que venera a la Virgen del Carmen, que además se llama Magalena (no Magdalena). Sale a buscarla con el propósito de que sea su discípula y amante, para que juntos puedan divulgar la inminente llegada del fin del mundo.

El desierto chileno y las oficinas salitreras (centros de explotación del salitre)  castigadas por el sol, son los hostiles parajes donde el iluminado, más conocido como el Cristo del Elqui, causa revuelo entre los lugareños con sus prédicas santas y sus panfletos llenos de buenos consejos para la humanidad.

El arte de la resurrección, parece la epopeya de la miseria y el abatimiento; un canto al delirio de la esperanza de aquellos que no tienen nada y hacen de su propio mundo de miseria y privación, un universo de colores y formas, imposibles de alcanzar para los triunfadores. Personajes grotescos y entrañables, sermones afiebrados e inverosímiles milagros, son los elementos con que Hernán Rivera Letelier construye esta inolvidable crónica de una época y lugares únicos en una prosa llena de humor y con intenciones de  sobrepasar lo real. Se trata de una novela muy original. Un libro con una imagen muy clara.

Los personajes son (en mi opinión) algo ridículos, sin embargo el lenguaje fresco del autor hace que esta novela sea de una lectura amena y muy rápida. Con un inicio increíble y un final algo predecible, aunque conmovedor, la historia se desarrolla de una manera en la que nosotros, como lectores, nos envolvemos en ella.
Como una reflexión del tema de la novela: me estremece pensar en cómo puede resistir un pueblo en unas condiciones tan duras y tan lejos de la civilización, así como la manera un tanto irracional, la necesidad de apoyarse en una religión o en un enviado del cielo, tener una pizca de esperanza en algo o alguien para seguir adelante, aunque no se sepa con exactitud lo que es.

Lo mejor es que la historia del Cristo de Elqui, se lee con la fascinación y la facilidad de las leyendas de la infancia, aunque sea un tema y un lenguaje de adultos.

Comparte en: