Imagen generada por DALL-E con instrucciones de Ulises Huete (2024)_
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El mundo flotante en «Samurái de ojos azules»

3 febrero, 2025

Samurái de ojos azules (Netflix, 2023) es la historia de una búsqueda de venganza, intercalada con breves historias que dan cuenta de algunas pasiones universales humanas. En el capítulo 4, titulado Peculiaridades, entramos en una Casa de Té japonesa. Mizu, la protagonista, llega a este lugar para solicitarle cierta información a Madame Kaji, la dueña del establecimiento. En la primera conversación que tienen, Mizu le dice a Kaji que su Casa de Té «es famosa por atender peculiaridades». Kaji le responde: «Ningún deseo es peculiar. Cualquier mujer puede estudiar grabados y dominar las doce y veinte posiciones. Yo ofrezco lo que anhela el corazón raro».

A continuación, Kaji conduce a Mizu por una galería en donde le muestras diversos goces eróticos, mientras reflexiona en voz alta sobre el arte del sexo. Pero el recorrido que nos hace este capítulo alcanza su clímax en el debut profesional erótico de la princesa Akemi. La princesa anda tras el rastro de Taigen, un samurái que está comprometido con ella. Akemi llega a la Casa de Té para interrogar a Mizu, que tuvo un enfrentamiento con Taigen y puede saber dónde está. Pero para acceder a Mizu pide trabajo como geisha. Kaji le da la oportunidad y la primera tarea que le encomienda es con Watari, un obeso, asiduo e impotente cliente. Watari queda deslumbrado ante la belleza de Akemi y desea tocarla. Sin embargo, ella logra contenerlo entablando una amena conversación mientras le sirve sake. La princesa se entera de que Watari es amante de la poesía y le pregunta si quiere escuchar un poema, mientras recoge su kimono y le muestra sus pies. Entonces, la hermosa joven recita un poema de la gran poetisa Ono no Komachi (siglo IX) y se acaricia el cuello. En ese momento, Watari tiene un súbito despertar pasional. Y a partir de allí comienza un juego erótico-poético entre ambos.

El detalle de los pies y el cuello son magistrales, porque aluden a la tradición literaria japonesa y le dan un toque de sensualidad y recato a la escena. Pero este recato no es de índole moral, sino que es un rasgo estético japonés: sugerir para dejar a la mente que imagine lo que falta, en este caso el cuerpo de Akemi en la mente de Watari. Donald Keene, en su ensayo Los placeres de la literatura japonesa (1988), dice que «Los japoneses parecen haberse dado cuenta de que la luna llena o el momento en que la floración de un árbol se halla en todo su esplendor, por muy bonitos que sean, limitan el juego de la imaginación. La luna llena o las flores del cerezo en su apogeo no sugieren el cuarto creciente o los capullos (o el cuarto menguante o las flores lacias), pero el cuarto creciente y los capullos sí sugieren el esplendor de la flor. Los comienzos que evocan lo que sigue, o los finales que sugieren lo que fue, dejan a la imaginación el espacio necesario para expandirse más allá de los hechos concretos…».

Además, este encuentro muestra a la poesía como un sublime estímulo que exalta la mente y el cuerpo. La fuerza poética de este capítulo no solo está en esta parte, también se experimenta en cada una de las estampas eróticas y la atmósfera en que aparecen. Madame Kaji, sacerdotisa del placer, se refiere a cada uno de los deseos que satisface como «El mundo flotante. Así le llaman al distrito del placer. Adonde hay que viajar para alcanzar el cielo»

Samurái de ojos azules es una serie de aventuras, con diversas influencias bien realizadas a lo largo de los capítulos: westerns, tradiciones de la época, erotismo, poesía, teatro japonés, historias de amor y mucha acción.

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Masaya, Nicaragua, 1978.
Poeta, ensayista y periodista. Ha publicado en las revistas El hilo azul (Nicaragua) e Hispamérica (Estados Unidos), y en las antologías Retrato de poeta con joven errante (2005), Poetas, pequeños Dioses (2006), Cruce de poesía (2006) y en La Nación Generosa: 111 rutas al lado del mar (2015), antología de poesía hispanoamericana, publicada por la revista española La Galla Ciencia. También ha publicado en Babelia, suplemento cultural de El País. Colabora para Carátula, revista cultural centroamericana. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas (UNAN-Managua).