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Fallo del Jurado. El último comandante: Premio Viva del periódico La Nación

1 abril, 2011

El último comandante (2010), largo metraje de ficción que cuenta la historia del décimo comandante de la revolución sandinista, Paco Jarquín, un hombre complejo, héroe para muchos, traidor para otros, el mejor amante, el peor amigo; Acaba de ganar el premio Viva del periódico La Nación. Desde Costa Rica recibimos el acta del jurado y artículos de Maria Lourdes Cortes, directora de Cinergia y de Carlos Cortés, periodista, escritor y ensayista. Carátula publica estos artículos en su interés por dar a conocer eventos importantes del cine centroamericano.


El jurado decidió otorgarle el premio Viva a la mejor producción audiovisual a la película El último comandante de Isabel Martínez y Vicente Ferraz al considerar que indaga con profundidad y descarnado lirismo en la condición humana a través de los sueños y fracasos de un hombre en busca de su destino. A la vez, la película pone de manifiesto la complejidad y trascendente vinculación que a lo largo de la historia han mantenido y seguirán manteniendo Costa Rica y Nicaragua, sus individuos y sus pueblos, y se vale tanto de la perspectiva masculina como de la femenina para construir personajes, situaciones e imágenes que son inolvidables para el espectador.

Si bien la trama se sitúa en una época contemporánea, El último comandante indaga en periodos esenciales de la historia centroamericana, como son la revolución sandinista y el impacto de la Guerra Fría en la región, y rememora el sueño de una generación por construir una sociedad más equitativa, por encima de los intereses particulares, y las luchas a las que condujo.

El protagonista, Paco Jarquín, se convierte en el arquetipo de una época que traicionó sus ideales colectivos y olvidó a sus héroes.

La historia, gracias a un montaje dinámico, que entremezcla varios tiempos, imágenes de archivo y tomas actuales, logra contar varias tramas a la vez y construir de forma caleidoscópica a un personaje que sólo  parece existir en la mirada de los otros y que refleja los anhelos humanos y la imposibilidad de cumplirlos.

El último comandante también se acompaña acertadamente de la cultura musical latinoamericana, por medio del cha-cha-chá, uno de los ritmos más populares de la década de 1950, y el espacio hoy casi inexistente del salón de baile, donde se mezclaban todas las clases sociales, y la banda sonora acompaña el relato con las consignas y canciones que formaron parte de la revolución sandinista y de la generación de 1970 y de 1980.

Al decidir su fallo, el jurado valoró una dirección de fotografía cuidada pero sin manierismos que retrata, como pocas veces ha mostrado nuestro cine, una ciudad de San José sin maquillajes, de aceras rotas, casas con rejas y gente común, sin regocijo en la pobreza ni tampoco en la estilización.

El último comandante, película que tardó más de una década en realizarse, presentó numerosas dificultades técnicas para verse terminada y demuestra el compromiso y profesionalismo de la creciente industria audiovisual en el país y el potencial narrativo que tienen las historias locales y regionales.

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Revista bimensual y digital que promueve las ideas, la creación y la crítica literaria. Fundada en 2004 por el escritor Sergio Ramírez