Ese día cayó en domingo. Diez cuentos realistas
5 junio, 2023
El realismo es un relato, una manera de contar historias que se entremezclan con la vida cotidiana de las personas comunes y corrientes y también con la de dictadores y genocidas. La mirada indiscreta del escritor alcanza rincones de la vida social inaccesibles para los historiadores, para los abogados o para los periodistas. El escritor de ficciones se mueve con libertad por la sociedad que le interesa contar, no carga sobre su espalda el peso de probar lo que dice y, sin embargo, cuando tiene oficio, aquello que cuenta se nos presenta como verdad inapelable, cual sentencia de casación.
El año anterior la Editorial Alfaguara publicó Ese día cayó en domingo, un libro de cuentos de Sergio Ramírez, quien quería ser cuentista desde que estudiaba Derecho en la Universidad de León, en Nicaragua, y para ello se entrenaba escribiendo relatos vernáculos y leyendo a los maestros del género: Salvador Salazar Arrué, Antón Chejov, Horacio Quiroga, después vinieron Borges, Rulfo, Cortázar. Ha pasado el tiempo desde aquel entonces hasta ahora, los diez cuentos que contiene este volumen dan fe de ello, el oficio se nota y también el interés por acercarse a la vida de todos los días en la Nicaragua contemporánea y a un episodio siniestro de la Guatemala de Ríos Montt; y Ramírez se acerca a estos momentos sociales desde la perspectiva que tienen los “héroes discretos”, como dice Vargas Llosa, gente sin atributos especiales cuyas experiencias nos abren un rico panorama para pensar la sociedad en la que estos protagonistas respiran, se angustian, ríen, lloran y mueren.
Un narrador invisible y en apariencia neutral está detrás de esas perspectivas ingenuas desde las cuales exponen el mundo los personajes que participan de estos cuentos; un narrador que a veces abre su mirada hacia el contexto en el que se desarrollan las historias y a veces se acerca en silencio a la mente de hombres y mujeres en tribulación, cuyos afectos se exponen mientras ellos interactúan con otros personajes o mientras cavilan en soledad los afanes de cada día. Este narrador es neutral solo en apariencia porque lo que nos cuenta lleva consigo una intención y una carga emocional, una empatía por la gente sencilla y un desprecio hacia quienes ejercen un poder perverso y sin límites contra seres indefensos, como los de ese cuento en el que los niños indígenas de una aldea guatemalteca son mandados a matar por un general demente, cruel y fanático de una secta neopentecostal, heredera de los efectos que trajo la Guerra Fría a Centroamérica.
Este libro está dividido en tres secciones, con cuentos independientes entre sí, cada uno con un mundo que se cierra sobre sí mismo, sin dejar hilos sueltos, tal y como recomiendan los maestros. Las tres narraciones que conforman la primera sección nos muestran personajes absolutamente creíbles, cercanos, una muchacha de León de familia próspera vinculada con el oro blanco, el cultivo del algodón, ella se rebela contra sus padres por un amor que le paga mal, entonces, víctima del machismo y del clasismo, lo pierde todo por un hombre que muere de un infarto en la lujuriosa cama de su amante. En el segundo cuento aparecen los nuevos ricos de Managua, las costumbres, las preocupaciones y las aspiraciones de una clase media-alta que de pronto descubre que por encima de ellos en la sociedad actual están los narcotraficantes, el niño rico de la escuela es ahora el hijo del narco. Y en el tercer cuento, un viudo entrado en años no logra dar la talla en la vida sexual que intenta llevar con su nueva pareja, la dueña de un salón de belleza que sufre con él en aquellas fallidas y cómicas visitas a los moteles. Con humor, Sergio Ramírez cuenta entonces las miserias que tuvo que pasar este hombre en sus intentos por recuperar su virilidad herida.
La segunda sección es a mi juicio la mejor, la más política de las tres, en ella quedan expuestos dos tiranos de los tantos que han azotado la historia de Centroamérica, el general Ríos Montt en Guatemala y el comandante Daniel Ortega, junto a su esperpéntica pareja, en Nicaragua. El primero de extrema derecha y el segundo heredero de esa izquierda “revolucionaria” y armada que botó una dictadura a finales de los años setenta, para pretender después traer el cielo a la tierra con las consecuencias que todos conocemos. “Antes andaban las fieras sueltas y ahora también.” Compara Sergio Ramírez los tiempos de Somoza con ese sangriento abril del año 2018 en Nicaragua.
Tres son los cuentos de este volumen que tocan desde el realismo momentos recientes de la vida política nicaragüense: una madre recuerda a su muchacho muerto en una represión en Masaya; Lady Di es un travestista que se recupera en el Hospital México, de San José, Costa Rica, de esa violencia espantosa sufrida por ella en la cárcel del Chipote, por haber grabado en su celular abusos de la policía y de los cazadores que acecharon las calles de Managua en el 2018. Finalmente, Ramírez nos hace entrar en el palacio de la dictadura por medio de uno de sus jardineros, quien nos revela excesos, hábitos y costumbres desde las mismas entrañas del poder.
Antropología de la memoria lleva por título el extraordinario relato en el que se cuenta la violencia escalofriante de un episodio en la vida de San Francisco Nentón, una aldea de Guatemala habitada por familias mayas de la etnia chuj, que fue aniquilada y desaparecida por el ejército el 17 de julio de 1982. Un artículo del New York Times contiene la memoria de aquellos hechos brutales, en donde se dice: “La desaparición de San Francisco Nentón, fue parte de un plan militar iniciado bajo el nombre en código “Sofía” en julio de 1982, tres meses después que el general Ríos Montt hubiera consumado el golpe de Estado que lo llevó al poder.” En este relato de ficción se combinan con maestría distintos géneros narrativos, la memoria, el reportaje y el cuento, para exponer pasajes monstruosos de la historia guatemalteca, momentos que recuerdan otras obras centroamericanas al respecto, como la novela Insensatez de Horacio Castellanos Moya.
Los tres cuentos de la última sección nos traen nuevos “héroes”, un abogado obsesionado con el cuido de su salud, fóbico ante la muerte; un pitcher de reemplazo, quien ya anciano y afectado por cataratas recuerda un mítico juego del que fue testigo desde el bullpen, partido entre Nicaragua y Cuba, entre Somoza y Fidel Castro, que ganó el equipo nicaragüense enloqueciendo a la multitud en diciembre de 1972, unos días antes del terremoto que destruyera Managua. Finalmente, en el último cuento un periodista con aspiraciones de escritor, cuya sala de redacción se encuentra en el Mercado Oriental, se ve envuelto en una trama policíaca cuyas causas últimas son los excesos sexuales de un turco.
Con Ese día cayó en domingo Sergio Ramírez vuelve al género literario que primero cultivó en su juventud, estos diez cuentos son ventanas que nos abre un narrador de oficio para pensar el poder, sus abusos, los temores, aspiraciones y formas de vivir de personas comunes y corrientes, principalmente en Nicaragua, que es un país que él conoce y quiere como pocos, ya que él es nicaragüense por los cuatro costados y esa nacionalidad no se la puede arrancar nadie, le pertenece de hecho y de derecho, se le desborda en cada página que escribe.
San José, Costa Rica, 1975. Estudió Psicología, Literatura y Derecho. Es autor de la novela Greytown (2016) y de otros tres libros que se mueven entre la crónica y el ensayo: Telire (2017), Con el lápiz en la mano (2018) y La Boca, el Monte y las novelas (2018).